Ellos están de fiesta. Se besan, se abrazan, caminan de la mano y muestran su amor de tres años y medio al interior del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente de la Ciudad de México, sin que nadie los moleste por pertenecer a la comunidad LGBT+.
Martín y Christopher empezaron a ser novios después de una invitación a tomar un café en el Reclusorio. La química, cuentan los jóvenes, se reforzó porque ambos son de Neza.
Pese al uniforme beige de todos los días, el orgullo de Martín y Christopher brilla entre tacones, maquillaje, peinados, brillantina y banderas arcoíris porque en el Varonil Oriente se celebró este 23 de junio la primera Marcha por el Orgullo en Reclusión de la Comunidad LGBT+.
Más allá de “los chismes” de algunos internos y algunas internas, la pareja acepta ante EL UNIVERSAL que hay respeto de las autoridades penitenciarias y también de sus compañeros y compañeras trans. Y aunque Martín y Christopher no viven en la misma celda, su intimidad la llevan al camarote donde refuerzan su amor.
Antes de ingresar al Reclusorio, Martín refiere que “era de esos” a los que los homosexuales “no le caían bien”. Afuera dejó exparejas e hijos, pero ahora se acepta como bisexual y junto a su novio vive su orgullo.
“¡Qué viva el amor!”, dice Martín.
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Sandra, la reina
Con Martín y Christopher convive Sandra, mujer trans que fue coronada reina de la Primera Marcha por el Orgullo del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, impulsada por la organización Reinserta y con la presencia de Jhonny Caz, integrante de Grupo Firme, el comediante Ricardo Peralta, y el periodista Alberto Tavira.
Segura en su vestido beige, medias negras de red, labios pintados, ceja recién hecha, aretes grandes y cabello peinado, Sandra es la reina del reclusorio. Detrás de ella viene toda su comunidad, que la respalda porque es vista como una consejera.
“Que se superen, que no caigan en adicción, que sus familias las vengan a ver”, dice Sandra, estilista de profesión.
Ella está rodeada de carteles que otros compañeros y compañeras hicieron con pinturas y brillantina para la marcha, con ayuda de Reinserta. La protesta también está presente.
“Papás amén a sus hijos con sus preferencia”, “No a la discriminación”, “respeto de género” y “no a la corrupción”, se lee en los mensajes.
Y mientras avanzaba la marcha, en otros módulos se escuchaba: "¡Esos mirones, también son maricones! y "¡Esos policías, de noche son Lucías".
"Derechos iguales, a todas las diversidades", "Ni una más, ni una asesinada más", "Libertad, justicia y dignidad", "Trans, escucha, esta es tu lucha", "no están solos, no están solas", protestaron.
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Luisa es otra chica trans que coincide con Martín y Christopher en que hay “un avance” y “apertura” de las autoridades penitenciarias para respetar “como somos”. Cuenta que en 2006, cuando estuvo privada de la libertad, no se vivía “la libertad” de ahora: “Era un infierno antes”.
“Soy quien soy”, asegura. La joven lamenta que no tiene mucha ropa o maquillaje y para “la putería", pues su familia no la visita y la última vez que le llevaron ropa fue “de niño”.
Luisa cuenta que tiene novio, pero apenas llevan dos meses y está contenta.
En la marcha, Casa de la Sal, DKT, Círculo Diverso e INSADE organizaron juegos, pláticas de salud sexual y entregaron preservativos, además que el evento termino con un concierto de imitadoras de Paquita la del Barrio, Amanda Miguel y Selena.
Andrea Luna, directora del Colectivo Trans por la Libertad de Ser y Decidir, comenta a este medio que el objetivo de estas actividades es para que se reconozca la identidad y expresión de cada persona privada de la libertad.
Marchan por el orgullo en el Reclusorio Varonil Oriente
Reinserta, en colaboración con Casa de la Sal, DKT, Círculo Diverso e INSADE, organizaron la marcha para visibilizar y exigir mejores condiciones de vida y trato a la comunidad LGBT+. También Reinserta hizo un llamado a generar entornos de paz.
Saskia Niño de Rivera, cofundadora de Reinserta, mencionó que “es importante no ser omisos con la realidad que estas personas viven diariamente”.
“Somos empáticos al entender que la normalización de la violencia es un elemento común y doloroso en la vida de las personas en México”, señaló.
También se hizo un llamado a las autoridades penitenciarias para capacitar y sensibilizar al personal sobre los derechos de la comunidad LGBT+, crear mecanismos accesibles de atención especializada, además de implementar protocolos de actuación para los servidores públicos de los centros penitenciarios con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (Enpol) 2021, en México hay alrededor de 8 mil 719 personas privadas de la libertad que se identifican como parte de la población LGBT+, lo que representa cerca de 4% del total de la población privada de la libertad.
Tres de cada 10 mujeres trans privadas de la libertad denuncian haber vivido agresiones físicas o verbales, así como detenciones arbitrarias por agentes de seguridad.