Por Francisco Suárez Dávila
La presidenta Sheinbaum tiene como eje de su gobierno el llamado “segundo piso” de la 4T. Desafortunada analogía, que recuerda el “descarrilamiento” de la línea 12 que se derrumbó por malos cimientos. A pesar de una visión equivocada y de las cuentas alegres, que seguramente le hacen algunos de sus “cortesanos”, el “segundo piso” de su gobierno está corriendo serios peligros de avanzar hacia una severa crisis económica que lo descarrile. La economía, después de un sexenio perdido, con crecimiento inferior al 1%, se encamina nuevamente hacia uno inferior al 1%, negativo o aún recesión, con un país con espacio fiscal limitado, presionado por las “bombas de tiempo” de Pemex: el crecimiento inexorable de las pensiones y el servicio de la deuda; inversión pública baja y mal asignada en proyectos disparatados de altísimo costo, con infraestructura desmoronándose; un sistema de salud sin medicinas; Estados y municipios sin participaciones; un problema de inseguridad con la expansión del crimen organizado, la falta de estado de derecho y la regresión democrática, hacia un autoritarismo populista. Todo agravado por las “consecuencias” de Mr. Trump: aranceles, incertidumbre generalizada.
Para evitarlo, un ciudadano, preocupado, sugiere las siguientes “10” recomendaciones que son las que “el pueblo” no se atreve a formular.
1) Lograr un Gran Acuerdo Nacional con participación de los principales actores económicos y políticos para acelerar el crecimiento a niveles mínimos de 5%, sustentado en un Programa Nacional de Inversiones Privadas verificables, y Públicas, sujetas a un una rigurosa evaluación de su viabilidad.
2) Para lograr lo anterior, un Gabinete de Unidad Nacional con los mejores y más idóneos mexicanos -no los más serviles, como lo hizo el presidente Ávila Camacho. Salir así de la “kakistocracia”, el gobierno de los peores y más incompetentes. Como ejemplo, en un turbulento ambiente internacional debe fortalecerse nuestro servicio exterior, sustituyendo a embajadores fantasmas o impresentables en los principales países: Estados Unidos, Canadá, España, entre otros. Así, mejorar la eficacia para “gobernar”, que cada vez se deteriora más.
3) Dar algunos golpes de gran impacto para restablecer la confianza y la seguridad jurídica. En primer lugar, cancelar la absurda e inoperable “deforma” judicial que amenaza con desaparecer el poder judicial, la división de poderes y nos coloca en el camino de una dictadura. ¡Evitar uno de los grandes errores históricos!
4) Cancelar, suspender o acotar los llamados proyectos emblemáticos, todos con alto sobrecosto, poca viabilidad económica: la subacuática inviable Dos Bocas, el incomunicado aeropuerto Felipe Ángeles y la línea aérea Mexicana sin pasajeros, la mega-farmacia que no provee medicinas. Cancelar desde luego las nuevas ocurrencias: las nuevas líneas de trenes de pasajeros y el “cochecito eléctrico”.
5) Regresar al Ejército y la Armada a sus funciones constitucionales de proteger el territorio y la seguridad nacional, frente a la expansión del crimen organizado; abandonar las tareas como la construcción de obra pública que convierte a nuestros soldados en albañiles y que, bajo el manto de la seguridad nacional, sin rendición de cuentas, expone a nuestro prestigiado Ejército a escándalos de corrupción y desprestigio. La Guardia Nacional debe regresar al mando civil, en la eficaz Secretaría de Seguridad, que fortalece así sus instrumentos.
6) Romper la imagen lamentable de ser un narco-Gobierno, removiendo y sustituyendo cuadros del Estado abiertamente incompetentes, o en presumible complicidad con el crimen organizado, como abiertamente lo pide “el pueblo” en Sinaloa, Tamaulipas y otras entidades.
7) Inaplazable reforma estructural de “fondo” de Pemex, grave amenaza para las finanzas públicas, empresa quebrada, con producción declinante e insostenibles pérdidas.
8) Aplicar una política eficaz de desarrollo industrial y tecnológico, aterrizando adecuadamente el Plan México. Debe ser adecuadamente financiado, fortaleciendo la banca de desarrollo y vinculando más a la banca comercial, con sus muy jugosas utilidades, al otorgamiento de crédito para las prioridades nacionales.
9) Verdaderas reformas de la salud hacia un Sistema de Salud Universal y configurar un Sistema Educativo de alta calidad para la “era digital”, con creación amplia de Institutos Tecnológicos, no universidades “patito”. Consolidar los diferentes programas sociales fragmentados, asistenciales-clientelares y con fines electorales, hacia un sistema institucional de “ingreso básico” para los más pobres. Todo ello debe propiciar los medios para salir de la pobreza, generando mayores capacidades, no a través de dádivas y limosnas.
10) Para poder realizar lo anterior, preparar y negociar un plan de ruta de una reforma hacendaria integral del ingreso, el gasto y el federalismo, con carácter progresivo, ¡creando las condiciones propicias!