Desde primero hasta sexto grado de primaria, los libros de texto gratuitos contienen cientos de códigos QR, a pesar de que cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), indican que apenas 29.8% de las escuelas públicas de educación básica cuentan con servicio de internet. Esto es, 40 mil 771 de los 136 mil 880 planteles en todo el país.
Los datos de la SEP que encabeza Leticia Ramírez también revelan que 91% de los centros educativos públicos cuentan con energía eléctrica, lo que indica que 12 mil 313 planteles no tienen ese servicio.
Una revisión que realizó EL UNIVERSAL al libro Lenguajes de primero, segundo y tercer grados revela que en esos ejemplares hay 21 códigos QR que enlazan a videos o información complementaria.
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En libros de cuarto, quinto y sexto se contabilizaron 126 códigos. Seis en el libro Proyectos de aula, de cuarto grado; 10 en Proyectos comunitarios, de quinto, y 110 en Nuestros saberes para sexto grado.
Fundadora y directora de Educación con Rumbo, Paulina Amozurrutia considera que la integración de códigos QR en los libros de texto refleja una gran ignorancia.
“Los códigos QR denotan la ignorancia y el poco trabajo en tierra de los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública. Por un lado, manejan una narrativa de apoyar al ‘pueblo bueno’ y cambiar la situación de los niños y adolescentes, pero por otro generan un proceso que a todas luces es discriminatorio, ya que existen muchas escuelas que no sólo no tienen internet, sino que no cuentan con los servicios básicos para otorgar clases de calidad”, subraya.
Expone que después de la pandemia de Covid-19 existen numerosas escuelas en el país sin agua, sin escritorios, sin sillas, sin pupitres sin servicio de internet, por lo que asegura que los nuevos libros de texto “se hicieron al vapor, sin entender la realidad del país que dicen conocer”.
Para Amozurrutia el que se hayan incluido códigos QR en los libros de texto de un sistema educativo con distintas necesidades, denota que las autoridades no tienen un conocimiento mínimo de las necesidades que enfrentan muchos planteles.
“Esto hace ver que no se acercaron a los maestros, a los expertos, a los pedagogos, a las asociaciones civiles que hacemos trabajo en tierra en materia educativa, porque es discriminatorio y va totalmente en contra de la narrativa cuatroteísta que asegura estar apoyando al pueblo de México”, expresa.
Afirma que la exsecretaria de Educación Delfina Gómez; el director de Materiales Educativos, Marx Arriaga, y la actual titular de la SEP, Ramírez Amaya, “han tomado como botín político la educación, y han hecho una mezcolanza de pedagogías sin sentido, que incluyen herramientas que sólo generan mayor polarización. A estas alturas, la SEP y todos sus funcionarios deberían tener un diagnóstico preciso de cómo están las escuelas”.
Expresidente de la Junta de Gobierno del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y actual presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa señala que la integración de QR a los textos supone que todos los niños tienen manera de acceder a los códigos o que todas las familias mexicanas tienen internet.
“Esto no es cierto, porque las comunidades indígenas y las zonas más pobres no tienen acceso a internet, lo que representa una limitación. Eso favorece en todo caso a las personas más privilegiadas que sí lo tienen”, detalla.
Dice que incluir QR implica “una brecha más grande entre los que sí lo pueden hacer y los que estarán imposibilitados para hacerlo, porque viven en comunidades pobres”.
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Alma Maldonado, integrante del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), coincide que si bien puede ser un acierto el uso de códigos QR , no responden a las condiciones que enfrenta el país.
“En el mundo estamos usando internet en toda la educación, me parece que eso está bien, pero en el caso de México, las condiciones son difíciles. El gobierno ni siquiera apoyó en la pandemia con recursos para poder conectarse y estar al tanto de todo esto”, apunta.
“Conozco muchas escuelas públicas en donde te dicen ‘no sirve el internet y hay dos computadoras’. Realmente la discriminación parte desde mucho atrás y del hecho de que en una escuela privada hay internet y computadoras, mientras que en una pública difícilmente, y con la pandemia eso se agravó. El gobierno no está haciendo lo correcto para garantizar que no se discrimine”, remarca.
Para Daniel Hernández, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del TEC de Monterrey, “puede sonar muy ‘moderno” esto de los QR, pero es una idea que desafortunadamente no responde a la realidad de muchas escuelas públicas mexicanas”.