Es cierto, con serenidad, inteligencia y respuestas inmediatas a las exigencias de Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum ganó tiempo, por lo pronto un mes, pero resulta ridícula la reacción de quienes, como el canciller Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, ven en los resultados de la conversación telefónica entre Trump y Sheinbaum casi una gesta patriótica y, otra cosa, la pausa en la aplicación de los aranceles no borra la brutal acusación de la Casa Blanca sobre “la intolerable alianza de los carteles con el gobierno mexicano”.

A lo largo de muchos años, incluso décadas, el gobierno de Estados Unidos ha ido sumando evidencias sobre las redes políticas de protección a las organizaciones criminales. Han sido muchos los capos del narcotráfico y los políticos extraditados a Estados Unidos donde muchos de ellos se han acogido a la condición de testigos protegidos.

Son muchas las evidencias que confirman la colusión de policías municipales y estatales, agentes federales y militares, así como gobernadores con el crimen organizado, sin embargo, quizás una razón de Estado (¿acaso los riesgos de generar desarreglos en su frontera sur?) los obligaba a disimular, a manejar esas evidencias con discreción, hoy se acabó la prudencia. La reacción brutal de la administración Trump se cultivó durante muchos años pero, sobre todo, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La inacción de su administración ante el avance de la mancha delincuencial, sus frecuentes visitas a Badiraguato, el trato respetuoso al “señor Guzmán Loera” y a su señora madre; el llamado a cuidar a los delincuentes porque “también son pueblo”, y el argumento de que no se puede enfrentar al mal con el mal, expresaban su decisión de no confrontar a las organizaciones criminales, al mismo tiempo que suspendía la cooperación con las agencias de inteligencia estadounidenses.

La insólita defensa de la clase política morenista (lo mismo Sheinbaum que miembros del gabinete y legisladores) al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, los incrimina. Por otra parte, el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte tiene poco de eficacia y mucho de escenográfico. ¿Diez mil elementos para impedir la porosidad de una frontera de más de 3 mil kilómetros? Sin embargo, es posible que lo acepte Trump como un gesto que pueda vender a su electorado.

¿Cuál será el siguiente paso de la administración Trump? ¿Qué se le ocurrirá a un hombre con tanto poder y evidentes desarreglo mental? ¿Lanzar un golpe quirúrgico contra un objetivo estratégico? ¿Mostrar los expedientes que prueban sus acusaciones? ¿Y cuál será la respuesta del gobierno mexicano?

Construyendo la paz

La decisión de la presidenta de no invitar a la ministra Norma Piña a la conmemoración de un aniversario más de la promulgación de la Constitución, es un arrebato que la muestra rencorosa y pequeña. Dicen bien los magistrados y jueces del colectivo Artículo 41: la conmemoración de la Constitución no es su fiesta de cumpleaños, debió comportarse como jefa de Estado.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.

@alfonsozarate

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