Cuánta sabiduría encierra ese viejo aforismo que reza "El que trabaja honrado, se vuelve jorobado". Sin duda, el político tabasqueño Adán Augusto López debe su encorvada figura al exceso de trabajo.
Con gran injusticia, sus malquerientes utilizan su draculina imagen para hacerlo víctima de violencia política en razón de facha.
Le dicen el vampiro, el Conde Contar y varios otros remoquetes relacionados con los chupasangre. Y no, Adán Augusto no es un Conde, sino un hombre condenado a sufrir violencia y escarnio, solo por haber cometido el pecado de ser un triunfador.
Además de violencia, cometen una injusticia, pues si Adán no está tan derecho como un lápiz, es a causa de los múltiples trabajos que ha realizado, pues es notario, asesor jurídico, ganadero, empresario y senador de la República, todo al mismo tiempo.
Con tantas responsabilidades sobre la espalda, quien podría tenerla derechita. Y seamos realistas, ¿cuándo un abogado se ha caracterizado por ser derecho?
Claro que es rico, pues por sobarse el lomo de la manera que lo hace, solo en 2023 y 2024 tuvo ingresos extra por 80 millones de pesos. Así como lo escucha, en sus ratos libres de sus funciones como secretario de Gobernación y aspirante a la candidatura presidencial (2023), y de senador y jefe de la bancada de Morena (2024), el afanado Adán se dio tiempo para generar esos 80 millones de pesos.

“Efectivamente, más allá de mis actividades como funcionario público, también tengo actividades como prestador de servicios legales y todos mis ingresos están plenamente declarados en mis declaraciones hacendarias de 2023 y 2024”, dijo en días pasados el senador, quien salió a dar la cara para explicar la manera en el que ganó en dos años 80 millones.
Y desde luego que todo ese dinero está manifestado en sus declaraciones fiscales y patrimoniales, pues no se vaya a pensar que son recursos mal habidos o producto de la corrupción, el tráfico de influencias, o peor aún, que vengan de la delincuencia organizada o el huachicol, ni Dios lo mande.
Al salir a explicar sus finanzas, Adán Augusto sufrió una pequeña confusión; dijo que de sus 80 millones ganados había pagado de impuestos algo así como 2%, pero luego metió las manos a sus bolsillos, contó bien la billetiza, y un par de días después, aclaró que en realidad le pagó al fisco 34 por ciento, unos 22 millones de pesos. Pero bastó ese insignificante error en el monto para que sus adversarios lo criticaran y señalaran como un evasor de impuestos más grande que el Tío Richie.

Sus críticos olvidan que es notario, asesor jurídico, ganadero y muchas otras cosas más, pero no es contador; que él hace política, no cuentas; nuevamente, no es el Conde Contar.
Y, si el mismísimo secretario de Educación Pública, Mario Delgado, jefe de todos los maestros de matemáticas de México, aceptó que se equivocó en su declaración patrimonial y, por error, declaró que compró un departamento en 1.5 millones de pesos, cuando en realidad pagó por el 15 millones, el caso de Adán Augusto es totalmente entendible. Un punto decimal o una diferencia entre 2 y 34 cualquiera la tiene.
Y claro que los ataques, así como la revelación de información privada sobre sus finanzas, son parte de una campaña de la derecha conservadora que busca clavarle una estaca de desprestigio en el pecho, y que, con ese fin, se metió de manera clandestina al Servicio de Administración Tributaria para revisar las cuentas del buen Adán y luego las filtró a la prensa.

Qué hombre que es honrado y transparente sale a aceptar ante los medios que es rico, pero que al mismo tiempo puede estar de acuerdo con los postulados de la austeridad republicana, de vivir en la justa medianía y de que, por el bien de todos, primero los pobres. Él no busca ser el primero; su prioridad es que, antes que nadie, los pobres reciban sus pensiones del bienestar y sus apoyos sociales, primero ellos, y ya después él verá cómo ganarse su dinero.
Y, nuevamente, quítese de la cabeza esa idea de que esos 80 millones que ganó en 2 años, o los muchos otros millones que conforman su fortuna, provienen de negocios sucios o del huachicol.¿Usted cree que Adán Augusto estaría tan tranquilo en su escaño viendo el partido de futbol de la Champions League si un solo peso de su patrimonio estuviera manchado por la corrupción?
No crea todo lo que dicen los medios, ni las redes, ni los memes; Adán Augusto no es ningún vampiro huachicolero, ni el Conde Contar, sino un político condenado a sufrir violencia política.
ME CANSO GANSO. – Un año de gobierno y de sorpresas
Se dijo que la corrupción se había terminado, que se habían barrido las escaleras de arriba hacia abajo, pero la sorpresa es que debajo del tapete no solo estaba escondida la basura, sino también la barredora.