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Cancún, Q.R.— Los estragos provocados por huracanes como Gilberto, en septiembre de 1988, y Wilma, en octubre de 2005, forzaron a la hotelería de Quintana Roo, especialmente a la de Cancún, a establecer protocolos para aumentar la protección de sus huéspedes y de su infraestructura, minimizando daños, aunque aún hay áreas de oportunidad.
En junio de cada año, al comenzar la temporada de huracanes, los centros de hospedaje adheridos a las Asociaciones de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos, Isla Mujeres y Riviera Maya —que suman más de 80 mil cuartos en más de 200 alojamientos— instalan sus comités internos de protección civil, en coordinación con las autoridades municipales.
Se cuenta con protocolos de actuación, actualizados cada año, para accionar antes, durante y después del golpe de un ciclón, desde el aviso de una tormenta tropical hasta su formación como huracán, independientemente de su categoría.
Estos manuales contemplan la revisión de instalaciones y capacitación del personal, a fin de que sepan brindar primeros auxilios y cómo actuar ante un fenómeno meteorológico.
Cada hotel debe firmar convenios con escuelas —públicas o privadas— para la habilitación de refugios en la ciudad y con transportistas, ambos en caso de tener que evacuar a sus huéspedes y empleados.
Particularmente en el caso de Cancún, cuya zona hotelera se ubica entre el mar y el Sistema Lagunar Nichupté, los hoteles están obligados a contar con este tipo de refugios, además de habilitar los propios en sus edificaciones, mismos que deben contar con el visto bueno de la Dirección de Protección Civil municipal. Algunos hoteles, incluso, están certificados como autorrefugio hasta la categoría 3.
También se establece que los huéspedes deben ser notificados del surgimiento de una tormenta tropical con probabilidades de evolucionar a huracán y la escalada de éste, conforme al sistema de alertas azul-peligro mínimo, verde-peligro bajo, amarilla-moderado, naranja-alto, roja-máximo.
Conforme a la información que reciban oficialmente, con 72 horas de antelación al probable impacto, los hoteles deben estar listos, con los refugios montados, sus huéspedes avisados y preparados para una probable evacuación, dependiendo de la evolución del fenómeno meteorológico y bajo indicaciones de la Coordinación estatal de Protección Civil. Tan sólo en Cancún, el Protocolo Interno de la Asociación de Hoteles —que cuenta con un asesor en Seguridad y Planeación— está diseñado para movilizar a más de 40 mil huéspedes.