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Claudia Sheinbaum Pardo entró al Tribunal Electoral para convertirse en la primera mujer presidenta electa en la historia de México ante los aplausos de sus cercanos, pero también la mirada crítica de instituciones que por este día abrieron una tregua para la cordialidad.
La próxima mandataria llegó de la mano de su esposo, Jesús Tarriba, luciendo un conjunto blanco con toques guindas, como homenaje a Morena, el partido que la abanderó para la victoria el pasado 2 de junio.
El primer saludo fue con la magistrada presidenta, Mónica Soto, quien la recibió con un tímido abrazo para después seguir con la pasarela de saludos con sus pares: Felipe de la Mata, Felipe Fuentes, Janine Otálora, Reyes Rodríguez y Claudia Valle, todos los que validaron la elección, unos más críticos que otros.
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En el interior cerró filas con los suyos: su esposo, su madre Annie Pardo y sus hijos, Mariana y Carlos, quienes ocuparon la primera fila del flanco izquierdo del pleno de la Sala Superior, donde se llevó a cabo la sesión solemne para la entrega de la constancia.
Del lado derecho, en primera fila ocurrió una fotografía inédita, ya que son mujeres quienes encabezan las instituciones de forma simultánea: Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación; a su derecha, la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, y junto a ella, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña.
Aunque a las demás funcionarias las saludó con un beso, con la presidenta de la Suprema Corte se dio la mano y titubeó un instante, como si hubiera recordado los constantes choques entre la Cuarta Transformación y el Poder Judicial y recordando la batalla que se avecina… aunque finalmente también la besó.
Atrás de Norma Piña se sentaron los otros 10 ministros de la Suprema Corte, a diferencia de los consejeros del INE, que fueron enviados al nivel superior del auditorio que estaba en su mayoría abarrotado por cercanos a la científica.
Entre los pasillos del búnker del Tribunal se percibía el ambiente de una ceremonia republicana. Un ambiente de tranquilidad, de camaradería, pero ahí estaban algunos ministros de la Corte, quienes darán la batalla para evitar la aprobación de la reforma presidencial al Poder Judicial.
La magistrada presidenta Mónica Soto pronunció su discurso destacando que la llegada de una mujer al máximo cargo público es resultado de la lucha feminista y por los derechos de las mujeres.
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Sheinbaum escuchó atenta su pronunciamiento, con semblante serio la mayor parte de tiempo que impedía que se escapara algún destello de las emociones que sintió en ese momento.
También la acompañaron los dirigentes de Morena, Mario Delgado; del PT, Alberto Anaya, y del Partido Verde, Karen Castrejón, quienes abanderaron su triunfo con la coalición Sigamos Haciendo Historia.
Aunque ya tiene la constancia de presidenta, no todas las batallas están ganadas, pues para consolidar el plan C requiere una mayoría en el Congreso que está en manos del INE y el Tribunal Electoral, a quienes envió un mensaje.
“¡Presidenta, presidenta!”, exclamaron eufóricos los invitados de Sheinbaum mientras agitaban el puño y la despedían con una ronda de aplausos.
Ya no era la virtual ganadora, pues salió como presidenta electa de México, la primera mujer en la historia del país. Fue el día en el que se ratificó el que la primera mujer llegará a la Presidencia de la República en 46 días… mientras, ganó la cordialidad, al menos por el momento.