Vaya que está equivocado el golfo -o sinvergüenza, que es sinónimo -de Donald Trump. Mire usted que decir que los cárteles controlan el país. Una cosa es que controlen algunas partes del territorio -según cálculos del gobierno estadounidense 40% por ciento del país-, pero de eso, a controlar todo México, hay una gran diferencia.

Es cierto que ponen y controlan a algunos gobernadores, presidentes municipales, legisladores, militares, policías, fiscales y jueces, pero control, lo que se dice control, del país aún no lo tienen.

Es cierto que en algunos estados alcaldes les rinden homenaje a los cárteles y que se permite que sus integrantes repartan roscas de reyes y juguetes a niños sin que nadie se meta con ellos, pero lo hacen de manera pacífica, y como ellos mismos lo dicen, “sin ningún compromiso”, es un regalo desinteresado del grupo criminal al pueblo.

“Este regalo se los manda el señor 88"; Cartel de Jalisco reparte roscas y juguetes en comunidades de Tabasco. Foto: Captura de pantalla
“Este regalo se los manda el señor 88"; Cartel de Jalisco reparte roscas y juguetes en comunidades de Tabasco. Foto: Captura de pantalla

Si usted va todos los días a la misma carnicería o tienda de abarrotes, es normal que a final de año le regalen un calendario o le entreguen un pequeño presente, por qué debiera ser diferente con los cárteles y grupos criminales, que durante todo el año lo extorsionan y atemorizan, es una manera de corresponder, pues son traficantes de drogas, de personas, asesinos, secuestradores, extorsionadores, pero no son unos grinchs que odien la Navidad o que no respeten tradiciones tan entrañables para los mexicanos, como la del Día de Reyes.

Pero el golfo -o deshonesto que es sinónimo - de Donald Trump no solo está equivocado en su percepción de que los cárteles controlan México, sino que de manera deshonesta busca responsabilizar a México de las miles de muertes de estadounidenses por consumo de fentanilo. Y, nuevamente, una cosa es que los carteles sean responsables de producir en territorio mexicano una buena parte del fentanilo que se consume en las calles de los Estados Unidos, y otra, muy diferente que sean responsables de las muertes quienes lo utilizan. Aquí en México lo único que hacen los cárteles es ingresar por medio de contrabando los precursores químicos necesarios para cocinar el fentanilo y encargarse de corromper a las autoridades para que no le impidan hacerse de lo necesario para fabricar la droga. También, se les puede acusar de transportarla por aire, mar y tierra dentro del territorio mexicano y de dejar una estela de muerte y violencia en su camino hacía el mercado estadounidense. Pero, una vez cruzando la frontera, el problema y la responsabilidad de las muertes por consumo es del gobierno norteamericano, y partir del día 10 de este mes, será también del señor Trump.

El presidente electo Donald Trump habla con los reporteros luego de sostener una reunión con líderes republicanos en el Capitolio, el miércoles 8 de enero de 2025, en Washington. (AP Foto/Jose Luis Magana)
El presidente electo Donald Trump habla con los reporteros luego de sostener una reunión con líderes republicanos en el Capitolio, el miércoles 8 de enero de 2025, en Washington. (AP Foto/Jose Luis Magana)

Afortunadamente, en México no tenemos un problema de consumo de fentanilo, según las estadísticas del Instituto Nacional de Otros Datos (INOD), fundado en el primer piso de la Cuarta Transformación, a los mexicanos el consumo de fentanilo nos hace lo que el viento a Juárez. Y aún así, el actual gobierno es tan, pero tan previsor, que lanzó una campaña en contra del consumo del fentanilo. Ni en los países más desarrollados se hacen campañas para prevenir un problema que no existe, pero hay que recordar que en México ya estamos en el segundo piso de la Cuarta Transformación y que no hay límites en materia de modernidad e innovación de políticas públicas.

Y, afortunadamente, México sí tiene quien lo defienda de las balandronadas de Donald Trump, y para orgullo nacional, se trata de la primera mujer Presidenta en la historia del país, quien elegantemente se mofó del que quizá sea el hombre más arrogante del mundo. A la acusación de Trump de que México está controlado por los cárteles, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió pitorreándose del próximo mandatario estadounidense, quien, dijo, parece no haberse enterado de que en México ya no gobierna Felipe Calderón, ni Genaro García Luna.

Y a la provocación del estadounidense de que cambiará el nombre al Golfo de México, y ponerle el “bello” nombre de Golfo de América, Sheinbaum le reviró diciendo que a ella le gustaría llamar América Mexicana, a los estados del suroeste de Estados Unidos que pertenecieron a México. “Vamos a llamarle América Mexicana, se oye bonito ¿no?”, dijo la mandataria mientras señalaba sonriente un mapa del año 1607 en el que se lee “AMÉRICA MEXICANA”.

Claudia Sheinbaum. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL
Claudia Sheinbaum. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL

Hasta que alguien le plantó cara a Donald Trump antes de que el golfo -o pillo, otro sinónimo - de Trump, empezara a querer cambiar otros nombres y apropiarse de lo que es patrimonio de los mexicanos.

El coscorrón llega muy a tiempo, antes de que Trump quiera apropiarse de Tabasco y quedarse con la portentosa refinería de Dos Bocas, y cambiarle el nombre a Two Mouths Oil Company , además de llevarse los millones de barriles de gasolina que ya pronto producirá esa megaobra, construida en el primer piso de la Cuarta Transformación.

Y en un arranque de locura, al golfo se le podría ocurrir quedarse, por la buena o por la mala, con nuestra exitosa y rentable aerolínea Mexicana, que en realidad es la única que realmente pertenece al pueblo, y además de cambiarle el nombre por Americana Airlines, o Trump Airways, se quedaría con toda su flota de aviones y el total de sus rutas de vuelo. Y, si ha dicho que se quiere quedar con el Canal de Panamá, seguro intentaría quitarnos nuestro Tren interoceánico. También están en riesgo nuestro aeropuerto internacional Felipe Ángeles -el mejor aeropuerto de América Latina según los datos del INOD-, que podría ser arrebatado a los mexicanos y rebautizado con el hermoso nombre de International Airport Donald John Trump. Y hasta Cancún podría ser expropiado y renombrado como Nueva Florida.

Sin embargo, después de la fuerte respuesta que recibió a sus provocaciones, lo más seguro es que el golfo se la piense dos veces antes de intentar volver a meterse con el gobierno de México, o con su territorio, pues a diferencia de Canadá, aquí la presidenta no renunciará al cargo, como sí lo hizo el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Aquí, a la Presidenta se le hace chico un Golfo para hacer un buche de agua.

ME CANSO GANSO

¿Y si no es broma? - Y si algún día Trump decide realizar un ataque quirúrgico con misiles para volar una instalación de alguno de los cárteles en México, o decide realizar una operación militar o policiaca para dar de baja o detener en territorio mexicano a un capo para llevarlo ante los tribunales estadounidenses. Estos escenarios los ha esbozado, y no pareciera que fuera una broma. ¿No sería hora de pensar que no todo lo que dice son locuras, y de que, pese a su discurso agresivo, nos vamos a llevar muy bien con él?

ME CANSO GANSO DOBLE

En atención a los lectores que están preocupados por la posibilidad de que Trump quiera expropiarme el nombre de Arlequín, he solicitado a nuestro ejército de abogados que registren el nombre ante las autoridades mexicanas y las Naciones Unidas para evitar cualquier plagio o intención aviesa del multimillonario presidente electo de EU por quitarnos nuestra marca. ¡Ahí te me encargo, estimado Santiago Nieto!

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