En septiembre de 2023, publicaba en estas páginas una reflexión sobre J. Milei (presidente de Argentina) y su maltrato al Papa Francisco Bergoglio -sin que sea en su descargo, antes de ser presidente-. Recordemos parte de lo expuesto hace casi un año y medio sobre el espeso ataque de Milei al Papa. Repito mucho de lo publicado en esa ocasión, agregando detalles para hacer más claro el antes y el después.
1. Recordemos que un tema de disputa que recorre la coyuntura es el concepto de Justicia social: para Milei se trata de un robo, sin introducirse a ninguna reflexión que dilucide los orígenes de la acumulación de riqueza. Así, hablar de justicia social y desembocar en “impuestos”, redistribución, son de las palabras insoportables a los oídos libertarios. En la visión del Papa Francisco, más general todavía, para la iglesia católica, basta con aludir a la justicia social y la igualdad, para apuntar hacia el ser humano. Para Milei, la desigualdad es constitutiva del ser humano, diluyendo al mismo tiempo lo social, al más puro estilo de M. Thatcher, cuando señalaba que no había “eso que se llama sociedad, sino únicamente hombres y mujeres individuales”. En fin, dos polos opuestos.
2. Horacio Verbitsky, un periodista polémico argentino, planteaba en su espacio periodístico El cohete a la luna (“La ola violenta”, 20/08/2023) el abecedario con el que se dirigió sistemáticamente Milei al Papa: “asno, burro, ignorante, nefasto, zurdo cultor del modelo basado en el odio, la envidia y el resentimiento, un sorete mal cagado” -expresión que retrata de manera entera al presidente Milei.
3. En la Carta Encíclica Laudato Si (Sobre el cuidado de la casa común) el Papa Bergoglio hace referencia a la “hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba […] Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que ‘gime y sufre dolores de parto”. En el recuento que hace el Papa, destaca la sucesión de iniciativas de los distintos jefes de la iglesia católica, que han enfatizado en el bien común (2015). Por su parte, Javier Milei señala que "Una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera. ¿Dónde está el daño? Es una sociedad a la que le sobra el agua, y el precio del agua es cero". Dos visiones opuestas.
4. En la Encíclica “Fratelli Tutti”, señala Bergoglio el llamado de no ignorar que “en el mundo digital están en juego ingentes intereses económicos, capaces de realizar formas de control tan sutiles como invasivas, creando mecanismos de manipulación de las conciencias y del proceso democrático. El funcionamiento de muchas plataformas a menudo acaba por favorecer el encuentro entre personas que piensan del mismo modo, obstaculizando la confrontación entre las diferencias”. De nuevo el bien común. Por su parte, Milei tiene una estrategia digital que le ha dado resultados, con un equipo que en su parte central venía de la otra fuerza conservadora (Juntos por el Cambio), y que ahora marchan con Milei. Pero no hay ningún posicionamiento crítico, todo lo resuelve, para Milei, el mercado. Ninguna reflexión sobre el peso de las corporaciones en la algoritmización de la sociedad. En lo que hace a Inteligencia Artificial (IA), para tareas que realiza la policía, señala Milei que allí tendría un campo de aplicación la IA, desplazando sustancialmente al componente humano (la robotización de la violencia, el policía robocop en escena).
5. Las posturas del Papa Francisco son criticadas virulentamente por Milei: “habría que informarle al imbécil ese que está en Roma”; el “maligno en la Tierra, ocupando el trono de la casa de Dios”, “promueve el pobrismo”, con ese término que se oye dulce de la justicia social; “impresentable que está en Roma”, que impulsa el “comunismo”, el “bien común”. Todo esto bajo la premisa de que “mi enemigo es el socialismo”, “el colectivismo”, y el Estado, pues es la materialización del maligno, una organización criminal. Esto lo plantea Milei, que se asume como el elegido, recibió señales, ha planteado.
6. No es novedad ni excepción que Milei desprecie a los que piensan diferente a él (en su momento Bergoglio, ahora la trae con un caudal de periodistas y con los economistas críticos del programa de Milei, “econochantas mandriles”) -esto último con una connotación sexual sistemática en el presidente argentino-: ya citábamos en otro momento algunas perlas: “parásito, inútil, chupasangre, político de mierda, son lo peor, les gusta la plata”’; “‘no sabes de las cosas que hablo’ ‘decís burradas, tenés problemas graves de comprensión, no entendés, sos una burra, hablás de cosas de las que no sabés un carajo, es una falta de respeto hablar sin saber”; “no te pasés de salame, no te pasés conmigo que te estropeo, ignorante, vení a partirme la nariz viejo acabado”. Y una violencia extrema aún tibia: “pedazo de mogólico, imbécil, ‘tarado’, ‘Quién sos fracasado”, al referirse a un diputado del PRO. Con este término brutal (pedazo de “mogólico”, mongólico en México), que como indicó una representante de la Asociación Síndrome de Down Argentina, hablaba sin desparpajo Milei y su “catarata de insultos”, cuando esta organización lleva 20 años tratando de “sacar de la sociedad esta palabra como insulto hacia otra persona”. La personalidad sin límites de Milei rompe recurrentemente las fronteras de convivencia social.
No lo dice Milei, pero quizá piense pragmáticamente, parafraseando a Philip Henry Sheridan (1831-1888), cuando señalaba que “El mejor indio es un indio muerto”, que muerto el Papa, un zurdo menos (agréguese todo lo señalado antes, porque Milei no es desmemoriado).
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