Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz en 1992, recibió este miércoles 16 de julio su carta de naturalización de manos del canciller Juan Ramón de la Fuente, lo que la acreditación como mexicana.
En la Cancillería, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) se reunió con Menchú, a quien reconoció su lucha en la defensa de los derechos humanos.
"Durante el encuentro, el canciller reconoció la trayectoria de su lucha en defensa de los derechos humanos y de los pueblos indígenas, así como sus aportaciones a la vida académica en distintas universidades en México y el mundo", destacó la SRE.
"Muy agradecida y emocionada por recibir de manos del canciller Juan Ramón de la Fuente mi carta de naturalización ", expresó la activista guatemalteca.
La activista y defensora de los derechos humanos, Rigoberta Menchú Tum, nació el 9 de enero de 1959 en Chimel, municipio de San Miguel Uspantán, Departamento de El Quiché, Guatemala.
Es defensora de la paz, la justicia social y los derechos humanos de las comunidades indígenas en Guatemala. Menchú nació en una familia campesina maya y, durante su infancia y juventud, sufrió pobreza y discriminación racial, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Desde los cinco años, comenzó a trabajar junto con sus padres en fincas de familias adineradas y tradicionales del país. En su adolescencia, se desempeñó en la capital guatemalteca como empleada doméstica durante al menos dos años.
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"La activista guatemalteca creció en un país afectado por un conflicto armado entre el gobierno y una guerrilla reivindicadora de justicia social y mejores condiciones de vida. Para poder combatir contra esta organización popular, el gobierno optó por la violencia para lograr reprimirla. Asimismo, implementó una política de exterminio contra la población indígena maya", subrayó la CNDH en su plataforma web.
Su madre y hermano, por lo anterior, fueron víctimas de tortura y asesinato por parte de militares. Su padre, más adelante, fue quemado vivo durante una protesta.
Desde joven, Menchú se involucró en distintas luchas sociales y fue partícipe en foros internacionales para denunciar las desigualdades sociales, económicas y políticas de su país. En 1977 empezó a militar en el Comité Unidad Campesina, integrándose formalmente en 1979.
Tras sufrir persecución política por defender estas causas, Rigoberta tuvo que exiliarse en México, país al que llegó en 1981 apoyada por grupos militares católicos.
En territorio mexicano, continuó denunciando internacionalmente la grave situación de los indígenas guatemaltecos.
El 10 de diciembre de 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose en la primera mujer indígena y la más joven en recibirlo. Con el dinero obtenido, formó la Fundación Vicente Menchú, para fortalecer valores humanos en los pueblos del mundo.
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