La Guerra Fría terminó en 1991 y dejó a los Estados Unidos sin contraparte militar y económica en el mundo. La gran perdedora de cualquier guerra grande o pequeña es la humanidad. La 2ª Guerra Mundial tuvo un elevado costo humano, fallecieron alrededor de 60 millones de personas, múltiples ciudades fueron destruidas, infraestructura, dejó elevadas carencias sanitarias, alimentarias y de todo tipo. Los ganadores indiscutibles fueron los grandes negocios de la producción de armas, alimentos, de pertrechos demandados por el conflicto, arrojando contrabando, especulación financiera y mercados negros. La Primera y Segunda Guerra Mundial fueron el negocio más grande jamás logrado por empresas tanto norteamericanas como de otras naciones. Otra gran perdedora de todas las guerras es la mujer. Los ejércitos convierten a las mujeres en botín de guerra al quedar completamente a merced del vencedor, carecen de protección alguna, sufriendo todo tipo de atrocidades y violaciones. Por otro lado, después de un tiempo de concluida la guerra, no queda claro quien o quienes son los vencedores y quienes los vencidos. Militarmente los perdedores de la 2a Guerra fueron Alemania, Japón e Italia, pero apenas pasados diez años, Japón y Alemania llegaron a ser la segunda y tercera potencia mundial, superando a algunos países vencedores; surge entonces la duda acerca de: ¿cuál fue el sentido, además del negocio de las armas, de haber provocado la muerte de millones de personas en la guerra? Otro aspecto poco discutido o analizado por el cual murió tanta gente, es el sustento ideológico de la guerra. Un grupo y su líder se apodera del poder político llevando al país a la guerra como fue el caso de la Italia fascista de los años 20 y la Alemania nazi de los años treinta del siglo XX; se inventan todo tipo de pretextos, de amenazas de invasiones, de ataques terroristas o de cualquier tipo de agresión externa para convencer a la población de iniciar un conflicto externo. La esencia de la manipulación se encuentra en la idea de pertenecer a un grupo privilegiado por alguna diferencia social, económica, el color de piel, las ideas, la religión o por cualquier otra discrepancia que legitima el uso de la violencia, cargando sobre grupos diferentes la causa de los grandes problemas nacionales. Hace ya 80 años que el fascismo fue derrotado, pero la humanidad no ha logrado superar los sentimientos de rechazo u odio contra grupos sociales considerados disímiles o inferiores, amenazando a la humanidad con iniciar nuevas guerras. Esas ideas llevaron a la población a vitorear a los líderes de esas naciones causando la 2ª Guerra Mundial. El capitalismo fue otro gran perdedor de las dos guerras mundiales; en la Primera fue derrotado al aparecer por primera vez el socialismo en la Rusia zarista de 1917. En la Segunda, el socialismo se propagó además de la Unión Soviética, hacia la mitad de Europa, abarcando Rumania, Polonia, Checoeslovaquia, Bulgaria, Hungría, Albania, Yugoslavia, una parte de Alemania, China, Corea del Norte, amenazando con llegar a Corea del Sur y Australia. El avance del socialismo se detuvo después de varios conflictos militares en Vietnam, Corea, Angola, Afganistán y otras zonas más. No obstante, el enfrentamiento más fuerte no se dio entre potencias, sino ocurrió al interior de cada país.
En 1946, los Estados Unidos enfrentaron el mayor número de huelgas de su historia, mismas que se resolvieron no por intermediación del gobierno sino más bien por las mismas empresas que detuvieron el afán de cambio de los trabajadores ofreciendo sustantivos aumentos salariales. Al terminar la Segunda Guerra, los Estados Unidos impidieron la reconstrucción independiente de Europa, condicionándola a favor de sus intereses de expansión y dominación. Para ello, crearon el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), ahora Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otros organismos mundiales. Parte del crecimiento europeo se sometió con el convenio de integración del hierro y el carbón (Tratado de Paris, 1951), entre Bélgica, Francia, Italia, Alemania, Luxemburgo y Holanda, el cual entre otros aspectos imputó obligaciones conjuntas como no utilizar el acero para la producción de armas, cuando los Estados Unidos tenían la puerta abierta para producir cualquier cantidad de armas sin restricción. El dólar americano se impuso como única moneda mundial, con la cual los norteamericanos compraban, invertían, ofrecían créditos, pagaban guerras, invasiones y cualquier otra forma de expansión mundial sin mayor costo que emitir su propia moneda; en cambio, cualquier otro país para adquirir dólares, tenía primero que realizar algún tipo de negocio con los Estados Unidos. El modelo monetario mundial tuvo su primer tropiezo en los años setenta cuando el Tío Sam no pudo garantizar la conversión de dólares en oro como lo había prometido en el momento de imponer al dólar como moneda mundial y desde entonces el dólar se respalda en la demanda internacional y en el hecho de que ninguna otra moneda tiene la liquidez o la oferta suficiente para garantizar las operaciones comerciales y financiaras mundiales. Al iniciarse la globalización en los años ochenta, El Tío Sam empezó a perder el poder conquistado en la Segunda Guerra y en la Guerra Fría, dejando al comunismo chino como el ganador de las mismas. Sus medidas de imponer aranceles a las importaciones, eleva los precios internos, afecta el comercio exterior y provoca escasez interna. Ningún país es completamente autosuficiente en alimentos, materias primas y de productos tecnológicamente avanzados. Reducir la tasa de interés puede fomentar el consumo y la inversión interna esperando mejorar el crecimiento, pero menor tasa de interés también puede reducir la inversión extranjera e incentivar la salida de capitales hacia países que ofrecen mayores tasas de interés como sucede con México, provocando finalmente la devaluación del dólar; la menor tasa de interés puede no ayudar a la inversión, más bien, la puede disminuir y elevar la inflación. Expulsar del país trabajadores, estudiantes, incluso turistas extranjeros podría mejorar la propaganda xenofóbica y nacionalista del gobierno, pero ello aumenta el costo laboral y reduce el poder de compra del mercado interno, causando recesión con inflación. En definitiva, los Estados Unidos están perdiendo lo ganado en la 2ª Guerra y en la Guerra Fría, dejando como ganadores de las mismas a los aparentemente perdedores como China, Rusia, los BRICS y posiblemente otros países como México.
Profesor Investigador Titular C del Departamento de Producción Económica, UAM Xochimilco