Un equipo de científicos del Instituto de Biología de la UNAM realizó el primer censo de ajolotes silvestres (Ambystoma mexicanum).
Luis Zambrano González y Vania Anaid Mendoza Solís, investigador y estudiante de la entidad académica y líderes del proyecto, explicaron que el primer muestreo está dividido en varias fases.
La primera se llevó a cabo a partir de mediados de septiembre y terminó el pasado 28 de octubre, por lo que iniciarán la revisión de los resultados a fin de conocer el estado de la población de ajolotes silvestres en Xochimilco, considerada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
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Zambrano González recordó que en 1998 se elaboró un censo y la población bajó de manera significativa al pasar de seis mil ejemplares por kilómetro cuadrado (cifra obtenida por la Universidad Autónoma Metropolitana) a 36 (de acuerdo con el registrado por la UNAM en 2013).
Mendoza Solís señaló que las causas que afectan a la población de estos anfibios son: urbanización, calidad del agua e introducción de especies exóticas, por lo que en el censo se revisan sitios donde fueron contabilizados anteriormente, además de tomar muestras de ADN ambiental; también se evalúa la calidad del agua, los nutrientes y la biodiversidad.
“No podemos hacer una evaluación sobre la presencia de este anfibio hasta terminar los análisis, pero la especie está en una situación crítica, lo cual nos anuncia que Xochimilco, su casa, se encuentra en gran deterioro y eso afectará la calidad de vida de los capitalinos”, alertaron los expertos.
La siguiente etapa del censo se realizará de enero a febrero de 2025, donde se espera refinar los datos obtenidos. Los primeros resultados serán dados a conocer en el primer semestre del próximo año y se prevé reforzar la información con otro registro en 2026.
Una iniciativa que se sumará el 21 de noviembre, es el lanzamiento de la tercera edición de la campaña “Adopta un axolote”.
El objetivo será que los ciudadanos puedan apoyar virtualmente en el mantenimiento de 130 animales que serán puestos en adopción.
Los ejemplares viven en el laboratorio, quienes ayuden en el programa podrán darles un nombre y a cambio recibirán información de su comportamiento, desarrollo y ubicación.
También podrán adoptar una chinampa-refugio y, si es el caso, visitarla para saber del trabajo de restauración que ahí se realiza.
De esta manera se busca que la sociedad apoye a la restauración del ecosistema y se reconozca que el ajolote no puede vivir sin Xochimilco y viceversa.
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