Jesús García busca a su hija Reyna Karina desde hace 12 años

Su lucha lo ha llevado a liderar el Colectivo Uniendo Esperanzas y el primer grupo de hombres, Los Otros Buscadores de Mario Vergara

Jesús García creó el primer colectivo de hombres durante su investigación del paradero de su hija Reyna Karina. Foto: de Darío Luna. El Universal
Jesús García creó el primer colectivo de hombres durante su investigación del paradero de su hija Reyna Karina. Foto: de Darío Luna. El Universal
Nación| 15-06-25 |02:57| Actualizada |15-06-25 |02:57|

Durante 12 años, Jesús Guadalupe García Hernández ha buscado a su hija Reyna Karina, en Tlalnepantla, Estado de México. Su lucha lo ha llevado a liderar el Colectivo Uniendo Esperanzas y el primer grupo de hombres, Los Otros de Mario Vergara, nombrado en honor a un buscador que murió sin encontrar a su hermano.

“Se hizo este colectivo con el afán de impulsar a nuestras esposas, hermanas, primas, sobrinas y madres. Estamos al pendiente de todo, las acompañamos y hacemos el trabajo que ellas también hacen con el machete, con la pala, evitarles un poquito el trabajo. Hay muchos hombres que estamos buscando a nuestros hijos y a nuestras esposas”, explica.

Al darse cuenta de que todas las búsquedas eran lideradas por mujeres, Jesús comenzó a integrarse a las jornadas generalizadas y a apoyar a madres que dejan todo atrás para encontrar por cielo, mar y tierra a sus familiares. Así aprendió a trabajar en equipo.

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“Nuestras mujeres luego están enfermas, tienen accidentes, ya sea una enfermedad, infección, una caída. Nosotros estamos atrás para apoyar, empujar y seguir hacia adelante. Siento mucha impotencia, un ser querido es irremplazable y tengo más hijos que nos han dicho que ya deje la búsqueda. Mi esposa caminó 11 años sola, sin ningún colectivo, yo no me unía a ella a 100% por estar laborando, por ser el sostén de la casa”.

Hace tres años, el padre asistió a su primera búsqueda en Morelos y luego enfermó de Covid-19, estuvo incapacitado un mes y aunque quiso regresar a su trabajo, fue despedido.

Para no decaer, Jesús se integró a más jornadas y encontró una motivación: ya no buscaba sólo a su hija, sino a decenas de hijos de otras familias.

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“Mi hija era la mayorcita, una mujer muy luchona. Tuvo dos niñas, ella prefería quitarse el pan de la boca por sus hijas, trabajó por ellas. En el último encuentro que tuvimos antes de la desaparición, estaba muy feliz, iba con su esposo y me dijo que dejaría de trabajar porque habían juntado para una casa. A mí me dio mucha alegría porque ya se iba a dedicar de lleno a sus niñas”, relata entre lágrimas.

Después de ese 8 de diciembre de 2012, nunca volvió a escucharla. La carpeta de investigación se perdió 10 años, a su consideración, el esposo (expolicía federal) actuó sospechoso desde el principio: no levantó una acta de abandono o extravío, tampoco ayudó a buscarla.

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