Mientras la política electoral monta el gran teatro de la sucesión presidencial, cada día aumentan en el país los estallidos de violencia del crimen organizado. Con acciones que elevan los niveles de brutalidad aparecen explosiones de autos con bombas, secuestros de la autoridad, desafíos abiertos a las fuerzas estatales, un terrorismo que escala y que parece no tener fin en el corto plazo. ¿Estamos ante una mayor descomposición y captura del crimen o simplemente es la normalización de lo que hemos vivido en los últimos años?
Hace unos días Jorge Zepeda escribió un texto que tituló “Los cárteles también viven su cuarta transformación” (El País, 12/07/2023). Esto significa que la problemática se vuelve más compleja, no sólo por el uso de armas más mortíferas que aterrorizan a las comunidades, sino porque el tejido social se ha intoxicado y esos grupos criminales han penetrado en las poblaciones y cuentan con su apoyo, ya sea por coacción y amenaza, o porque les dan trabajo, recursos y servicios, como vimos hace poco en Chilpancingo, Guerrero.
Como ha señalada Michael Wieviorka: ya pasamos de la violencia del sentido común, como agresividad y frustración; no hemos dejado atrás la violencia como mecanismo instrumental para conseguir objetivos, que es lo que hacen los grupos del crimen organizado a lo largo y ancho del territorio nacional. Con una presencia específica se ha calculado que hay una captura del 30% del territorio nacional en donde existe una “violencia letal” (André Rangel, revista Nexos, 11/07/2023). México ha pasado a otra fase en donde el crimen ha penetrado en los niveles de la cultura, no solo en el espacio familiar, sino en las comunidades que han aprendido a convivir con esos grupos criminales. Cuando se llega esos niveles es porque hay una fuerte vinculación, ya sea por vacíos de autoridad y del Estado, o por nuevos arreglos de complicidad en donde las comunidades participan intensamente de esas redes. En Chilpancingo había cientos de personas en las manifestaciones y bloqueos; algunas notas de prensa calcularon más de dos mil personas. ¿Cuántas regiones del país tendrán estos niveles de apoyo social a grupos del crimen organizado? Será un fenómeno creciente en los próximos años.
De acuerdo con estudios de la organización Crisis Group, “los territorios en mayor riesgo de cooptación y captura por el crimen organizado suelen tener características particulares, que están presentes en 166 municipios mexicanos (…) Estos factores incluyen la presencia de grupos criminales, poblaciones de 20,000 a 50,000 habitantes, y la proximidad a vías de transporte que ofrecen fácil acceso a puertos y a los Estados Unidos, lo que facilita el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. (André Rangel, Nexos, 11/07/2023).
Otros de los fenómenos —que se han dado al mismo tiempo que se han multiplicado estos grupos—, es la diversificación de sus mercados con acciones que abarcan no sólo el narcotráfico, sino la trata de personas, el tráfico de armas y órganos, el cobro de piso, la extorsión, el secuestro, el robo de combustible, entre otros. Sin duda, tenemos un escenario de agravamiento, a pasar de que la autoridad informe de una mejoría en las cifras de los asesinatos dolosos. Los hechos cotidianos nos muestran a un país más descompuesto y violento. Si miramos hacia el lado de las desapariciones y los feminicidios encontramos otra tragedia, que todos los días se actualiza en los testimonios de los grupos de madres buscadoras.
Hay debates infinitos, decenas y decenas de estudios y análisis sobre cuál debe ser la mejor estrategia en contra de estas violencias. ¿Qué hacer frente a la multiplicación de las violencias? ¿Debemos regresar a las policías civiles o profundizar la militarización de la Guardia Nacional, o una mezcla? ¿Necesitamos más tecnología u otros enfoques? ¿Hay que seguir con la centralización o regionalizarla? ¿Negociar con el crimen, tolerarlo o enfrentarlo a muerte? ¿Transformar las procuradurías y los ministerios públicos? Problemáticas que serán centrales en las campañas políticas, porque son la principal preocupación de la ciudadanía…