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Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el presupuesto destinado a las 256 escuelas normales públicas que existen en el país decreció 48.7% con respecto a la pasada administración, de acuerdo con datos del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
Mientras que en la gestión del expresidente Enrique Peña Nieto se canalizaron 7 mil 382 millones de pesos a la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, de la que dependen las escuelas normales, en este gobierno se han destinado 3 mil 776 millones de pesos.
Investigadora de la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, Laura Noemí Herrera Ortiz, señala que son necesarios más recursos para la formación de docentes ante los retos del sistema educativo. “Estamos quedando a deber en la formación de los docentes, el país debería estar invirtiendo más para transformar la educación. En el momento que se precariza la formación docente, se precarizan también los aprendizajes de los estudiantes”, dice a EL UNIVERSAL.
Los datos del PEF revelan que bajo el mandato de Peña Nieto el presupuesto anual para las escuelas normales, que tienen una matrícula de más de 130 mil estudiantes, fue en promedio de mil millones de pesos anuales, en tanto que en estos últimos años del sexenio obradorista ha rondado los 800 millones de pesos. En los primeros tres años de su gobierno se desplomó hasta llegar a más de 189 millones de pesos, en 2021.
Herrera Ortiz comenta que la disminución de presupuesto destinado a las escuelas normales, implica una formación pobre para los futuros maestros del país, que se agrega a una falta de acompañamiento y a una capacitación adecuada para ejercer su labor dentro del aula.
“Si invertimos pobremente, es una pobre formación para los futuros docentes y esto se complica más, si no les damos capacitación una vez que ingresen al servicio magisterial y estén frente a grupo”, considera.
La académica explica que cuando entró el nuevo gobierno del presidente López Obrador, el 1 de diciembre de 2018, tuvo un presupuesto asignado para las escuelas normales de más de 928 millones de pesos, que fue disminuyendo con el paso de esta gestión.
“Ese presupuesto fue aprobado bajo el gobierno de Peña Nieto, pero cuando le tocó la asignación a la actual administración se empezaron a ver muchos recortes, entre éstos a las normales. Nos gustaría ver más dinero destinado para la formación de los docentes, sobre todo por los retos que enfrentamos hoy en día.
“Por eso tenemos los resultados, por ejemplo, de PISA que señalan que tenemos deficiencias en matemáticas y en lectura. Sabemos que el punto de partida para cambiar esos resultados y las niñas, niños, adolescentes y jóvenes aprendan más y mejor, es invirtiendo en la formación docente. Es lamentable que ahí donde está el verdadero factor que puede cambiar la educación en México, le estamos pichicateando los recursos”, refiere.
Para Alma Maldonado, integrante del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destaca que uno de los principales factores que impiden que las normales tengan mayor presupuesto, es que no gozan de autonomía pues dependen de la Secretaría de Educación Pública.
“Como las normales no son autónomas, protestan menos, cabildean menos por la disminución de recursos. Las universidades públicas pelean el presupuesto, van al Congreso, lo impugnan, pero las normales lamentablemente tienen ese estatus de no ser autónomas, por lo que se tienen que callar y no pueden levantar la voz tan fácilmente”, subraya.
A su juicio, la disminución del presupuesto a esos planteles representa una promesa rota de revalorización docente porque a final de cuentas se está hablando de la formación de los docentes.
“En este sexenio las escuelas normales fueron castigadas presupuestalmente, porque quizá políticamente era más fácil hacerlo con estos planteles que con las universidades públicas que, insisto, gozan de autonomía. Estamos apostando muy poco a algo que es tan importante como formar a los futuros maestros en los que no se tendrían que escatimar recursos”, dice.
Destaca que uno de los retos para la próxima presidenta en materia de las normales del país será voltear a ver el presupuesto, las condiciones de los planteles en los que se forman los futuros maestros del país y la falta de autonomía.
“Pero también se tendrá que revisar sus planes de estudio, pero creo que donde la próxima Presidenta tiene que poner el mayor énfasis es en la autonomía de las normales y que sean consideradas instituciones de educación superior”, opina.
Doctor en Educación por la Universidad de Stanford, integrante del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) campus Xochimilco, Carlos Ornelas, destaca que la disminución del presupuesto destinado a las normales es reflejo del “desprecio de la actual gobierno hacia la educación en general”.
Expresa que “los maestros sólo son parte de la retórica. Este gobierno se ha dado a la tarea de otorgar becas y más becas, pero éstas también le han servido para comprar votos. El desprecio de este gobierno a la educación ha sido patente y los datos hablan.
“Aunque si alguien le pregunta al Presidente sobre esta disminución de recursos a las normales, seguramente responderá que tiene otros datos y que los docentes están requetebién y felices, felices”.
Precisa Ornelas que si continúa desplomándose el presupuesto de esos planteles, “vamos a tener menos buenos maestros y seguramente tendremos más docentes mediocres. Ese es el triste destino que nos espera si los recursos a las normales sigue cayendo”.
Explica que la Encuesta Internacional sobre Docencia y aprendizaje de la OCDE, (Talis, por sus siglas en inglés), coloca a México en el penúltimo lugar de gasto en formación de maestros.
“A pesar de que en la propaganda oficial todo está requetebién y todos los maestros y estudiantes están felices, la realidad del sistema educativo nacional es muy distinta y las consecuencias las vamos a pagar en corto plazo en formación de maestros, con los libros de texto, con los planes de estudio, etcétera”, resalta.
Enfatiza que a menor formación de maestros será menor la capacitación de los docentes y habrá menor formación de los estudiantes, “por lo que serán quienes, a final de cuentas, van a pagar los platos rotos y el país en su conjunto. Por supuesto, los pobres van a sufrir más que las clases medias y los ricos ya que la gente de esos niveles socioeconómicos manda a sus hijos a escuelas privadas”.