Desde hace 17 días, el país vive el horror de haber encontrado un lacerante ejemplo del valemadrismo, indolencia y abulia de autoridades transexenales de los tres órdenes de gobierno, que derivaron en el peor ejemplo de impunidad: un predio lleno de indicios de lo que podrían ser actos de barbarie cometidos contra jóvenes, cuyo pecado habría sido confiar en las redes sociales para conseguir un empleo, y en lugar de ello, llegar al Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, para encontrar, muy probablemente, la muerte.
Las referencias en la historia oficial del predio ubicado en medio de cañaverales datan del 20 de septiembre de 2024, cuando la Guardia Nacional dio a conocer en un comunicado que había sido asegurado un centro de adiestramiento, de un grupo criminal, donde se encontraban dos personas privadas de su libertad, y donde detuvo a 10 presuntos plagiarios.
Sin embargo, la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad reveló que “elementos de la Guardia Nacional reportaron el 10 de agosto de 2019 que habían localizado una finca con varios cuerpos que habían sido calcinados en Teuchitlán, cerca de la comunidad de La Estanzuela”.
Es decir, la misma zona donde los integrantes de Guerreros Buscadores Jalisco localizaron el que han denominado “campo de exterminio”, el 5 de marzo.
La primera reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum fue el 14 de marzo, cuando motu proprio afirmó: “Y no estoy minimizando —para que no se malentienda— el tema de apoyar a las familiares de personas desaparecidas, porque nosotros siempre vamos a estar cerca de las víctimas; me estoy refiriendo a este caso en particular, donde hablan de quién sabe cuánta cosa que hay en el predio, a partir de una fotografía y de algunos testimonios”.
Aunado a ello, en lugar de atender a las víctimas, políticos de todos tamaños han querido aprovecharse del momento, sabedores lo políticamente redituable que es, tanto en la estridencia de las declaraciones, como en el fondo.
Los organizadores de la vigilia del sábado pasado en el Zócalo y en una veintena de ciudades del país denunciaron que “algunos políticos carroñeros, carroñeras” buscaron apropiarse de la protesta.
“El martes 11 por la tarde, personas del Movimiento Nacional por la Esperanza, organización vinculada a Morena, se acercaron a colectivos de familiares en la Ciudad de México para ofrecer, inexplicablemente, mobiliario, carpas y sillas de parte del profesor René Bejarano y de Dolores Padierna. Las familias las rechazaron de inmediato, y ese mismo martes se comunicaron con nosotros, motivo por el cual se hizo el primer comunicado urgente, advirtiendo la intromisión y el riesgo de manchar la convocatoria”.
Pero no fueron los únicos:
“Ayer miércoles, personas cercanas al exsenador Emilio Álvarez Icaza, preguntaron a compañeros que cómo iba a estar la logística, a qué hora sería el evento central, y quiénes participarían, y ‘si se ofrecía algo’. Como ustedes saben, Álvarez Icaza forma parte del Frente Cívico Nacional, y del nuevo partido ‘Somos México’ junto con Guadalupe Acosta Naranjo; Fernando Belaunzarán del extinto PRD y Gustavo Madero, del PAN, entre muchos otros impresentables que hoy, según la coyuntura, se hacen pasar por ‘sociedad civil’, para posicionarse frente al gobierno.
Es tal su cinismo, que publicaron en “X” un video en el que convocan a la Vigilia y al Luto Nacional, y lo mismo hace una plataforma político electoral llamada UNE, vinculada a ellos mismos”.
O sea, la miseria de siempre. Lo importante no son las víctimas sino cómo afectan al gobierno en turno y cómo pueden sacar raja sus adversarios.
El recorrido del jueves encabronó más a las madres buscadoras. Resultó un circo mediático.