La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés) pidió a Robert Prevost, nuevo Papa electo, romper los lazos de la iglesia católica con las corridas de toros por ser violentas y mortales.
A través de una carta, Ingrid Newkirk, fundadora de PETA, solicitó respetuosamente a León XIV continuar con el legado animalista de su antecesor Francisco l, quien eligió su nombre en honor a San Francisco de Asís, santo patrono de los animales, para proteger con compasión la vida de todos los seres vivos.
“Oramos para que encuentre en su corazón la voluntad de seguir el legado compasivo del papa Francisco, haciendo lo que sin duda él habría hecho si hubiera tenido más tiempo en la Tierra: romper los lazos profanos de la Iglesia católica con la tortura y matanza de toros por entretenimiento”, escribió Ingrid Newkirk, fundadora de PETA.
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“En países mayoritariamente católicos, esta práctica es atrozmente cruel… sobrevive en parte porque la Iglesia permite que sus promotores usen el nombre de la Iglesia y de los santos”, agregó.
PETA detalló que, cada año, miles de toros son asesinados en festivales taurinos celebrados en honor a santos católicos.
“Durante estos eventos, picadores a caballo clavan lanzas en la espalda y el cuello de un toro antes de que otros claven banderillas en su espalda, infligiendo un dolor agudo cada vez que gira la cabeza e impidiendo su rango de movimiento.
“Finalmente, cuando el toro se debilita por la pérdida de sangre, aparece un matador e intenta matar al animal clavándole una espada en los pulmones. Se usa una daga para cortar su médula espinal. El toro puede estar paralizado, pero aún consciente mientras le cortan las orejas o la cola y se las presentan al matador como trofeo, y su cuerpo es arrastrado fuera del ruedo”, explicó la ONG.
El papa Francisco fue elegido Persona del Año por PETA hace una década tras escribir en su encíclica “Laudato Si. Cada acto de crueldad hacia cualquier criatura es ‘contrario a la dignidad humana’”.
PETA reportó que, desde el siglo XVI, el papa Pío V, quien fue canonizado, prohibió las corridas de toros, las cuales describió como “espectáculos crueles y viles del diablo y no del hombre” y contrarias a la “piedad y la caridad cristianas”.
“La doctrina de la Iglesia católica establece claramente que, ‘es contrario a la dignidad humana causar sufrimiento o muerte innecesaria a los animales’; sin embargo, los sacerdotes católicos a menudo ofician ceremonias religiosas en plazas de toros y ministran a los toreros en las capillas de estas plazas, acciones que deberían ser condenadas categóricamente por el Vaticano”, reclamó la ONG.
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