En las próximas horas se sabrá quién ganó el Premio Nobel de la Paz. Y, aunque este Arlequín es un optimista irredento, también es muy consciente de que el premio no siempre se entrega a quien tenga los mayores méritos pacificadores.

Si el Comité Noruego del Nobel fuera cien por ciento justo, el galardón tendría que ser otorgado de manera natural al expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien trajo la paz y acabó con la violencia en México.

Hay que reconocer que darle el premio al tabasqueño no sería una decisión fácil, pues hay aspirantes de peso completo que buscan el galardón: el mismísimo Doctor Simi y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. También dificulta un poco la situación el que nadie ha propuesto a AMLO para recibir el premio, aunque su labor es tan evidente que una postulación es innecesaria.

El presidente Donald Trump, sosteniendo la nota que le entregó el secretario de Estado Marco Rubio, habla durante una mesa redonda sobre Antifa en el Comedor de Estado de la Casa Blanca, el miércoles 8 de octubre de 2025, en Washington. Foto: AP
El presidente Donald Trump, sosteniendo la nota que le entregó el secretario de Estado Marco Rubio, habla durante una mesa redonda sobre Antifa en el Comedor de Estado de la Casa Blanca, el miércoles 8 de octubre de 2025, en Washington. Foto: AP

Y sin desdoro del doctor Simi y del presidente Trump, el expresidente mexicano tiene los logros suficientes para opacar los esfuerzos por la paz que hayan hecho estos dos personajes.

Pacificar una nación que el expresidente Felipe Calderón dejó en guerra en solo seis años no es cualquier cosa. Para poder apreciar el esfuerzo pacificador de AMLO, es necesario hacer a un lado los números. Es cierto que en su sexenio hubo 190 mil homicidios dolosos, lo que representa un incremento de 37 por ciento a los registrados durante la presidencia de Enrique Peña Nieto (2012-2018), cuando se contabilizaron 137 mil homicidios dolosos. Y un alza de 83 por ciento en comparación con los 102 mil que hubo con el presidente Felipe Calderón (2006-2012).

Hay elementos para sostener que en sexenio de Felipe Calderón hubo un narcoestado: AMLO. Fotos: Especiales
Hay elementos para sostener que en sexenio de Felipe Calderón hubo un narcoestado: AMLO. Fotos: Especiales

Sí, puede ser que con AMLO se dispararon los homicidios dolosos, pero lo que verdaderamente cuenta es que hubo muchos más abrazos que balazos, y en las guerras lo que importa es que haya menos balazos. Pero como sea, es muy complicado que las mentes conservadoras aprecien el esfuerzo pacificador de López Obrador y, por lo tanto, no habría que hacerse muchas ilusiones de que triunfe la justicia y le otorguen ahora, o algún día, el Nobel.

Pero esa no es la única injusticia; hay otros mexicanos que tampoco han sido tomados en cuenta para recibir el Nobel. Por ejemplo, se otorgó el Premio Nobel de Medicina a los científicos estadounidenses Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y al japonés Shimon Sakaguchi, por descubrir cómo el sistema inmunológico nos protege de miles de microbios diferentes que intentan invadir nuestros cuerpos. Desde luego que se trata de un gran logro, no hay forma de regatearles nada a los ganadores. La crítica no es para los destacados científicos, sino para el Comité que no dirige su mirada hacia otros grandes logros. En México, el subsecretario de Salud, Eduardo Clark, libra una épica batalla contra la industria farmacéutica para lograr acabar con el desabasto de medicamentos en el sistema sanitario nacional y con ello, aunque no es médico, salvará muchas vidas y mejorará la salud de decenas de millones de personas. Poco a poco, Clark va ganando terreno en esta guerra, y pese a que el gobierno tiene adeudos ultramillonarios con las farmacéuticas, el avispado Eduardo está logrando convencerlas de que le surtan las medicinas que hoy hacen falta y que, cuando haya dinero en las arcas, les pagarán lo que les fiaron. Y aunque seguramente le encantaría que le entregaran el Nobel de Medicina, lo que más le gustaría es que las farmacéuticas le entregaran los medicamentos que le deben.

Y si el Comité ampliara sus horizontes, México también podría lograr un Nobel en Economía.

Ese podría ser entregado, con toda justicia, al compañero diputado Gerardo Fernández Noroña, pues, si alguien ha logrado hacer una administración eficaz y razonable de los bienes, es este señor. Y aquí no se trata de teorías, sino de ejemplos prácticos. Solo un maestro de la Economía puede lograr que, administrando su sueldo de 126 mil pesos mensuales, sea capaz de comprar una casa de 12 millones de pesos, rentar aviones privados para viajes “necesarios” por el país, costear viajes de placer a Europa, con pasajes en primera clase; comprar autos nuevos y darse algunos otros lujillos dignos de un hombre de izquierda first class.

Gerardo Fernández Noroña. Archivo El Universal
Gerardo Fernández Noroña. Archivo El Universal

Noroña, quien es perteneciente a la corriente de pensamiento económico del Adánagustismo, ha sabido gozar de algunas de las mieles de la burguesía sin dejar, jamás, de ser, y a mucho orgullo, un plebeyo. Por todo lo anterior, aunque sería el candidato ideal al Premio Nobel de Economía, las posibilidades reales de que se lo otorgaran son mínimas, pues en estos meses ha estado bajo una campaña de la derecha conservadora que busca manchar su buen nombre y que hace ver sus talentos para manejar los recursos económicos como una cosa mala y turbia, pero de que lo merece, lo merece.

Estos son solo tres casos, pero dentro del país, y solo en el universo de la Cuarta Transformación —primero y segundo piso—, también hay candidatos intachables para premios Nobel de Literatura, Física y Química. Pero, desgraciadamente, no siempre los mejores se quedan con los premios.

ME CANSO GANSO: Pregunta sería para Noroña. - ¿Cuándo en 2030 asuma usted la presidencia de la República, volverá el avión presidencial?

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