En materia de aviación, México ha carecido a lo largo de muchos años, de una política aeronáutica que le permita fortalecer esta importante industria; la cual, representa más del 7% del Producto Interno Bruto de nuestro país de forma directa y casi el 10% de manera integral si consideramos todos los sectores con los que tiene vinculación, como lo es el turístico y comercial.
En poco más de una década, en nuestro país han dejado de existir más de 15 compañías aéreas nacionales, entre las que podemos mencionar a: Mexicana de Aviación, Aero Caribe, Aviacsa, Aero California, Taesa y recientemente Interjet y Aeromar.
Todas ellas, en su momento, representaron una fuente de empleo digna, una plataforma de interconexión nacional que fomentaba el comercio y el turismo regional, un referente tecnológico aeronáutico y principalmente un embajador de nuestra bandera en el mundo.
Hoy, las aerolíneas nacionales que subsisten lo hacen a partir de un modelo de optimización de recursos hasta niveles que pueden representar altos riesgos financieros y operativos, pero frente a la falta de una directriz pública que impulse, proteja y fortalezca esta actividad, el concepto de la supervivencia se impone sobre todos los demás factores que dan certidumbre y crecimiento con estabilidad a la industria.
Este modelo no ha beneficiado en nada a los inversionistas y mucho menos a los trabajadores y usuarios, por el contrario, todos en la industria han salido perdiendo.
Por ello, diversos actores como la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México y el Colegio de Pilotos Aviadores, han promovido de manera constante, frente a diversos actores políticos y miembros del Congreso de la Unión, la imperiosa necesidad de que México cuente con una nueva Política Aeronáutica de Estado, en donde se privilegie a la actividad aeronáutica a partir del reconocimiento de la misma en el desarrollo y crecimiento económico nacional, tal y como sucede en otros países del mundo. Escuchar con humildad siempre engrandece.
Contar con una guía rectora en materia aeronáutica actualizada, permitiría que la industria creciera con estabilidad y certidumbre, crecieran las fuentes de empleo de calidad, beneficie a los usuarios con tarifas y servicios competitivos, se fortalezca la seguridad operativa, se aproveche la infraestructura aeroportuaria de nuestro país y se incremente la aportación que este importante sector tiene en el Producto Interno Bruto Nacional.
Debemos aprovechar la posición geográfica que tiene nuestro país para desarrollar el nuevo centro de operaciones aeronáuticas (HUB) de América Latina en beneficio de todos los actores involucrados: Estado, Inversionistas y Sociedad.
México no puede esperar más para desarrollar y ampliar la cobertura de los servicios de transporte aéreo conforme a las necesidades nacionales, garantizando la integración regional del país y la conectividad multimodal, así como impulsar la promoción y acceso de la población a los servicios de la industria, es decir, es momento de que el medio de transporte más seguro y eficiente del mundo, llegue a la mayor cantidad de mexicanos posibles, velando en todo momento por los derechos de los consumidores y que estos sean acordes a los mercados más competitivos a nivel internacional.
La importancia de este tema debe de ser atendida por las autoridades federales en la materia con la mayor profundidad, compromiso y conocimiento; evitando a toda costa impulsar arreglos parciales, sólo para barnizar las grietas profundas que enfrenta nuestra nación en materia de aviación. Es tiempo de hacer que una cadena histórica de malas decisiones políticas y técnicas, se conviertan en un proyecto virtuoso que engrandezca a México dentro del escenario de la industria aeronáutica internacional.