Al parecer, el resultado electoral del 2 de junio no ha movido ni un ápice y todo sigue siendo simulación. Cuando pensamos que no podíamos estar peor, algunos dirigentes partidistas -minimizando el hecho de que sus propuestas y liderazgos fueron rechazados de forma democrática y contundente por los ciudadanos-, se empeñan en demostrar que están dispuestos a todo para dinamitar al PAN desde dentro; conciben al partido como una empresa personal y no como un instrumento ciudadano de bien común.

Con el pretexto del régimen que enfrentamos -que por cierto, durante mucho tiempo hemos denunciado y combatido-, pretenden que cerremos los ojos y guardemos silencio ante los abusos que siguen cometiéndose al interior: desde la repartición de puestos y presupuestos en la ya muy pequeña estructura partidista hasta acuerdos con el oficialismo que ellos mismos evidencian.

En el marco de la renovación de las dirigencias nacional y de las estatales, observamos con indignación el que algunos personajes políticos del Estado de México lanzaran su primer mensaje rompiendo el compromiso hecho por el dirigente nacional, de que el proceso interno estaría a la altura de la exigencia de los mexicanos.

De forma poco transparente, en convocatorias fast track desde los comités municipales se aprobó, sin la máxima publicidad, que la renovación de la dirigencia estatal sea por el método extraordinario, es decir, por consejeros estatales, sin tomar en cuenta a la militancia panista que reclama su derecho a votar y ser votada y a elegir a quien los va a representar.

Sin empacho alguno, aseguraron que “se va a reelegir el presidente estatal con candidatura de unidad... con todo mi apoyo... vamos a notificar que la elección sea por el Consejo Nacional. Acá ya hicimos la consulta... y esta decisión es un reflejo de lo que va a pasar en el país". ¡Lamentables estas declaraciones que muestra el desdén y el desprecio hacia la militancia partidista, de la que solo necesitan su afiliación para mantener el registro!

Y aunque el oficialismo interno maneje un discurso de “conciliación y hermandad” y repita una y otra vez que es momento de que la militancia participe, la realidad es que sus operadores en las dirigencias estatales pretenden inhibir su participación, con mensajes de que la decisión ya está tomada porque tienen el control de los órganos del partido.

Previo al inicio del proceso electoral interno que se dio con la integración de la Comisión Nacional de Elecciones (CONECEN), propuse al dirigente nacional pausar la renovación de la dirigencia hasta que concluyeran los asuntos relacionados con la elección constitucional, a fin de concentrar los esfuerzos institucionales en las batallas contra el régimen. La respuesta fue una negativa.

Es evidente que la urgencia tiene que ver con la intención de que las cosas no cambien, de mantener el statu quo que nos tiene con los peores resultados en la historia del PAN y, por más que lo nieguen, todo apunta —por acción u omisión— a favorecer al régimen.

Se niegan a aceptar que es fundamental, por el bien del país, renovar la forma en la que están haciendo política. Se niegan a ser demócratas, olvidando como decía Carlos Castillo Peraza, que “la democracia no es el peligro; la democracia es la oportunidad”.

Se les olvida que Acción Nacional nació distinto al resto de los partidos; desconocen ahora lo que les parece “viejo” o “anticuado”, porque dicen que volver al origen es pasado, sin entender que los valores y los principios no tienen vigencia.

Se les olvida que son los cimientos de un partido como el nuestro y la siembra de muchos panistas que pusieron semillas democráticas en este país, lo que nos ha permitido cosechar espacios y posiciones que ellos mismos ocupan, porque sin esa siembra, ellos difícilmente estarían ahí.

Si se quieren cambiar las cosas en Acción Nacional, debemos reconstruirnos, con mejores liderazgos, mujeres y hombres dispuestos a encabezar con congruencia nuestros valores y principios democráticos, a defender nuestras causas con argumentos y con la convicción de asumir las responsabilidades de hacer lo correcto para México.

Por eso mi llamado urgente a la militancia de Acción Nacional a no permitir más que el partido siga secuestrado por unos cuantos, a indignarse y convertir su enojo y frustración, en la fuerza que nos permita devolver a los ciudadanos el partido que fue escuela democrática para muchos y semillero de buenos gobiernos.

Los militantes deben luchar para que el país tenga una oposición digna, congruente, que enfrente con honorabilidad y prestigio las prácticas antidemocráticas internas y nos podamos, ahora sí, por fin, reconstruir para recuperar nuestra identidad, reconstruir para ganar.

Política y activista

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