Cuando revise estas líneas, estimado lector, se estarán reuniendo miles de personas, en la glorieta del Monumento a la Independencia, con el propósito de marchar hacia el Zócalo.

Convocados desde las redes sociales, principalmente a través del colectivo Generación Z México, la movilización está impulsada por jóvenes e influencers que dicen no estar afiliados a partidos políticos y que declaran representar una generación cansada de prácticas tradicionales y corrupción.

La marcha, dicen, se replicará en 42 ciudades bajo la consigna “Somos la generación del cambio”.

La motivación de estos jóvenes, nacidos entre 1997 y 2012, son claras y compartidas: frustración ante la corrupción, impunidad, inseguridad, la falta de transparencia en las instituciones y la percepción de que las nuevas generaciones carecen de oportunidades reales de participación democrática.

A esto se le suma el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.

El movimiento que estallará esta mañana con una marcha utiliza la bandera de una calavera con sombrero de paja, tomada de la caricatura japonesa “One Piece”. Este emblema ha sido adoptado como símbolo de resistencia y libertad, ya que, en la trama, el personaje de Luffy representa la lucha contra la represión y la búsqueda de justicia. Este símbolo ha sido usado en otras protestas juveniles en Asia, Europa y América Latina; especialmente durante movilizaciones en Nepal, Madagascar, Marruecos, Indonesia y Perú, donde los jóvenes se organizaron principalmente a través de Tiktok, Discord (una red muy popular entre la juventud y gamers) e Instagram y sin un líder específico, logrando generar cambios en la política de sus países.

El caso de Nepal es considerado el culmen de las movilizaciones juveniles contemporáneas, al grado que se logró la destitución de su primer ministro, Khadga Prasad Sharma Oli.

En México, el surgimiento de este movimiento sorprendió al gobierno de tal manera que utilizaron todas las herramientas del Estado para mapear de dónde venía y con qué supuestos fines el apoyo recibido por el movimiento. Y hasta lo presentaron en la Mañanera.

De ese grado fue la sorpresa que les causó.

No aceptaron que su surgimiento fuera orgánico, es decir espontáneo. Necesariamente tenían que mancharlo con un nombre y un apellido desprestigiado, porque así era más fácil descalificarlo.

Y al ver que no sólo los jóvenes se sumaban a la convocatoria, sino personas adultas, la presidentA de plano se les fue encima: “Y ahora que se está planteando la manifestación del sábado, nada más que haya información: quién convoca, cómo se convoca, quiénes van a asistir, quiénes ya reivindicaron. Fox ya dijo que va a venir a la marcha. No es muy de la Generación Z, ¿verdad? Los priistas en la Cámara de Diputados ya lo reivindicaron. En fin, un montón de personas que no son necesariamente… ni a ‘chavorrucos’ llegan, pues”.

Inventaron una marcha de la generación Z hace una semana, exactamente igual que cuando iba a ocurrir la marcha contra la gentrificación, en julio pasado.

Pero, como dice la conseja: No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere escuchar.

¿A qué le tienen miedo?

¿A que sean los inicios de una oposición como la que se gestó en aquella marcha blanca que sacó a la calle a cientos de miles, en junio de 2004, hartos de la inseguridad?

El aparato de Estado debería servir para el progreso del país, no para intimidar o aplastar a sus opositores.

Monitor republicano

Una fuente cercana asegura que “Cumbia” evoluciona favorablemente del CaCu, gracias al tratamiento que recibió en julio, en el ABC de Santa Fe, y que El Señor se recupera del Aneurisma Cerebral.

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