A estas alturas de su carrera, tendría que ser una de las figuras en el futbol mexicano. Él tendría que manejar los hilos, por decirlo de alguna manera, de su club y la Selección Azteca. Bueno, si me apuran, y si todo hubiera salido como lo proyectado, para hoy ya debería estar establecido en alguna escuadra europea.

Seguramente, no en un cuadro top, pero sí podría ser titular en un equipo con presencia constante en la Europa League.

No cabe duda que juega bien. Casi siempre tiene la cabeza levantada. Tiene pase de gol y, por si fuera poco, no es ajeno a anotarlos él mismo.

Verlo jugar, cuando está enchufado, alegra la vista. Pero ese es justo el problema, parece ser un jugador de contentillo. Es un futbolista de rachas y ráfagas. Sus puntos altos son verdaderamente destacables, pero la mayoría del tiempo, tristemente, vive en el lado opuesto de ese espectro.

En este Clausura 2025, solamente jugó 90 minutos una vez. De los mil 170 minutos que se han disputado, él estuvo en la cancha en 449 (ni la mitad). Pasa la mayoría del tiempo sentado entre los suplentes y, lo peor, es que casi nunca es la primera opción de cambio. A lo largo del semestre, he visto —a dos metros de distancia— cómo se diluye un jugador que tiene condiciones para mucho más.

Sebastián Córdova es suplente en Tigres. Lo fue con Veljko Paunovic y se mantiene en ese rol con Guido Pizarro.

¿Qué pasó? Esa es la pregunta del millón. Porque, además de lo antes mencionado, tampoco es que estos Tigres se destaquen por su brillo en la cancha y, si a esas vamos, la Selección Azteca tampoco es que esté para darse lujos y prescindir de talento. Pero ambos conjuntos deciden jugar sin él.

Tras los Juegos Olímpicos en Tokio, el futbol nacional se frotaba la manos ante la irrupción (y supuesta consolidación) del entonces americanista. En Coapa, le dieron la ‘10’ y —casi al instante— las gracias, junto con su boleto hacia Monterrey.

Con los felinos, salvo esa mágica fase final del Clausura 2023 (siete juegos y seis goles), que terminó en la obtención del octavo título para los de San Nicolás de los Garza, poco y nada.

¿Dónde está el Córdova que todos esperamos y vemos tan de vez en cuando?

Quizá, la respuesta la tenga Novak Djokovic, quien asegura (no es cita) que entre los 100 mejores tenistas del mundo, las condiciones son más o menos iguales y la diferencia está en la cabeza.

Adendum. “¿Estás nervioso?”, me escribió Knut, en referencia a los tres América-Cruz Azul que se vienen. Imagino que es un acto reflejo, como para calmarse él.

futbol@eluniversal.com.mx

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