El político y filósofo florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527) sugería que un líder debe evitar, si le es posible, verse atrapado en múltiples frentes abiertos.

Y esto tiene una lógica, es imposible darle la misma atención a cada uno de ellos, y siempre alguno puede salir mal.

Esto debería tomarlo en cuenta la presidenta Sheinbaum, quien, en semanas recientes ha tenido que enfrentar demasiados conflictos simultáneos. Es quizás el momento más crítico de lo que va de su gobierno, y si gobernar no es una tarea fácil, lo es menos si tiene demasiados problemas ocurriendo a la vez.

Eso, sin duda, la desconcierta y la desconcentra.

En contra de toda lógica, no son sus opositores quienes le causan los mayores problemas, sino los suyos propios, los que deberían de apoyarla y no jugarle las contras.

Aquí se ha consignado que sus mayores dolores de cabeza, hasta hace corto tiempo, provenían, principalmente, de miembros del movimiento que la llevó a la Presidencia:

• La rebeldía de los posibles precandidatos a los gobiernos de Zacatecas, Guerrero y San Luis Potosí.

• Los coordinadores parlamentarios de Morena en el Congreso de la Unión que la ignoran cada vez que pueden.

• El despilfarro de legisladores como Pedro Haces y la desfachatez de otros, como Cuauhtémoc Blanco.

• El contrabando de combustibles y el golpe a familiares del exsecretario de Marina.

• La presunta cercanía del coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto, con integrantes de grupos delincuenciales.

• El desobediente proselitismo y dispendio anticipado de Andrea Chávez.

• La guerra de bandas en Sinaloa.

• Las lluvias en Veracruz, Hidalgo, Puebla, SLP y Querétaro, con gobernadores negligentes, como Rocío Nahle.

• El incendio que mató a 24 personas en Hermosillo, Sonora, recordando la tragedia de la Guardería ABC, en tiempos de Calderón.

• El rompimiento de relaciones de Perú con México y que la declararan persona non grata.

• La complicada relación con Donald Trump.

Por si fuera poco, hace una semana fue asesinado Carlos Manzo, quien estuvo en Morena, pero llegó como candidato independiente a gobernar Uruapan, Michoacán.

Y para acabarla de joder, el lunes, de manera increíble, la presidenta fue tocada inapropiadamente por un supuesto borracho o drogado, que hubiera podido provocar una tragedia exhibiendo una vez más su vulnerabilidad y el descuido de quienes la “ayudan”, pues decir que la cuidan es un eufemismo.

Cuando sale de Palacio Nacional en su Aveo color gris acompañada de un chofer y un ayudante en la parte de atrás, no deja sin atender a todos los que se acercan a saludarla a bendecirla, a echarle porras y a llenarla de innumerables peticiones. Y aunque ella insista en que el pueblo la cuida, también podría infiltrarse alguien con malas intenciones.

Ojalá lo comprendiera. Debe de cuidarse, porque si algo le pasara sería una verdadera tragedia nacional.

Un magnicidio sería el peor de los frentes abiertos.

Ya nada más falta que, aprovechando que el próximo jueves 13 de noviembre es su cumple 73, YSQ reaparezca en un video para promocionar su nuevo libro, como lo deslizó hace unas semanas la señora Beatriz Gutiérrez Müller, y aproveche para lamentar algunas de sus decisiones políticas que ponen en riesgo lo que él seguramente cree que consiguió o anuncie una gira nacional. Pretextos le sobran.

Cabría perfectamente aquello de que: “no me ayudes compadre”.

Monitor Republicano

Muy arriesgada la decisión de la viuda del señor Carlos Manzo de aceptar convertirse en la nueva presidenta municipal de Uruapan. Sus hijos ya perdieron a su padre, si algo le pasara a ella quedarían en el desamparo. No hay consideración política que justifique el riesgo.

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