El pasado fin de semana la exposición Miguel Covarrubias, una mirada sin fronteras cerró con un récord de 311 mil 146 asistentes en cuatro meses, casi 80 mil al mes, lo que la convierte en la muestra más visitada en la historia del Palacio de Iturbide de Fomento Cultural Banamex. Con el éxito a cuestas, Cándida Fernández se despide como directora de la institución y se consolida como una de las más importantes gestoras culturales de México.
Sergio Raúl Arroyo y Anahí Luna, curadores de la exposición, la clausuran satisfechos. Mientras que la historiadora de arte, Natalia Pollak, toma la estafeta de Cándida Fernández y asume el cargo de directora de Patrimonio y Fomento Cultural Banamex (FCB) y todas sus áreas: Fomento Cultural, Patrimonio Artístico, Casas Señoriales, Foro Valparaíso y Archivo Histórico.
Luego de una larga plática con Cándida Fernández retengo una frase: “Pensar en grande”. Se refiere a Roberto Hernández, quien la invitó en 1992 a tomar el lugar del museógrafo Fernando Gamboa en FCB. “Alguien que tiene una visión panorámica de las cosas y puede ver los detalles, pero que piensa en grande, te permite pensar en grande y te invita a pensar en grande”.
Cándida venía de la Universidad Iberoamericana, de maestros como O’Gorman, Trabulse, Manrique y lecturas de Luis Villoro…. Asegura que la Historia “te enseña a pensar”. Pero fue cuando trabajó como voluntaria en una campaña financiera por la UIA, que: “aprendí a pedir dinero”. Las dos, capacidades básicas en la gestión cultural.
En FCB, la historiadora incrementó las colecciones de pintura, escultura, grabado y fotografía (del siglo XVIII al XXI), emprendió el programa editorial con publicaciones de libros y catálogos; la conservación de casas virreinales que posee el banco en Ciudad de México, Mérida, San Miguel Allende y Durango: investigaciones que le han dado vida al acervo (abierto al público gratuitamente), a la biblioteca de arte y al archivo histórico de la institución. Organizó más de 150 exposiciones del arte mexicano en el extranjero. Y enriqueció la colección de Arte Popular mientras fomentaba el conocimiento histórico, la educación estética, el gozo y el orgullo del patrimonio vivo.
Con Teresa Pomar, su mentora, Cándida entendió que “el arte popular es arte sin prefijos ni sufijos y los artesanos son artistas”. Con ella mapeó todo el país y emprendió desde hace 30 años “Grandes Maestros”, proyecto cultural que no solo visibiliza las obras, sino que abre talleres de capacitación para el rescate de oficios, difunde las piezas con exposiciones y libros y favorece la comercialización. “Hay que entrarle al mercado sin miedo y darles a los artesanos una mejor valoración”, advierte. “Grandes Maestros de Iberoamérica” implicó 36 viajes en cinco años, 22 países recorridos y el nacimiento de la asociación “Amigos de los grandes maestros”.
Constantes básicas de cada proyecto: cuatro o cinco años de investigación rigurosa con semanarios de primer nivel; alianzas con museos internacionales y fundaciones culturales, vínculos entre academia, arte y economía; búsqueda de impacto cultural, social, comercial e incidencia en políticas públicas y construcción de ciudadanía.
En su gestión se llevaron a cabo 64 proyectos de restauración. “Si restauras la iglesia de un pueblo, lo revitalizas económicamente e incides en la vida de la gente”, asegura. “Igual el exconvento de Santo Domingo en Oaxaca, que el Guggenheim en Bilbao”.
Aquí, apenas un asomo al rico legado de Cándida Fernández. En momentos de incertidumbre nos recuerda que siempre es posible “pensar en grande”.
adriana.neneka@gmail.com





