Aprovecho mi condición. Me encuentro en la ciudad de Buenos Aires (“la ciudad de la furia” y del furor eternauta –“nadie se salva solo”-, recuerda un colega). Imposible sustraerse al clima electoral. Cuando se publiquen estas notas se estará realizando la jornada electoral para elegir representantes para la Cámara de Diputados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En un vistazo rápido, se trata de una elección local, pero en los hechos se ha hipernacionalizado. El gobierno nacional se ha metido con todo: se nacionalizó por el presidente, al señalar que Adorni es Milei. Manuel Adorni es el vocero de la Presidencia -es decir, de Javier Milei, el presidente argentino-, Secretario de Comunicación y Medios y el candidato de Milei, sí de La Libertad Avanza al parlamento. El gobierno nacional piensa en las elecciones del domingo, pero con la mirada muy atenta hacia octubre, proceso electoral en la provincia de Buenos Aires, la más poblada de Argentina, y en ese sentido de gran relieve para el futuro argentino y, en consecuencia, para la región.

Participan 17 representantes de fuerzas políticas, con sus respectivos equipos también en la confrontación electoral, en disputa de 30 bancas en el parlamento. Usando los términos convencionales, en la derecha es donde se presentan mayores fracturas. La izquierda también llega fisurada, así como el denominado peronismo, que a opinión de los comentaristas políticos puede sacar ventaja por las divisiones en la derecha y el trabajo del principal candidato del peronismo (el radical-peronista Leandro Santoro). La intención manifiesta de los operadores políticos del mileismo es constituirse en el monopolio de la derecha -superar su condición de minoría compacta que requería del apoyo estratégico de otras fuerzas de derecha para coordinarse en el trabajo legislativo-. En una fuente periodística (Julián Alvez, Infobae, 17/05/2024), se plantea que “Para el Gobierno no se trata solo de ganar en la Capital Federal, sino de mostrarse como la principal opción contra el kirchnerismo a nivel nacional, demostrando que pueden ganarle al PRO en su distrito natal. Si lo consiguen, consideran que esto debería terminar de impactar en la estrategia política de otros distritos electorales del país, en particular en la provincia de Buenos Aires”. Se trata de dos diagnósticos (se puede avanzar sin alianzas, por una parte, o la necesidad de establecer acuerdos para avanzar, por otra), que también forman parte de la interna en las fuerzas que comandan al gobierno.

Para consolidar al gobierno nacional, se han impulsado iniciativas para embarnecer la candidatura de Adorni, siguiendo las huellas de D. Trump: los migrantes encarecen el costo de vida para la sociedad argentina, bajo este supuesto Manuel Adorni tuvo la responsabilidad de apuntalar las reformas al régimen migratorio argentino: alto a la gratuidad en los servicios médicos para extranjeros en los hospitales públicos (los tours sanitarios, plantea Adorni), arancel para estudiantes extranjeros, medida que tiene que ser revisada por las instituciones escolares universitarias, dada su autonomía (así lo manejaron), así como dificultades para obtener la residencia permanente y, por supuesto, la ciudadanía. El argumento estridente, es que “Argentina no será tierra fértil para la llegada de los delincuentes” (Adorni dixit). Sobre el impacto económico por la atención médica y el acceso a las universidades públicas de los migrantes, las propias estadísticas oficiales se apartan significativamente del diagnóstico oficial, lo cuestionan y desmienten. No obstante, la editorialización de la política oficial ocupa un lugar significativo en el conjunto de la prensa argentina, más allá de la bronca de Milei con los periodistas (ensobrados, corruptos, mentirosos, entre otros epítetos que les dirige -de hecho, hay demandas del presidente argentino a tres periodistas de distinto signo que tiene como objeto tender una manta de expansión del miedo y de construcción de silencios y autocensura-, para aludir al conjunto disímil del periodismo argentino).

Matizando, es cierto que aún hay límites, al no llegar a catalogar como enemigos a los inmigrantes, al estilo Trump: “La patraña de los inmigrantes clandestinos haitianos de Ohio que roban perros y gatos y se los comen, aireada por Trump, será recordada como uno de los temas clave de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024. (Escribo esto antes de que tengan lugar, por lo que aún no sabemos si el bulo de las mascotas devoradas logrará restar o sumar votos al candidato republicano.)”, plantea Siegmund Ginzberg (2024) en Síndrome 1933. Pero echar mano de cualquier cosa, se vale en esta guerra electoral, es decir, el fin justifica los medios, si atendemos la estrategia oficial.

Otro crédito para encumbrar a Adorni es la iniciativa de apertura al ingreso de ventas de celulares y electrodomésticos. En palabras de Adorni, “A partir de un decreto que se publicará entre jueves y viernes, se eliminarán por competo los aranceles para la importación de celulares que hasta ahora eran del 16% y van a pasar a ser del 0%”. Es una jugada de tres bandas. Por un lado, hay un destinatario directo, la población juvenil argentina, sustento clave en la política del gobierno de Milei. Por otro, hay una afectación grave en Tierra del Fuego, pues se apunta a desmontar la condición industrial de alta complejidad que se ha desarrollado en esa parte del territorio argentino, que no nada más tenía como propósito la sustitución de importaciones sino, al mismo tiempo, el poblamiento y consolidación de una zona geoestratégica fundamental para la soberanía argentina (el argumento oficial es que mantener 6500 empleos directos, más la generación de empleo indirecto, es muy costoso para la Argentina, soslayando el relieve de la sustitución de importaciones, la importancia de la producción industrial, el conocimiento científico y tecnológico acumulado en la región y, no menor, la importancia de un enclave de defensa soberano, cuando enfrente está la pretensión de instalar una base militar estadounidense, esta última la tercer banda). El gobernador de la provincia, en la parte más al sur del continente, señaló que las relaciones comerciales con Toyota y Samsung, por ejemplo, ponen de relieve la alta calidad y complejidad del trabajo industrial que se desarrolla en Tierra del Fuego. Finalmente, es un mensaje sin claves cifradas, directo, hacia los trabajadores argentinos.

No se puede dejar pasar. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado (Argentina), Federico Sturzenegger, señalaba para Tierra del Fuego que desplazándole como enclave industrial podría convertirse en una gran feria, en un parque de diversiones mundial. No sé por qué (¿por qué será?), pero me vino a la memoria el planteo de D. Trump, cuando proponía para la Frontera de Gaza, en febrero de este año, que Estados Unidos tomara el control de Gaza y trasladara a la población palestina a Egipto y Jordania, para convertir ese lugar en un espacio turístico internacional, argumento que se repitió por el gobierno de Israel y los colonos anexionistas. Ninguna consideración sobre la población que vive allí, la invisibilidad como apuesta.

Esta ofensiva hacia el mundo del trabajo y del conocimiento se aprecia también en el maltrato hacia los trabajadores ligados a la ciencia y la tecnología, pues “Se acelera la sangría por la falta de ejecución de los programas de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, y el desfinanciamiento de las universidades”. Esto lo plantea Nora Bär (Éxodo de investigadores por la parálisis casi total del sistema científico, El Destape,15/05/2025): “Se cancelaron los contratos con todas las grandes editoriales del mundo. Se suspendieron casi la totalidad de las actividades vinculadas con el programa Raíces, establecido como política de Estado por la Ley N° 26.421. Se desfinanciaron prácticamente todos los programas de colaboración internacional y multilaterales de cooperación científico-tecnológica. Se eliminaron de hecho los sistemas nacionales de grandes equipamientos científicos”, como una pequeña muestra. Con otras palabras, se trata de la asfixia financiera a los proyectos ligados al conocimiento (¿La derecha odia el conocimiento?). Continúa Bär: “Tal es el diagnóstico sucinto que dio a conocer el Consejo Interuniversitario Nacional, creado en 1985 y que reúne a los rectores de universidades públicas sin distinción partidaria o ideológica, sobre la gravísima crisis que enfrentan esas casas de estudio y, por consiguiente, el sistema de ciencia y tecnología en su totalidad, ya que allí se origina el 70% de la producción científica local”, lo que se ha traducido entre otras cosas en la pérdida de miles de empleos altamente calificados.

Quizá esta lectura del mundo del trabajo y su relieve se apoya en una frágil comprensión sobre éste, cuando se señala: “Lo que hay que entender es que, si el dinero es un bien de intercambio indirecto, quiere decir que ustedes lo demandan porque sirve para comprar otros bienes. Por ejemplo: ustedes le venden trabajo, a su empleador, a cambio de pesos para -con esos pesos- comprar otros bienes”, argumento con el que se destruye la teoría de la explotación, sostenía Milei en una reunión con los principales empresarios argentinos. Sobre esto, en la primera página de su libro (El país que quieren los dueños), Alejandro Bercovich se pregunta: “¿Con qué país sueñan los dueños de la Argentina? ¿Qué futuro imaginan para las empresas, los campos, las máquinas, los edificios, los centros comerciales, la infraestructura, los bancos, las plataformas digitales y los recursos naturales que controlan? ¿Tienen acaso un proyecto productivo-tecnológico que lleve a la sociedad hacia esa tierra prometida? […] ¿Es Javier Milei el instrumento político que estaban esperando?” Llevo muy pocas páginas, pero es una lectura que atrapa, y que se relaciona con el argumento problematizador de David Harvey: “La posibilidad, por ejemplo, de que las ideas dominantes pudieran ser las de cierta clase dominante ni siquiera es considerada, a pesar de que hay evidencias abrumadoras de que se han producido potentes intervenciones por parte de las elites empresariales y de los intereses financieros en la producción de ideas y de ideología a través de la inversión en think-tanks, en la formación de tecnócratas y en el dominio de los medios de comunicación”. En el mismo sentido, finalicemos con parte de la historia de los matrimonios por conveniencia -aunque siempre existe la opción del divorcio-; sucedió, distancias aparte, con Hitler y los dueños germanos: “Hacía tiempo que se intuía una convergencia entre la vieja centroderecha del magnate de los medios Alfred Hugenberg y el nuevo populismo agresivo de los nacionalsocialistas de Hitler. De hecho, ya habían intentado llegar a un acuerdo. Pero no lo habían logrado. El centroderecha tenía demasiados gallos en el gallinero, los empresarios y la élite desconfiaban de los populistas. Parecía que ese matrimonio no iba a producirse. Y sin embargo...” (Ginzberg, 2024).

Regresemos a las elecciones y su impacto local, y en prospectiva, regional. Cualquiera que sean los resultados, serán muy útiles para mandarle un mensaje a J. Milei y a las demás fuerzas políticas (Milei está apostando con todo) -mantener las alianzas, romper las existentes, hacer nuevas alianzas, redefinirlas-. En el caso específico de la otra fuerza de derecha, ahora en declive, hasta el momento agrupada alrededor del expresidente Mauricio Macri (y su primo, actual jefe de gobierno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), un resultado adverso sería la perdición absoluta. Ya faltan pocas horas para tener certezas, para de acuerdo a las estrategias desplegadas, coincidir o no con George S. Patton: “Para salir victorioso en las batallas no hay que vencer sobre las armas, hay que vencer sobre el ánimo del enemigo”. ¿En qué fuerza destacará esta capacidad estratégica? Y encarrerados, no olvidemos que “nadie se salva solo”.

(UAM) alexpinosa@hotmail.com

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