Como en los viejos tiempos, el fue llenado por el partido en el poder con la movilización corporativa de miles de personas.

Con el apoyo de sus comités estatales y municipales, Morena llevó contingentes de todos los estados de la República.

Además, como se hacía en los 70, 80 y 90 del siglo pasado, organizaciones gremiales como los sindicatos de Trabajadores de la Educación, de Petroleros y de Electricistas, así como la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), ocuparon gran parte de la .

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La concentración multitudinaria tuvo muy poco de orgánica. La gran mayoría de las y los asistentes llegaron en grupo y ya llevaban banderas, banderines, gorras, playeras o pancartas alusivas a Morena, la 4T o algún sindicato.

A las 11 de la mañana, la presidenta salió de Palacio Nacional, de la mano de su esposo, Jesús María Tarriba, para encabezar el acto conmemorativo a los primeros cien días de su gobierno.

El templete fue instalado justo enfrente del balcón presidencial del recinto histórico.

Ahí se colocaron 27 sillas, la de la mandataria y las de los integrantes de su gabinete legal y ampliado.

En las primeras filas y separados del resto de la gente por vallas metálicas, los integrantes de la clase política en el poder ocuparon los lugares VIP.

Hasta adelante estaban los gobernadores morenistas y, mezclados entre ellos, tres emanados de partidos políticos de oposición: los priistas Esteban Villegas, de Durango, y Manolo Jiménez, de Coahuila, así como , de Nuevo León, militante de Movimiento Ciudadano.

Atrás de la primera valla, en la segunda zona exclusiva, fueron sentados senadores y diputados de Morena y sus aliados, además de funcionarios del gobierno y líderes de Morena.

Sin estar físicamente en el Zócalo, el expresidente estuvo presente, cuando, al inicio de su mensaje, la presidenta Claudia Sheinbaum lo mencionó para reiterar que no se deslindará de él, ya que la ciudadanía votó en favor de darle continuidad a la Cuarta Transformación, cuyas bases, dijo, colocó el exmandatario.

Además, la figura de López Obrador sigue muy presente en los artículos de la 4T que los comerciantes ambulantes ofrecían a la gente.

"Amlitos" de peluche a $200, "Amlitos" parlantes a $600, mini botellas de tequila a $200, almohadas a $200, gorras a $50 y llaveros a $20, entre otros productos, eran ofrecidos a quienes ingresaban a la Plaza de la Constitución.

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mahc/apr

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