Hoy tenemos a una presidenta con una popularidad récord. Datos de diversas encuestas, como Buendía & Márquez en estas páginas y de El Financiero, indican que su aprobación llegó al 78-80 por ciento durante sus primeros 100 días en el poder. A nivel internacional es una estrella. No se ha aventado los papelones de Petro, Zelensky ni Trudeau, a quienes les ha salido carísimo el mal manejo la relación con Trump. Por el contrario, Sheinbaum crece cada vez que habla por teléfono con Trump ya que ha logrado desactivar sus amenazas de forma elegante y hasta tersa.

Y, sin embargo, su poder está puesto a prueba de manera constante.

Esto a pesar de que la oposición está aplastada. La misma encuesta de Buendía y Márquez refleja una situación crítica para los tres partidos de oposición: MC, PRI y PAN. Si hoy fueran las elecciones intermedias, Morena lograría el 58 por ciento de los votos. Si se suman PT y PVEM, llegarían en coalición al 68 por ciento. La oposición se quedaría con 13 por ciento para MC, 10 por ciento para PRI y 9 por ciento para el PAN. MC ya rebasó al PRI y al PAN pero como sea, los tres partidos están hechos añicos.

Y esto sin tomar en cuenta el balance de opinión que existe sobre estos partidos. El PAN tienen negativo 42 y el PRI negativo 49. En contraste, Morena tiene positivo 54. Así, la oposición está fragmentada, debilitada y sin liderazgos atractivos para la ciudadanía.

Popular dentro y fuera de México: esto pintaría un escenario que debería ser ideal para Claudia Sheinbaum. Y sin embargo, su liderazgo está constantemente siendo cuestionado.

¿Cómo puede una presidenta que ganó con más votos que López Obrador y que tiene una popularidad más alta que la que él tuvo en todo su sexenio verse retada a cada rato? ¿Cómo si no hay una oposición que la amenace o la cuestione?

La oposición a Sheinbaum está dentro de Morena.

El fin de semana trascendió por el desaire que las figuras más importantes de Morena tuvieron con la presidenta. El Zócalo se suponía que se llenaría para mostrar unidad de los mexicanos ante los aranceles de Trump. Cuando en la llamada que tuvo la presidenta de México con el de Estados Unidos logró que éstos se desactivaran por un mes más, la cita en el Zócalo se transformó en un evento partidista. La mujer que sabe lidiar con maestría con Donald Trump recibió la espalda de las figuras más importantes de Morena, empezando por el hijo del presidente López Obrador, Andy López Beltrán.

Podríamos pensar que ante la andanada de problemas que enfrenta México y la presidenta esto es una nimiedad, pero en realidad demuestra que esa popularidad y esa aceptación, tanto dentro como fuera de México, son una condición necesaria más no suficiente para afianzar a Sheinbaum con el poder que otorga la silla presidencial.

Y es que antes de darle la espalda en el Zócalo, Monreal, Adán Augusto, Esquer y Velasco, le dieron la espalda a Sheinbaum en el Congreso con la iniciativa para luchar contra el nepotismo cuando la patearon para que entre en vigor hasta el 2030.

Lejos de apoyarla en los retos enormes en materia de seguridad, economía y la relación con EUA, la presidenta está teniendo que luchar con los morenistas. A pesar de ser una rockstar dentro y fuera de México, son sus partidarios los que la están poniendo constantemente a prueba.

¿Cuándo y cómo les va a responder Sheinbaum a quienes en Morena buscan debilitar su poder? ¿Debe hacerlo? Son dudas para momentos críticos para México.

@AnaPOrdorica www.anapaulaordorica.com

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