Quizá usted nunca había escuchado hablar de él. Pero una noticia bastó para que saliera a la luz un nuevo héroe nacional. Se trata de un adalid de la democracia, de un hombre que por encima de todo ha puesto su amor por México. De un ser humano que renunció a los negocios multimillonarios en dólares y que dejó el poder que da el dinero para ponerse al servicio de usted, de este Arlequín y de todos los mexicanos.
Este benemérito no es otro que el diputado de Morena Arturo Ávila, quien renunció voluntariamente a ganar millones de dólares para trabajar por el bien del país con un salario de 75 mil pesos mensuales, y que ahora es ferozmente criticado porque tiene una casa con un valor comercial de 5 millones de dólares en un exclusivo barrio de California, que compró en 2024 con sus ahorros y antes de comenzar su apostolado en la Cámara de Diputados y de hacer sus votos de austeridad.
Así como Uruguay tuvo a su austero presidente Pepe Mujica, que fue calificado como el “presidente más humilde del mundo”, Morena tiene a su Arturo Ávila, con la diferencia de que el uruguayo llegó a la política desde los sectores populares y de la guerrilla, mientras que el morenista emanó del empresariado y de los negocios internacionales, por lo que el sacrificio es todavía más encomiable, pues para pasar de la opulencia a la austeridad republicana que exige la 4T a todos sus miembros, hay que tener mucho valor y amor por el país.
Pasar de cuentas en millones de dólares y mansiones en el extranjero a solo tener un par de zapatos, doscientos pesos en la cartera, viajar en auto compacto y renunciar al dinero que es el diablo, AMLO dixit, no es algo que se vea todos los días.
En una entrevista con la periodista Azucena Uresti, el benemérito Ávila dijo: “Yo decidí ser diputado federal y dedicarle mi tiempo a mi país… vendí mi empresa, vendí mis acciones y ya yo recibo ni un peso”.Estás oyendo, Pedro Haces, estás oyendo, Manuel Bartlett, estás oyendo, Adán Augusto.
“Si estás ya en el gobierno, debe haber una justa medianía y austeridad republicana”, sentenció Ávila en la misma entrevista. Toda una elección para muchos morenistas que se niegan a dejar el lujo barato, la troca y la ropa de marca y los millones de pesos que ganan como líderes sindicales.
Desde luego, un personaje como el diputado Ávila tiene muchos seguidores y admiradores, pero también una buena cantidad de detractores y malquerientes, estos últimos aseguran que, como buen empresario, él está haciendo ahora una inversión para obtener un beneficio en el futuro.
Varios opositores dicen que ahora Ávila está alejándose de sus negocios y colocándose como el padre de la austeridad, para que en 2030 él sea el candidato de Morena a la gubernatura de Aguascalientes. Desde luego, nadie podría creer esos vituperios; de hecho, esos señalamientos podrían ofender al diputado, pues él decidió dejar una empresa muy grande, con operaciones en todo el mundo, para servir a su país, y no es justo que se pague su sacrificio con calumnias.
¿Cuántos políticos mexicanos podrían decir que cambian sus ganancias de millones de dólares por un salario de 75 mil pesos? ¿Verdad que no hay otro igual?
Lo que es la vida hace solo unos meses, Arturo Ávila, el empresario, podía darse el lujo de comprar una mansión de millones de dólares en uno de los lugares más caros de California, pero ahora, Arturo Ávila, el diputado solo gana 75 mil pesos mensuales que no alcanzarían ni para los ” taxes” -impuestos- de la ostentosa propiedad.
Ahora, él no gana millones de dólares, pero tiene el reconocimiento de millones de mexicanos que, como él, luchan todos los días por la transformación de México y para que nunca más exista un pueblo pobre con un gobierno rico.
México necesita muchos Arturos. ¡Faltaba más!
ME CANSO GANSO. - ¿Y usted ya tiene su acordeón?
Este domingo, por favor, salga a ejercer su derecho ciudadano de elegir libremente y sin coacción alguna a sus ministros, jueces y magistrados, pero, por favor, no olvide llevar con usted el acordeón que amablemente le proporcionaron los neutrales y desinteresados Servidores de la Nación u otros acomedidos, en los que, para su comodidad, le indican por cuál candidato o candidata votar para liberarlo de la monserga de revisar los perfiles de todos los aspirantes.