Ante la realidad internacional en materia de migración, donde predomina un discurso oscilante entre la criminalización y la invisibilización, reivindicar y defender el derecho de quienes migran, denuncian y reconstruyen sus vidas son actos impostergables, afirmó el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.

Al inaugurar el encuentro nacional La investigación social, migración y las fronteras de México, agregó que los migrantes deben contar con la posibilidad de permanecer y de retornar con dignidad.

La defensa de estos derechos es también una forma de resguardar los pilares de toda democracia: la pluralidad, la equidad y la justicia, dado el resurgimiento del autoritarismo, nacionalismos excluyentes, xenofobia, cierre de rutas legales y la instrumentalización política de la movilidad humana.

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que las fronteras son espacios complejos, con una dimensión simbólica, jurídica y cultural, donde se concentran contradicciones agudas y apremiantes como: desigualdad y esperanza; violencia y resistencia; arraigo y despojo, así como exclusión e integración.

Indicó que según la Organización Internacional para las Migraciones, en 2024 más de 280 millones de personas migraron en el mundo y más de 61 mil han perdido la vida o desaparecido en la última década.

Desde la perspectiva económica, en el caso de México, las remesas alcanzaron cerca de 65 mil millones de dólares en 2024, consolidándose como el segundo receptor mundial.

Mario Luis Fuentes Alcalá, patrono de la UNAM, manifestó que en los momentos complejos que se viven en el país y el mundo, las universidades públicas asumen un papel de conciencia crítica y compromiso ético, pues no sólo son centros generadores de conocimiento sino espacios donde se cultiva la razón pública, se resguardan las utopías democráticas y se busca la verdad.

Agregó que en un país como México, herido por la desigualdad, la violencia y la exclusión, la UNAM y las universidades representan una reserva ética y fundamental para el tejido social y desde esa posición convocan a abrir un diálogo plural, riguroso y humanista sobre las migraciones y sus múltiples implicaciones.

“Desde la UNAM no podemos observar el fenómeno a la distancia técnica o de neutralidad científica, estamos obligados a reconocer en las personas en movilidad a sujetos de derecho, portadores de historias, a protagonistas de procesos que transforman no sólo las fronteras geográficas sino los límites éticos de nuestras sociedades”, remarcó.

William Lee Alardín, coordinador de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM, dijo que debe repensarse cómo se conciben hoy la migración y las fronteras, a las cuales se les ha dado una rigidez que, lejos de facilitar el desarrollo humano, lo hacen complejo.

“Discutirlo es un paso indispensable si de verdad queremos abordar los problemas de fondo, buscar las raíces que los generan y darles soluciones de largo plazo”, insistió.

Resaltó que la UNAM participa en este encuentro a partir del conocimiento que genera su comunidad, a través de diferentes entidades académicas y de sus sedes en el extranjero, se busca el trabajo colaborativo con otras instituciones que abordan la temática de la movilidad.

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