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La vacunación contra el virus de papiloma humano (VPH), la detección oportuna y el tratamiento contra este virus, previenen hasta 90% el desarrollo de cáncer de cuello uterino explicó Eder Alexandro Arango Bravo, jefe del Departamento de Educación en Salud del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
Agregó que la vacuna contra el VPH es el elemento principal dentro de la prevención primaria, con protección contra los subtipos de los virus más frecuentes (16-18) y la prevención de lesiones premalignas y malignas (cáncer) del cuello uterino, cuando se aplica en una dosis a niñas de 9 a 10 años.
¿Cómo se contagia el VPH?
Al explicar que el VPH se trasmite por contacto directo con piel y mucosas genitales o líquidos corporales infectados, al tener relaciones sexuales, incluidas las orales; agregó que, para prevenir lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino, es necesario vacunarse.
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Además, dijo que las mujeres mayores de 25 años deben realizarse la prueba de papanicolaou o citología cervical, de acuerdo con los lineamientos de la NOM, repetirla cada año y, en caso de que los dos últimos resultados sean negativos, se realiza cada tres años.
A través de un comunicado, la Secretaría de Salud informó que el papanicolaou es un procedimiento seguro que no tarda más de 15 minutos y consiste en recolectar las células del cuello uterino con un pequeño cepillo que se envía al laboratorio para análisis.
La SSA reiteró la importancia de prevenir y generar conciencia en las mujeres sobre este virus, lo anterior, con motivo del Día Nacional de la Lucha Contra el Cáncer Cervicouterino, el cual se conmemora cada 9 de agosto.
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Tratamiento es exitoso en etapas tempranas
Por otro lado, Arango Bravo destacó que el éxito del tratamiento es de 90% en etapas tempranas, ya que son lesiones pequeñas que miden menos de cuatro centímetros, confinados al cérvix, factible de tratamiento quirúrgico (cirugía) y, en caso necesario, se complementa el tratamiento con radioterapia.
Asimismo, especificó que el tratamiento depende de las etapas clínicas al diagnóstico; en pacientes con enfermedad localmente avanzada la combinación de quimioterapia y radioterapia es la mejor opción de tratamiento, pues es curativo.
Mientras que en etapas avanzadas el propósito del tratamiento es controlar síntomas asociados a la enfermedad, como el sangrado y el dolor pélvico, mejorar la calidad de vida de las pacientes y prolongar la supervivencia.
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