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“Es totalmente inaceptable ver cómo tratan y controlan las preguntas de los reporteros que cubren “las mañaneras”, los pisotean, los humillan y hasta se burlan de ellos. Qué triste que se haya precarizado el trabajo de los reporteros. Es tan difícil y hasta peligroso ser reportero en México, lamentablemente, es un enorme desafío al que tenemos que enfrentamos todos los días”, dijo la destacada periodista Ivonne Melgar, en la segunda y última parte de la entrevista con EL UNIVERSAL, y como parte de la saga LAS GUERRERAS DEL PERIODISMO, dedicado a rendir un sencillo reconocimiento a las intrépidas, valientes e inteligentes mujeres periodistas de nuestro país.
Ocupada y preocupada por el acontecer nacional, debido a su cotidiano quehacer informativo, señala que echarle la culpa a los demás, la 4T lo convirtió en Política de Estado. Con una brillante trayectoria en el ámbito periodístico, nos comparte interesantes anécdotas que le tocó vivir cuando cubría la fuente de presidencia y apunta: “Carlos Salinas de Gortari era un auténtico estadista que sabía ejercer a la perfección el poder y con un respeto irrestricto a la investidura presidencial. Con Vicente Fox, creo que aún no se ha reconocido que fue muy importante esa alternancia en el poder presidencial, además, entendió a la perfección la división entre los poderes de la Unión”
A lo mero macho, conversar con Ivonne Melgar, más que un agasajo, es un verdadero privilegio y un lujo inmerecido para este reportero, por su cultura, su educación, su sencillez, humildad y esa enorme calidad humana que le caracteriza y distingue. Atenta a nuestras preguntas, con absoluta libertad respondió cada una de ellas.
-¿Qué diferencia encontrabas en la radio mexicana que se hacía en los años 70`s, a lo que estabas acostumbrada en tu natal El Salvador?
-Déjame decirte que mi hermana amaba la música en inglés que se tocaba en Radio Éxitos de Grupo Radio Centro, mientras que yo era una fiel seguidora de Radio Variedades, -lo dice tarareando la tonada de la legendaria estación de radio- Pero, ¡cómo olvidar la imborrable huella que dejó FM Globo!!
-¿Tus papás qué estación escuchaban?
-Mi mamá no se perdía ni un solo programa de José Gutiérrez Vivó en Radio Red
-¿Te hubiera gustado pertenecer al equipo de reporteros de Gutiérrez Vivó?
-No estaba en mi mente, porque yo pensaba solamente en prensa escrita…
-¿Cuáles eran tus ideales en medios impresos?
-Quería estar en La Jornada, en Uno más Uno, y EL UNIVERSAL, este prestigiado diario de circulación nacional.
-¿Cuál fue el primer diario que te abrió las puertas en el aspecto laboral?
-Uno más Uno, por cierto, también en 1984, se funda La Jornada.
-¿Recuerdas cuál fue el primer artículo que escribiste y publicó?
-¡Uff!!, me das un vuelco en el baúl de los recuerdos. Fue un artículo que se publicó en una revista que se editaba en Coyoacán y que dirigía Alberto Buyegoiry, curiosamente, hace poquito la encontré por ahí, en un montón de documentos archivados. Era una crónica de los barrios en la Ciudad de México… No lo pensé ni un solo momento y me fui al Barrio del Niño Jesús, en donde vivía Manuel Álvarez Bravo. Voy a verlo, toco la puerta de su casa y le pido que me diera una entrevista. Álvarez Bravo era papá de Genoveva, mi compañera en la Facultad, le pido que me narrara cómo era la vida en el barrio…
-Álvarez Bravo era todo un personaje…
-Pues sí, lo más curioso, es que no le pregunté absolutamente nada acerca de su brillante carrera como prestigiado fotógrafo costumbrista. Al conversar con él, me concentré únicamente en cuestiones del barrio.
-Seguro te dio toda una cátedra….
-¡Exacto! Ahí fue donde entendí que los barrios son los encargados de conservar las tradiciones de toda la vida, siglo tras siglo. De esta manera, este tipo de intelectuales, levantaban sus residencias justamente en esos barrios para seguir disfrutando esos usos y costumbres
-¿Llegaste a pensar que el periodismo no estaba hecho para las mujeres?
-¡No! Nunca reflexioné sobre eso, aunque sí debo decirte que mis referentes de mujeres dentro del periodismo provenían de la prensa escrita y no de la radio y televisión, en donde habían destacado muchísimo Lolita Ayala y Lourdes Guerrero, entre otras muchas más.
-Ya que hablas de prensa escrita, ¿Te gustaban las entrevistas y novelas de Elena Poniatowska?
-¡Por supuesto! Siempre me han gustado y he admirado el trabajo de Elena Poniatowska, así como lo que hace Guadalupe Loaeza. Pero pensando en el periodismo escrito, es decir, el diarismo, admiraba muchísimo a Martha Anaya. No sabes como me deleitaba leer sus estupendas crónicas, por cierto, ella y yo cumplimos años el mismo día. Je, je, je, somos “tocayas” de cumpleaños.
-¿Cómo era tu vida ya de periodista, viviendo en el legendario Coyoacán?
-En ese tiempo vivía en la calle de Hidalgo, ahí en Coyoacán, en altos 16, un edificio que ya no existe, a decir verdad, era una reducida zotehuela que mi mamá había logrado rentar, pero tenía una panorámica impresionante…-Bueno, no hay mal que por bien no venga…
-Era algo padrísimo, además… ¡era vivir en pleno corazón de Coyoacán!! Estando ahí, me acuerdo que alguien de los inquilinos de la parte baja del edificio, se había suscrito a EL UNIVERSAL y Excélsior, y como yo veía los diarios tirados en el piso, los recogía y me ponía a leerlos
-¿Eso te impulsó más para dedicarte en cuerpo y alma al periodismo?
-¡Siii!...
-¿Qué articulo leíste que te impactó tanto para decir de aquí soy?
-Una entrevista que le había hecho Nidia Marín a Marcelino Pereyó, el ex líder del 68, quien había regresado de España, en donde había permanecido en calidad de exiliado. ¡Uff! Una entrevista maravillosa que por dentro me dije… ¡Yo quiero hacer eso!
-¿Y qué hiciste?
-Me acuerdo que estando en la FCPyS de la UNAM, admiraba mucho a Carmen Lira, quien era la subdirectora de La Jornada, una excelente periodista que hacía entrevistas y artículos con mucha garra.
-¿Alguna vez pudiste entrevistarla?
-No, lo que son las cosas, nunca la he podido tratar en persona.
-¿Qué sentiste al ver tu primer trabajo publicado en un diario de circulación nacional?
-Como era integrante de la primera generación del Consejo Estudiantil Universitario, hicimos un periódico que se llamó “Conciencias Políticas”, en donde publicaba crónicas celestinamente, un día, Carmen Lira realizaba una saga de lo que había sido el Movimiento Estudiantil del 68, retoma una de mis crónicas y la reproduce en La Jornada.
-¿Cuando menos te dio el crédito?
-Ja, ja, ja. No, nada más decía que había sido tomado del periódico “Conciencias Políticas” de la UNAM…
-¿Qué sentiste cuando leíste eso en La Jornada?
-¡Uff…. la gloria!! Cuando lo leí, en la esquina de mi casa, porque no contábamos con teléfono, fui de inmediato a un kiosko de periódicos y revistas para comprar La Jornada, al verla reproducida con la frase que yo había comenzado mi crónica, se me salieron las lágrimas de emoción -Ivonne Melgar es sumamente sensible y llora de emoción al narrarme esos gratos recuerdos-
-¿Y después?
-Me voy a trabajar al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, -Conaculta-, que se creó al inicio del sexenio de Carlos Salinas, estando ahí, un amigo…
-¿De dónde demonios sacabas esa garra para ir a tocar puertas y pedir chamba?
-Gracias a los compañeros de la facultad, me pasaban los “tips”, uno de ellos, el gran Alejandro Olmos. Después, otro amigo, César Romero, me dice que Jorge Fernández Menéndez era el director general de Página Uno, el suplemento cultural de aquel Uno más Uno y que necesitaba gente joven…
-¿Fuiste a verlo? -Haciendo un leve silbido con los labios en un tomo afirmativo, me dice-: -¡Claro! Me fui corriendo hasta su oficina. Estando frente a Jorge Fernández, me da la primera oportunidad, es así como empiezo a publicar entrevistas y artículos de manera constante. Era una delicia escribir los domingos.
-¿Cuál fue esa primera entrevista en el suplemento cultural de Uno más Uno?
-Me mandaron entrevistar a consejeros universitarios. También recuerdo que Jorge Fernández me mandó entrevista a Elba Esther Gordillo…
-¿Cómo te fue con Elba Esther, siempre ha sido mucho muy dura?
-Fíjate que me grilló el cuate que le manejaba prensa a Elba Esther, me dijo que no iba a poder recibirme, pero él, me quería dar algunas respuestas a su nombre…
-¡Eso no se vale!
-¡En efecto! Tú y yo la sabemos perfectamente, mucho más, porque era todo el conflicto de la FSTSE y del SNTE que traían con Carlos Salinas.
-¿Mandaste al carajo al “vocero” de Elba Esther?
-Le insistía, una y otra vez, que quería que ella me respondiera mis preguntas. Total, llego con esas respuestas que me había dado el vocero. Estando frente a Fernández Menéndez me dice… ¡Están muy buenas!!, hay que publicarlas mañana mismo.
-Hay veces que los toros salen al ruedo “rasurados…”
-Después, me mandaban a la recién creada Comisión Nacional de Derechos Humanos -CNDH-
-A lo mero macho… ¿Qué trato recibía la incipiente reportera en el gremio periodístico?
-La verdad, muy bueno. Siempre, todos los compañeros fueron muy amables, atentos y participativos conmigo.
-¿Te daban el lugar como mujer?
-¡Ay Edmundo! Creo que siempre me la he creído demasiado.
-No cabe duda que tienes un “Angelote”
-¡Qué bello y caballeroso eres! Me acuerdo que un día voy y me le acerco a José Narro, dentro del marco de un Congreso Universitario de la UNAM y le digo: “Doctor, soy fulanita de tal y apenas estoy trabajando en Uno más Uno… ¿Podría concederme una entrevista?...
-Aunque José Narro tiene cara de pocos amigos, pero es “chido”….
-A partir de esa entrevista, surgió una amistad para toda la vida. Era fantástico “cubrir” la “fuente” de la UNAM y los protagonistas que pertenecían a la primera alternancia, mismos que tuvieron que pelear para lograr formar el Frente Democrático Nacional.
-¿Cuánto te pagaba Uno más Uno?
-¡Uff!! Edmundo… Si no me equivoco, cada viernes nos entregaban un sobre amarillo en donde venia nuestro sueldo…
-¿…Pero cuánto era en dinero?
-Creo que eran como 350 pesos cada viernes….
-¡No inventes!!
-Eso es lo que nos pagaban, después, subió un poco.
-A lo mero macho, ¿eso era suficiente para pagar tus pasajes y comidas?
-No sé si yo era un tanto irresponsable conmigo misma, me acuerdo que “pellizcaba” mi sobrecito cada vez que necesitaba comprar algo, y cuando me daba cuenta… ¡ya estaba vacío!
-¿Hacías verdaderos “milagros” para sobrevivir?
-En ese entonces, empezamos a vivir juntos Martín y yo -ahora mi esposo- Martín siempre ha sido mucho muy ordenado y me enseñó a ordenar mi vida.
-Vaya avatares que tiene que sortear una estupenda mujer periodista…
-Mira que tú tampoco cantas mal las rancheras ehh. Luego y gracias a Jorge Fernández, me recomienda para ocupar la titularidad de la Mesa de Redacción de Uno más Uno, en donde permanecí poco más de un año y antes de convertirme en reportera de planta…
-Vaya que nada, pero nada, es fácil…
-Así fue como comencé a hacer mis “pininos”, saliendo de trabajar hasta la una de la mañana. Martín iba por mí en puro transporte público
-¿Los reporteros somos hijos de la mala vida?
-¡Mira quien me lo pregunta! Sí, así ha sido nuestra generación, ser hijos de la mala vida…
-A lo mero macho, ¿Ya cambió tal situación?
-Si no del todo, creo que ha mejorado muchísimo… ¡y qué bueno! Ahora, los reporteros exigen otras condiciones de trabajo. Desgraciadamente, es muy triste que se haya precarizado mucho la profesión de los reporteros. En mi caso, me tocó ser parte de esa generación que vivió dignamente de este bendito trabajo.
-¿Era “picar piedra”?
-¡En efecto! Era mucho “picar piedra” como bien lo calificas, se ejercía mucha disciplina y todos los días tenías que levantarte para hacer lo mismo con absoluta entrega, honestidad y con ese gusto y alegría por informar a tus lectores.
-¿Cómo te daban tus órdenes de trabajo?
-¡Por teléfono! Para ese entonces, ya vivíamos en la Unidad Habitacional Latinoamericana, pero no contábamos con teléfono en casa, sino que tenía que ir a la caseta telefónica de la esquina para pedir mi orden de trabajo. Mi sorpresa era cuando me decían que me tocaba la guardia de madrugada
-¿Cuál fue la entrevista más difícil o quién se negó a que lo entrevistaras?
-Antes de responder, se queda pensativa, con su mano derecha, acaricia suavemente su frente, suspira profundamente… ¡Ay Edmundo! Qué preguntas me haces. Me tienes completamente impactada y sorprendida. No me acuerdo, han sido tantísimas cosas.
-Bueno, ¿cuál fue ese personaje que siempre deseaste entrevistar?
-Mira, Mundo, recuerdo que estando en Uno más Uno, la primera vez que me mandan “cubrir” una gira presidencial, por cierto, estuve cubriendo presidencia con Vicente Fox y Felipe Calderón, pero antes, cuando veía a los compañeros que cubrían presidencia, me decía por dentro… ¡van dentro del avión presidencial y junto al Presidente!, además, siempre los veía felices de la vida y sin preocupación alguna por lo económico
-¿Con Fox y Calderón cambiaron las formas?
-Es que, a mí, me tocaron los presidentes panistas…
-¿Ahí, ya no había “chayos”?
-No, ya no había “chayos…” Ja, ja, ja… ¿Chayos con los panistas?... ¡Jamás!, pero lo que se dice jamás.
-No te me vayas por otro lado, me ibas a contar cuando cubriste esa gira presidencial…
-Bueno, esa gira era al estado de México, pero solamente era temática con la Comunidad Mazahua dentro del programa Solidaridad, cuando veo de cerca a Carlos Salinas, créeme que era un personaje que imponía mucho…
-¿Un chaparrito gigantesco?
-¡Un ser humano impresionante! Poseía una personalidad arrolladora y te transmitía ese poder de ser un verdadero y auténtico estadista. Repito, Carlos Salinas era un auténtico estadista. Sabía ejercer a la perfección el poder y con un respeto irrestricto a la investidura presidencial. Curiosamente, después de haber estado cubriendo presidencia con Carlos Salinas, me aceptó una entrevista exclusiva Elba Esther Gordillo.
-¿Por qué te resultaba tan difícil entrevistar a Elba Esther Gordillo?
-Me acuerdo, que, cuando finalmente aceptó platicar conmigo, en ese tiempo, Elba Esther era muy veleidosa. Creo que más de diez veces me rechazó la solicitud de entrevista, ponía pretextos que le dolía el estómago y pedía que le llamaran al gastroenterólogo.
-Eras una incipiente novillera para enfrentar un miura de tal calado…
-Pues sí, yo estaba mucho muy joven, no sabía qué hacer ante tal situación. Una de las veces que estuve frente a ella, me pidió que la comunicara con Pablo Hiriart…
-¿Te dejabas “apantallar”?
-Es que Elba Esther imponía muchísimo. Me acuerdo que una vez la abordamos saliendo de las instalaciones del SNTE, la quisimos “chacalear” y nos aventó a todos los reporteros. Por cierto, el entonces Secretario de Educación Ernesto Zedillo, era sumamente duro y hasta rudo con la prensa…
-¿Déspota?
-No solamente eso, sino que nos “codeaba” y no te quedaba otra que aguantarte
-¿Los jefes de prensa presidenciales, a lo mero macho, le pintan todo color de rosa al Primer Mandatario?
-Hay de todo.
-¿Quién fue el mejor vocero presidencial que te tocó tratar?
-Mira, Vidente Fox tuvo muchos voceros, hasta Alfonso Durazo la hacía de su vocero.
-¿Cómo era Durazo?
-Sumamente duro y te hablaba del CISEN para arriba y me decía: “Cuando quieras hacer algo interesante, dime y yo te puedo ayudar”
-¿Y Marthita Sahagún?
-Era mucho muy dura, así como el “Negro” Elizondo y hasta Rubén Aguilar.
-¿Con Felipe Calderón, cómo era el trato con la prensa?
-Con Max Cortázar, un poco más afable, se llevaba bien con la prensa, pero también, a veces, era un tanto difícil y defendía a capa y espada a su jefe. Era un jefe de prensa mucho muy eficiente, pero por lo mismo, nos contendía, ante todo, era la imagen de su jefe.
-¿Un vocero controlador y represor?
-No, yo no diría tanto así, pero sí, existía una pugna entre el reportero que trataba de saber más
-¿Una barrera de contención?
-En efecto, no permitía que nadie, pero nadie, brincara esa barrera, exactamente.
-En medio del ruedo, ¿Quién es más bestia, el toro o el torero?
-¡Vaya pregunta! Creo que aprendí a llevarme bien con los jefes de prensa. Al principio, era mucho muy peleonera porque me había quedado algo del CEU, creyendo que entre más los desafiaba era mejor, pero no, las cosas no son así.
-¿Un poquito de cordura?
-Es que vas aprendiendo mucho acerca de la política.
-¿Cómo es la política para una periodista de tu tamaño?
-Cuando cubres la política, aprendes a sortear.
-Desde el punto de vista de tu ejercicio periodístico ¿Cuál ha sido el mejor presidente que ha tenido México?
-Es que… vamos, depende. Si te refieres a los resultados de cada uno de ellos y por el respeto demostrado hacia la ley, creo que lo hizo bien Zedillo, aunque fue quien me dio un fuerte “codazo” un día.
-¿Por qué te pego?
-Estábamos Rosa Elvira Vargas, Georgina Saltierna y yo en Guadalajara, o creo que fue en Mérida, estábamos esperando a los Rectores de todas las universidades del país, entonces, llega Zedillo en su calidad de Secretario de Educación y lo queríamos entrevistar pero no se dejó…
-¿Ya se le había subido el puesto?
-La mera verdad, en ese entonces, Zedillo era muy grosero con la prensa, pero te repito, creo que fue un buen presidente.
-¿Un tipo soberbio?
-¡Exacto! Era mucho muy soberbio.
-¿Y Vicente Fox?
-Con Vicente Fox, creo que aun no se ha reconocido que fue muy importante esa alternancia en el poder presidencial y que entendió a la perfección, la división entre los poderes y la respetó en toda la extensión de la palabra…
-¿Un ranchero con suerte?
-Bueno, en la viña del Señor hay de todo. Fox hizo su trastada en contra de López Obrador.
-¿En la política mexicana, todo es en blanco y negro?
-No, al contario, nada es en blanco y negro, pero sí, hay muchos claroscuros, pero Fox era un personaje sumamente divertido.
-¿A lo mero macho, como reportera te divertías cubriendo el sexenio de Fox?
-Es que, él mismo se prestaba y hasta daba lugar a un sinfín de bromas de su persona y de su gobierno, pero era mucho muy accesible hacia la prensa. Cosa que no sucedía lo mismo con el presidente Calderón, lamentablemente, era muy cerrado hacia la prensa.
-Vaya historias de una muy buena reportera…
-Es que resulta muy interesante cubrir de todo.
-¿Cuándo Alejandra Sota asumió la vocería presidencial, era el inicio del declive anunciado?
-Es decir, existía mucha dificultad porque ya se había agitado el avispero con el narco. Se volvió muy peligroso todo. Le matan a un Secretario de Gobernación, luego, le matan a otro. El final de su sexenio se tornó sumamente complejo.
-¿Te daba miedo subirte a los helicópteros del Estado Mayor Presidencial y acompañar al presidente en sus giras?
-No solamente me daba miedo, sino hasta pavor. No sabíamos si los iban a tirar. Fue algo sumamente desgastante. Cuando terminé de cubrir presidencia con Calderón, la empresa en donde trabajo, generosamente, me ofrece que podía seguirme de largo en el sexenio de Peña Nieto…
-¿Por qué rechazaste la propuesta de tu fuente de empleo?
-Ya me sentía mucho muy cansada de estar cubriendo dos sexenios seguiditos. Prácticamente, había dejado solos tanto a mis hijos como a Martin, mi esposo.
-¿Cómo ves a los colegas que se desmañanan por cubrir “las mañaneras”?
-Es totalmente inaceptable ver cómo los tratan, cómo les controlan las preguntas. Los pisotean y hasta se burlan de ellos.
-¿Qué Dios nos agarre confesados a todos los reporteros?
-Hoy en día, es tan difícil y hasta peligroso ser reportero en México
-¿Es un suicidio acudir a cubrir “las mañaneras”?
-Es algo muy difícil, porque resulta un enorme desafío al que se enfrentan todos los días, porque están representando a su medio frente al poder presidencial.
-¿Del 1973 al 2014, existe un avance o un retroceso al periodismo que hoy se ejerce?
-¡Qué buena pregunta!! Obviamente, hoy, se cuentan con las herramientas de la transparencia del acceso a la información y se hace uso de un periodismo de datos, lo cual, nos ha enriquecido muchísimo.
-¿El periodismo de antes, no buscaba destapar la corrupción?
-¡Qué pregunta tan interesante! Después de haber trabajado poco más de nueve años en el periódico Reforma, creo que antes no era un periodismo que buscara destapar la corrupción, como bien lo dices, sino que cada época ha tenido su aportación para exigir un escrutinio del poder, pero sí, considero que había una valoración muy alta del oficio periodístico.
-Existía un respeto absoluto a los periodistas de la vieja guardia…
-¡Exacto! Ees que eran…
-¿Las vacas sagradas del periodismo?
-Yo no lo quise decir de esa manera, pero, vamos, eran las vacas sagradas. Me acuerdo de Jorge Reyes Estrada. Cuando cubrí la UNAM, respetaban muchísimo a Toño Ortega que era un muy buen reportero de Excélsior. Asimismo, Elena Gallegos de La Jornada…
-¿En sí, era “crea fama y échate a dormir”?
-Es que te hacías de un nombre, inmediatamente el poder presidencial te tomaba como su interlocutor. Después, a finales de los años 90´s, entran en escena los gerentes de los medios, desplazando el protagonismo de los reporteros y periodistas como interlocutores del poder.
-¿Existen los mercenarios del periodismo?
-Claro que sí, siempre han existido en todos los tiempos, en todas partes y en todos los bandos ideológicos.
-¿Cuántas veces han tratado de coartar tu libertad de expresión?
-¡Ay Edmundo!!, más que entrevista, tal parece que estoy en el sillón con mi sicoanalista… ¿Cuántas veces han tratado de coartar mi libertad de expresión?... ¡Uff!!, hay muchos, pero muchos matices de ello… ¡Caray! me pones entre la espada y la pared…
-Con el respeto que me mereces y el cariño de amigos, como dicen los chavitos… ¡no le saques!
-No es que le saque, sino que fueron varias y no sé cual de todas valga la pena contarte. En sí, era la dificultad de tocar el Alto Clero, básicamente, más que el poder presidencial.
-¿Eso te sucedió con Norberto Rivera Carrera, cuando era el Arzobispo Primado de México?
-Sí, fue con él, aunque yo no le llamaría “censura”…
-¿Censura o no censura?
-Sí, sí, sí… Quizás, son modalidades de un ejercicio de la censura. Durante algún tiempo, Norberto Rivera se sentía intocable…
-¿Y qué me dices de Onésimo Cepeda y de sus “preferencias” exclusivas?
-No me tocó cubrir nada de él.
-¿Es un delito criticar el mal gobierno del actual presidente de la República?
-Creo que hoy mismo existe un “sentimiento de cuidado excesivo”, que colinda con el miedo hacia la figura del presidente López Obrador por ese amplísimo poder que ostenta y su capacidad de exhibir y defenestrar.
-¿Debo entender que en el gobierno de la 4T, no hay una “censura” explícita?
-No, no la hay, sino que lo que existe es un ánimo o un clima de ¡ándate con cuidado! Para que no se enoje el presidente.
-¿Un periodista nace o se hace?
-¡Las dos cosas! Primero, necesitas tener el oficio porque sin él… ¡no eres nada! El oficio de ser periodista lo es todo. Es por ello que respeto mucho a los expertos en cada uno de sus terrenos, es decir, al carpintero, la costurera, la cocinera, al médico.
- Cristina Pacheco se expresaba muy bien de ti…
-Súbitamente, se le quiebra la voz y de nueva cuenta sus ojos se llenan de lágrimas. “Mi querido Edmundo, para mí, la gratitud es algo muy importante. Agradezco con el corazón a cada una de las personas que me han ayudado, y por eso, quizás, me pone y obligada por las circunstancias que vivimos de no entrar nunca en el blanco y negro del que te hablaba, mucho menos, en la polarización porque, personalmente, y como una niña migrante soy beneficiada de un proceso histórico y político que ha tenido cosas positivas.
-¿México, un país bendecido por el cielo?
-A México, lo llevaré siempre en mi corazón, con una enorme y permanente gratitud, así como a todas esas personas que me tendieron la mano. Recibir palabras tan halagadoras de Cristina Pacheco, mira, me hiciste llorar de nuevo, pero son lágrimas de emoción y que salen del corazón.
-¿Alguna vez compraron tu pluma, a cambio te dieron jugosos “chayos”?
-No, fíjate que no. Tengo ese orgullo de no haber recibido jamás ningún embute. Recuerdo que, en alguna ocasión, una de esas corrientes del PRI quiso dejarme un sobre con dinero. Asimismo, una vez, en Conacyt, Fausto Alzati se atrevió ofrecerme un sobre con dinero, y para mis pulgas, salí de inmediato de su oficina
-¿Qué sientes al verte en la televisión?
-Algunas veces, siento el beneficio de ver lo que ya fue y no atormentarme. Eso sí, soy bastante autocrítica con mi trabajo en la televisión, cada día que pasa siento mucha más responsabilidad de lo que hago.
-Independientemente que formes parte del equipo de Ciro Gómez Leyva ¿Crees que el atentado que sufrió le vayan a dar “carpetazo”?
-Vivimos en una época en que todo siempre sale a flote y la información que se quiso clasificar…
-¿Al amanecer, siempre se descubre lo que sucedió de noche?
-Sí, pienso que, en algún momento, tal vez no sea una verdad jurídica ni una verdad con una reparación de justicia. Tal vez, tampoco haya una reparación de daños, pero como Ciro es un magnífico periodista, querido y reconocido. Habrá gente que le haga llegar información para que tenga las pistas y del por qué ya no puede dormir tranquilo, vamos, le robaron la alegría de vivir por ser un periodista tan respetado.
-¿El daño que le hicieron a él, nos lo hicieron a todos?
-¡Exacto! No solamente a todo el gremio periodístico sino a la sociedad entera, todos, pero todos, estamos en el mismo riesgo.
-¿Si tuvieras la oportunidad de entrevistar a Dios qué le preguntarías?
-Totalmente sorprendida por la pregunta, se muerde los labios y me observa fijamente….
-¿Deseas que te repita la pregunta?
-¡No! Le preguntaría cuáles son esas tres palabras claves para enfrentar el dolor inevitable.
-¿Qué le gusta y qué no le gusta a Ivonne Melgar?
-Me encanta construir armonías. Detesto las mentiras…
-¿…La hipocresía?
-Eso, como que todavía lo paso. Detesto la incapacidad de aceptar lo bueno que te da la vida, es decir, me da tristeza que tengamos una cultura en general y no disfrutar de lo que tenemos. El boicoteo…
-¿Estar tan distanciados, con esa polarización que cada mañana fomentan desde Palacio Nacional?
-No sabes cómo me duele esa polarización. Se me hace algo sumamente horrible porque a nivel personal se acrecenta un conflicto gratuito. Es muy lamentable estar enfrentados con discursos de odio por todas partes, a toda hora y que pone en riesgo nuestra democracia. Algo que costó tanto trabajo construir, además, con una enorme falta de respeto a la vida misma
-¿Quién tiene la culpa, el indio o quien lo hace compadre?
-Definitivamente que los dos. En la frase que me estas planteando, está el drama que hoy tenemos y vivimos. No hemos aprendido a resolver el resentimiento y lo más fácil es echarle la culpa a los demás. Hoy, la 4T lo convirtió en política de Estado
-¿Ya nos convertimos en rehenes de nosotros mismos?
-Sí… ¡eso!, lo dijiste con toda precisión, aunque para mí, es un fatal retroceso con una sociedad que posee tantos cimientos, tantas capacidades e infinidad de talentos. Con tantas alternativas para construir el bien colectivo… ¡haya exaltado la culpa!
-No hay mal que dure cien años…
-¡Nooo! Esperemos que no.
-¿Qué sientes al ser entrevistada?
-Estar frente a un inesperado desafío…
-¿Por qué? ¿Acaso te sentiste en el banquillo de los acusados?
-Uff, tus preguntas inesperadas….
-No me digas que fue un jaque/mate…
-Pues ni más ni menos porque las palabras caminan y cobran vida. Me quedó muy claro que no es lo mismo preguntar que tener que responder,
-¿Qué te gusta más, estar de este lado o detrás de la grabadora?
-Por supuesto que de ese lado en donde estás sentado. No te lo quería decir, pero a lo mero macho y utilizando tu frase, me hiciste sentir en el banquillo de los acusados. Tienes un privilegio de hacer preguntas inteligentes y hasta parecen ráfagas de metralleta. Realizas con elegancia y fineza este importante género periodístico que es la entrevista.
-¿Alguna vez te han regañado por tus reportajes y duele?
-¡Uff!!, duele horrible. Muchas veces me han dicho que lo que hice no sirve para nada. El mismo Ciro me ha regañado una que otra vez.
-¿Cómo es Ciro Gómez Leyva como Jefe?
-Muy duro, quizás, el jefe más duro que he tenido, pero me ha ayudado para aprender muchísimo. La ultima vez que me lo dijo….
-¿Por dentro dijiste “trágame tierra?
-Sí, trágame tierra porque todo se te derrumba porque el conformismo es algo muy fácil en este medio periodístico. Pero déjame decirte que tener buenos editores es una verdadera bendición del cielo. Tener un jefe como Ciro, no es algo que siempre se da. Para mí, es muy emocionante trabajar con él porque lo admiraba desde que estaba muy chavita, y déjame decirte que Ciro no es tan mayor de edad que yo, su talento y profesionalismo lo han convertido en un periodista de gran prestigio y respetado.
-¿Cómo lo calificas en una frase?
-Es el animal periodístico más completo que he conocido. Con un olfato y una fuerza en sus palabras que tienen efectos impresionantes. Gracias a él, he aprendido todo lo referente al lenguaje televisivo.
-¿Duele meter la pata durante los enlaces “en vivo”?
-Claro que duele, porque te das cuenta que no estas a la altura de las expectativas, no obstante, siempre he confiado en que voy hacer las cosas bien, pero debo confesar que no conocía a conciencia todo el ABC televisivo.
-¿Cómo le haces para convertirte en una auténtica guerrera del periodismo?
-Ay mi querido Mundo, me pones a sufrir. Primero, debo decirte que me gusta mucho. Nunca le pongo feo a nada que me encargan. Cuando me mandan a la Cruz Roja, aprendo viendo todo lo que ahí se realiza. Todos los días hay una señal divina para seguir entendiendo el mundo con tu visión de vida. Este bendito oficio está presente en todas partes.
-¿Qué sucede cuando no tienes una fuente asignada?
-Eso es lo que menos me preocupa, te lo digo sinceramente.
-¿Un reportero es un ajonjolí de todos los moles?
-¡Qué bonita definición!! Sí, claro que sí, definitivamente así tiene que ser. Yo creo que el periodismo en el mundo entero, moderno y democrático, sobrevive gracias a la prensa libre. El periodismo libre escribe las páginas del libro de la historia universal
-¿A las mujeres periodistas, en donde las colocas?
-En la búsqueda del entendimiento y defendiendo la libertad
-¿Duele dejar a un lado el hogar, los hijos, al esposo y amigos por entregarse a la pasión periodística?
-¡Qué manera tienes para rematar esta amena entrevista! ¡Por supuesto que duele saber que lo hice! Pero cuando lo hice no me dolía en ese momento. Saber que los abandoné momentáneamente, es durísimo porque te lo reclaman siempre.
-¿Para Ivonne Melgar, vale la pena ser periodista?
-Sí, claro que sí. No lo cambio por nada, así de fácil. No tengo nada de qué arrepentirme.
-Mil gracias por tu tiempo, ¿deseas agregar algo más?
-No sabes lo feliz que me siento haber conversado contigo. Fue una muy agradable charla entre dos amigos. Eres un maestro para la esgrima mental y lo valoro mucho. Reconozco tu inteligencia y profesionalismo. Realizas cada entrevista con tanta elegancia, que uno como lector, lo agradece y lo disfruta.
Al concluir la entrevista, me invade un sentimiento de emoción, de agradecimiento, me siento muy dichoso haber platicado con ella por su sencillez y amabilidad, dando muestras de su educación, decide acompañarnos, a mi compañero fotógrafo Adrián Ponce y este reportero, hasta la entrada del conjunto residencial para abordar el taxi de plataforma que ya nos esperaba. ¡Que extraordinaria mujer!!
FE DE ERRATAS: Esta entrevista que me hizo el honor de conceder Ivonne Melgar, la llevamos a cabo a mediados del pasado mes de noviembre, previo a un viaje que realicé a Chiapas. No sé si fue debido al cambio brusco del clima o alguna bacteria que adquirí en el autobús, pero a mi regreso, presentaba una fuerte gripe y un terrible dolor de cabeza. El diagnóstico médico fue principios de neumonía. De inmediato, me practicaron la prueba de COVID con un resultado negativo y me aplicaron la vacuna contra la Influenza.
De esta manera, durante todo el mes de diciembre tuve que acatar las indicaciones del médico permanecer en casa y seguir al pie de la letra el tratamiento. Para evitar el aburrimiento, a ratos, me di la tarea de transcribir esta amena charla con esta extraordinaria mujer y destacada periodista. En la introducción de la primera parte, señalaba que Ivonne Melgar estaba acompañaba en su casa por el abogado Martin Beltrán Álvarez, cuando lo correcto es el ingeniero Martin Beltrán Álvarez. Asimismo, cuando me relataba su paso como estudiante universitaria, me contaba que algunos amigos le recomendaban ingresara a la Universidad Autónoma Metropolitana -UAM-, y cometí el involuntario error de escribir como Universidad Autónoma de México, cuando la única Universidad Nacional Autónoma de México, es la UNAM, a donde pudo ingresar, gracias al pase directo que le brindaba haber sido estudiante del CCH Sur.
Reciba pues, mi estimado lector de EL UNIVERSAL, una sincera disculpa por este par de errores involuntarios, pero, sobre todo, le reitero mi admiración, respeto y afecto a esta extraordinaria mujer Ivonne Melgar.
Lee aquí la primera parte.