Alcanzo a ver la siguiente consigna en la manifestación del sábado 15 de noviembre de 2025: “No somos inteligencia artificial”, proferida por gente joven. Y alcanzo a leer que Paul McCartney acaba de producir una “canción silenciosa” como protesta contra los abusos de dicha inteligencia: presuntamente hay quien ha producido un video en el cual el ex beatle entona una canción de los Beach Boys que él nunca incluyó en su repertorio.
Antes de tener este último dato, pensé que McCartney se refería a la pérdida de empleos por el uso de algoritmos como sustitutos de los músicos. Se agudizó mi idea porque pensaba esto en el vestidor del masivo gimnasio público al que asisto, y la “música” de aquel espacio es la peor que he escuchado: esquemática, repetitiva, estridente, con voces mediocres y recursos que saltan de una “canción” a otra como si una empresa las mandara “componer” al mayoreo: casi todas terminan con un corte brusco, casi todas hacen que el (o la) cantante diga en algún momento “oh, oh, oh” u “oh, eh, oh”, casi todas tienen “arreglos” claramente hechos por computadora. He llegado a temer que no solamente los instrumentos, sino las voces sean artificiales.
No perderé el tiempo hablando de las conocidísimas ventajas y desventajas de la inteligencia artificial y sus aledaños. El doctor Érik Huesca conoce el tema mucho mejor que yo, y sé que un libro suyo anda corriendo de aquí para allá desde hace poco; seguramente se trata de un trabajo muy bien documentado y muy bien pensado.
Ya Carlos Marx hablaba del desempleo como ejércitos de reserva para el control de salarios y protestas. Mucha agua ha transcurrido, y hoy sabemos que es mucho mejor una persona con salario o con una empresa formal (sea pequeña, mediana o grande) que una persona frustrada mientras espera una oportunidad de trabajo tal vez inalcanzable. ¿Una utopía? Pleno empleo en todo el planeta.
Hace bien el gobierno aumentando el salario mínimo, sobre todo si lo hace en el marco de una economía sana. Una persona con empleo formal y mejor salario es una persona que consume más (y mejor) y así ayuda a los muchísimos circuitos honestos de la vida económica.
¿Una utopía, entonces? Ignoro si la Organización Mundial del Trabajo (oit) tiene prospectivas acerca del pleno empleo a nivel planetario. Un fruto extraordinariamente benéfico consistiría en que las personas tendríamos un mapa aproximativo de cuáles conocimientos y capacidades se requieren en qué lugar, y los programas migratorios se basarían en una comprensión muy bien organizada y documentada de los requerimientos en cada país.
¿El partido en el poder y la oposición tienen una imagen y una idea claras del país que queremos para 2050, para 2060, incluso para 2100? Mientras más desarrollo tiene un país, más proyecciones establece para futuros más lejanos; mientras menos desarrollo, los gobiernos son más reactivos.
Si la empleabilidad es el análisis de las dinámicas entre formación y empleo–emprendimiento, entonces la imagen y la idea del México futuro tienen que ver con factores como los diagnósticos acerca del empleo, y en esto la inteligencia artificial es decisiva. Ya he comentado que la Universidad Nacional tiene la asignatura de I. A. en al menos siete planes de estudio.
Si de verdad ha habido o hay cuatro transformaciones en la historia de México, la quinta transformación ya está en curso y abarca el globo terráqueo: tiene que ver con las mutaciones que los algoritmos están haciendo en torno a la empleabilidad y muchos otros factores.
Y si de verdad quiere irse al fondo de problemas como el cáncer del narcotráfico y sus cada vez más perversas ramificaciones y violencias, entonces debe estudiarse a fondo la empleabilidad presente y por venir con ayuda de las matemáticas, la actuaría, diversas ingenierías, la administración, la psicología, la sociología, desde luego la estadística en asuntos demográficos, entre otras disciplinas. Interpreto la pancarta “No somos inteligencia artificial” como un grito por el empleo para las nuevas generaciones.
¿Alguien está estudiando el futuro? Hacia 2017 era yo coordinador de Humanidades. El rector Enrique Graue me encargó ver cómo podíamos estudiar prospectivas desde el subsistema. Pensé en un laboratorio nacional. Entrevisté a personas con perfiles para encabezar el proyecto. Parecía todo listo para la siguiente convocatoria del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt). Al año siguiente no salió la convocatoria. Me sentí portero sin suerte.
Ahora me entero de que existe precisamente un Instituto del Futuro y que se enmarca en el ámbito de Ciencia y Tecnología de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. El cide y una instancia de la Organización de las Naciones Unidas preparan un evento híbrido para este 27 de noviembre a las 9 horas: “México 2060: diseñando el futuro, de los retos a la acción”. Entiendo que se podrá seguir desde cualquier punto del planeta por el YouTube del cide. Presencial será en la Sala de Usos Múltiples. Veo participantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Colegio de Jalisco, de la Universidad Autónoma de Baja California, de la Asociación Empresarios 4t, del fovissste, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, de la revista Obsidiana, por supuesto el propio cide… Bienvenida la iniciativa.
Las instancias políticas podrían tomar nota. Después de todo, quienes hoy por ejemplo exclaman “Somos México”, también podrían decir “Seremos México”.
Hace unos días Corona Capital en la Ciudad de México demostró que la música es una gran industria y que se vale de adelantos tecnológicos y a la vez expresa inquietudes multitudinarias. Ya solamente resta que las autoridades de la alcaldía o de la jefatura de Gobierno diseñen y construyan un paso peatonal sobre la calzada Ignacio Zaragoza (existen en Río Churubusco) para que mejore el flujo de personas y vehículos.
Me falta el segundo tema que anuncié hace quince días: Justo Sierra y la elección de jueces. Quede para el viernes 5 de diciembre.

