¿Sirve el Play-In?, ¿debe continuar este formato? La respuesta a ambas preguntas es obvia, pero igual considero necesario hacerlas. Por supuesto que sirve, para los equipos que suelen vivir en la mediocridad.

Y evidentemente seguirá, porque suma partidos al calendario y eso significa dinero para todos los involucrados.

Esas son las respuestas que aquellos que deciden darán a esas interrogantes. Pero qué piensan los que no se benefician.

Hasta ahora, he notado dos corrientes de pensamiento. En primer lugar, aquellos que —bajo el argumento de que siempre clasifican el séptimo y el octavo de la tabla (en cuatro ediciones del Play-In sucedió así)— aseguran que este formato no afecta la competitividad ni el nivel de la Liguilla, porque —a final de cuentas— entran los mismos que lo harían con el formato pre pandemia, para definir a quienes pelearán por el título.

Del otro lado, quienes piensan que no debería existir este paso previo a la Liguilla, utilizan justamente ese mismo argumento.

¿Si siempre clasifican el 7 y el 8, por qué no desaparecerlo? Y es que su existencia sí afecta al aficionado y a aquellos que clasificaron de manera directa. De entrada, el calendario de la fase regular se tiene que apretar más para darle cabida a esta fase (que a veces dura una semana, pero a veces dos).

Eso se traduce en más jornadas a media semana, situación que lleva a que se encimen partidos y no se puedan ver tantos como uno quiera. Y, para colmo de males, en semestres como este, en 18 días se ven solamente tres partidos. En más de medio mes, la actividad prácticamente se muere y por esos tres pinchurrientos partidos (aunque a veces sean de buen nivel), antes hay que zambutirse varias jornadas dobles, para después caer en un impasse sin futbol.

Las escuadras que hicieron buenas fases regulares (imaginen ya considerar un buen certamen a aquel que termina sexto), deben detenerse varios días antes de luchar por el título. Habrá a quien le sirva para recuperar soldados, pero la mayoría se queja, porque les cortan el ritmo. El Toluca hasta se fue a Cancún a hacer una mini pretemporada, en plena fase final.

Este semestre, el nivel de los tres juegos de Play-In fue de regular a malo. ¿Vale la pena retrasar el platillo principal de nuestra Liga por unos pellejos? Seguramente, tendrán la misma relevancia que los gritos de un viejo al cielo. Entonces, se solicita encarecidamente que los encargados de armar el calendario se pongan las pilas para que no vuelva a suceder esto de detener la actividad casi 20 días.

futbol@eluniversal.com.mx

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