Cuando se analizaban los discursos de la comunicación política había que mirar hacia el lugar desde donde se hablaba; hoy puede ser una premisa válida, pero la diferencia es que esos lugares sociales, desde los que se habla, han perdido claridad y se enmarañan como el libro que Byng-Chul Han llamó, En el enjambre. Ya no se sabe quién es el que habla y, mucho menos se sabe si lo que dice es real o inventado. Al parecer ya no importa que lo que se diga en las redes sea verdad, sino que se generen efectos de que sí es verdad, aunque sea mentira. Según este filósofo coreano vamos hacia la “psicopolítica digital” que vigila y controla, que nos vuelve espectadores pasivos frente a las luchas de poder.
#TelevisaLeaks es un nuevo escándalo, medio silenciado, que revela cómo se construyen las narrativas del poder para atacar, difamar, ensuciar, distorsionar a enemigos o adversarios y, al mismo tiempo, afianzar, apoyar y fortalecer aliados. La añeja relación entre el poder y los medios, ahora se da entre las redes y las estrategias del poder.
El mundo digital ha complejizado la información y la desinformación. Antes era muy sencillo, había unos cuantos emisores que le hablaban a un gran público, hoy son múltiples de emisores descentralizados que emiten, participan y reciben. Hace unos años las nuevas tecnologías que llegaron con el internet y la telefonía inteligente, llevaron a establecer un optimismo democratizador, porque supuestamente todos podríamos ser emisores, hablar libremente, participar sin restricciones, “las benditas redes sociales” las llamó AMLO. Ahora sabemos que ese mundo ha sido capturado por poderosos intereses, por los grandes oligarcas de las tecnologías. En este contexto es donde surgen estrategias como #TelevisaLeaks.
Con la investigación periodística que hacen Carmen Aristegui y su equipo sabemos, hasta la fecha, que esa información, los famosos 5 terabytes, son un mundo de datos. Según la IA de Perplexity en 5 teras puede haber: 10 millones de fotos; 400 minutos de video; 3.4 millones de documentos; miles de millones de documentos y unas 750 películas en 4K de Netflix. Con ese material nos hemos enterado de muchos expedientes y los que faltan por conocer. Sabemos cómo Televisa atacó a Carlos Slim y a Ricardo Salinas; de qué forma se le inventó al hijo de un magistrado una acusación falsa. También conocimos las alianzas entre Arturo Zaldívar, cuando era presidente de la SCJN, y la televisora que lo convirtió en “una estrella” más de esa empresa; ese exministro, que hoy está en el equipo jurídico de Sheinbaum, sigue tan campante e impune de sus abusos de poder. Nos enteramos de las guerritas sucias entre Televisa y la familia Alemán. Supimos de qué manera se construyó una campaña en contra de la misma Carmen Aristegui.
Otras consecuencias de esta investigación periodística apuntan hacia los efectos legales que puede afrontar Televisa, seguramente no en México, donde goza de protección, impunidad y silencio oficial, pero sí en Estados Unidos; quizá allá esa televisora, que tiene una parte estadounidense, tendrá que dar alguna explicación y rendir cuentas. En este tiempo que se están discutiendo las nuevas reglas de las telecomunicaciones, vamos a extrañar mucho al IFT, que lo desapareció la herencia populista del obradorismo.
Además del silencio del oficialismo ante #TelevisaLeaks, algunos juristas han señalado que hay vacíos jurídicos por donde se puede enterrar el caso sin pasar por tribunales. Hoy, vemos cómo se debilitan los mecanismos de regulación estatal mediante la desaparición de organismos autónomos como el IFT. El país se regresa décadas de avances en materia de telecomunicaciones. Ya no estamos en las épocas de Carlos Denegri o Jacobo Zabludovsky, amos de la opinión pública en un sistema de partido hegemónico. Ahora habitamos en el mundo de las redes de información, como lo propuso Harari en su libro Nexus.
#TelevisaLeaks es una expresión de cómo se usan, desde una concesión pública, las redes, las incubadoras y los bots, como instrumentos de guerras mediáticas contra adversarios o en favor de aliados. ¿Cuántas revelaciones más habrá en esa investigación, profesional y valiente, que encabeza Aristegui? Veremos muy pronto…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif