El Museo Dolores Olmedo es el legado artístico más importante en Xochimilco. Para los vecinos que exigen su reapertura, además del gran acervo de obras de Frida Kahlo y Diego Rivera, este espacio que donó la mecenas “al pueblo de México” representa más que la belleza de sus piezas: “Es parte de nuestra identidad, de nuestra historia, de nuestras raíces, de nuestra vida comunitaria, de la formación de varias generaciones”. Por eso han emprendido una lucha que no se detendrá “hasta que vuelva a abrir sus puertas”.

Me encontré con un grupo de residentes de Xochimilco a cuyo movimiento espontáneo se han ido sumando cientos de personas de barrios y colonias locales de esta zona al sur de la Ciudad de México, por la reapertura del museo, la defensa de sus derechos culturales y el cumplimiento de la voluntad notariada de Dolores Olmedo, frente al proyecto de trasladar sus colecciones al Parque Aztlán en Chapultepec.

Escribieron una carta al Fideicomiso que administra el museo, cerrado desde 2020, para pedir información. No sólo les negaron la recepción del documento sino que mandaron tapiar las puertas del recinto. “Nosotros no vamos a grafitear ni a violentar el espacio que estamos defendiendo. Emprenderemos una exigencia con cultura”, me dicen. Con expresiones artísticas y culturales, a partir del próximo domingo y cada dos semanas, llevarán a cabo, a las puertas del Dolores Olmedo, su demanda por la pronta reapertura del espacio con todas sus actividades, colecciones y especies. El programa inicia el 3 de agosto con el grupo musical Mezme. Ya aceptaron participar grupos de danza regional, de música jarocha y también prehispánica… Cuentan con apoyo de quienes han ganado y participado en “La Flor más bella” (que se capacitaba en el museo) y otros colectivos culturales que apoyan la causa.

Además entregarán cartas a la presidenta Claudia Sheinbaum; a la jefa de gobierno de la ciudad de México, Clara Brugada; a la secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la autoridades culturales tanto a nivel federal como local. Un oficio a la alcaldesa Circe Camacho, que si bien forma parte del patronato del museo y es originaria de Xochimilco, ha guardado silencio. También interpondrán una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Vecinos y vecinas aceptan una entrevista: Juan González Romero (médico veterinario que, en 1994, como delegado de Xochimilco, formó parte del patronato del museo); Carmen Gutiérrez (gestora cultural y correctora de estilo, colaboró en Fomento Cultural Banamex); Francisco González (pintor); Michelle Marcela Torres (artista visual, alias “Poeta muerta”) y Ricardo García Garcia “Tlapalcóatl” (originario de Santiago Tepalcatlalpan, integrante de Pueblos y Barrios Originarios). Les une la convicción, el amor a la Noria, a las raíces culturales de las que forma parte y a la idea de que la periferia de la Ciudad de México necesita y merece conservar un museo de talla internacional como éste.

Xochimilco no es sólo lagos y chinampas, dice Ricardo, cuya cultura valora la palabra, la firma, la voluntad de una persona, como algo tan sagrado como la naturaleza. Michelle, de 24 años, que de niña acudió cada año a los cursos de verano del museo y decidió ahí su vocación artística, agrega que la Ciudad de México “no es la Roma, la Condesa, Santa Fe o Chapultepec. Y Xochimilco ofrece mucho más que borracheras en una trajinera, ¿por qué centralizarlo todo?”

Hay un vínculo personal y comunitario con el sitio y con el museo en cada persona. Argumentos que han de ser escuchados. Y una convocatoria abierta: “Rescatando el Dolores Olmedo”.

adriana.neneka@gmail.com

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS