La población del jaguar (Panthera onca) se recupera en México. En seis años, la presencia del felino más grande de América y animal sagrado para la cultura maya se incrementó 10% en territorio nacional, al pasar de 4 mil 800 ejemplares en 2018 a 5 mil 300 en 2024, informó el Censo Nacional del Jaguar (Cenjaguar).
Ni el Tren Maya, el Tren Transístmico o la deforestación de los hábitats por el avance de proyectos urbanos abatieron la presencia de esta especie pues, de acuerdo con el estudio realizado por la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), el crecimiento de su población es sostenido desde hace 15 años, cuando contabilizaron 4 mil ejemplares en todo México.
Sin embargo, Gerardo Ceballos, presidente de la ANCJ, explica a EL UNIVERSAL que, aunque el número de felinos va en aumento, se mantiene en peligro de extinción por la reducción de los espacios naturales donde vive y caza, y el incremento de accidentes mortales, como atropellamientos, en carreteras e infraestructura vial.
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Agrega que el aumento de tráfico ilegal de pieles, colmillos, cráneos y garras, facilitado por plataformas digitales y redes sociales, también pone en peligro la recuperación total de la especie, pues, según estimaciones de la ANCJ, el delito alcanzó 59% de incidencia en el último año.
La organización, liderada por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), contabilizó que la Región Península de Yucatán es el área con mayor presencia de jaguares en México, pues existen mil 699 ejemplares; le sigue la Región Pacífico Sur, con mil 541 felinos y, en tercer lugar se encuentra la Región Noreste Centro, con la presencia de 813.
La alianza registró que, en estas zonas, la mayor cantidad de jaguares está dispersa en corredores biológicos y Áreas Naturales Protegidas (ANP).
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En cuarto lugar se encuentra la Región Pacífico Norte, con 733 jaguares y, finalmente, la Región Pacífico Centro, con 540 felinos endémicos de América. Entre estas últimas áreas, el jaguar se encuentra disperso en corredores biológicos y ANP.
Al respecto, Adán Peña Fuentes, coordinador general de estrategias en la ANCJ, explica a EL UNIVERSAL que, en los últimos años, México incrementó de manera significativa la superficie destinada a la conservación de corredores biológicos, hecho que sumó a la preservación del felino.
Por ejemplo, en Guerrero se pasó de proteger 5 mil hectáreas a más de 380 mil en la Sierra de Tecuani, lugar donde habita el jaguar, mientras que en Nayarit y Jalisco se aseguraron 225 mil hectáreas. Es decir, en total se añadieron más de 1.8 millones de hectáreas de corredores en la zona centro un sólo año, lo que constituye un hecho sin precedentes a nivel mundial.
Asimismo, comunidades locales, como los zoques en Chiapas y Oaxaca, destinaron voluntariamente más de 400 mil hectáreas a la conservación de este animal, hecho que consolidó esquemas de protección comunitaria.
A nivel regional en la zona sur del país, la declaratoria de la Gran Selva Maya entre México, Belice y Guatemala protege 5.7 millones de hectáreas de la segunda área forestal más grande del continente, lo que asegura la viabilidad del jaguar a escala trinacional.
Peña Fuentes reconoce que, pese a los avances, el reto apenas comienza, pues en la alianza se planteó la meta de duplicar, a través de la concientización, la población de jaguares entre 8 mil y 10 mil en los próximos 15 a 20 años para que la especie esté fuera del riesgo de extinguirse.
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Para lograrlo, dice, se requieren estrategias que van desde ampliar los corredores biológicos con el fin de garantizar la conectividad ecológica, hasta diseñar pasos de fauna en nuevas carreteras y fortalecer mecanismos de pago por servicios de biodiversidad a comunidades que protegen el hábitat.
Los investigadores señalan que falta mayor articulación a nivel estatal y municipal para proteger al jaguar. Consideran urgente que los gobiernos locales diseñen planes propios, con recursos humanos, financieros y materiales, ya que la responsabilidad de proteger al jaguar es compartida.
Al hacer un balance entre factores positivos y negativos de la preservación del jaguar, concluyeron que son más los estímulos benéficos, pero es vital sostener la tendencia de estrategias de conservación y generar alianzas entre el sector privado y público, puesto que hoy la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar opera como una red voluntaria, integrada por científicos, educadores ambientales y comunidades locales.
Al alza, comercio ilegal de felinos al sur del continente
La Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ) alertó que el tráfico ilegal de piel, colmillos, cráneos, dientes y órganos de este felino es el principal riesgo para su supervivencia; en el último año aumentó 59% su comercio ilegal en la zona centro y sur del continente.
En lo que va de 2025, las organizaciones Wildlife Conservation Society (WCS) y Bioconciencia A.C. detectaron 713 publicaciones en plataformas digitales y redes sociales que ofrecen partes de felinos, incluidas pieles, colmillos, garras, cráneos e incluso ejemplares vivos. De esos anuncios, más de 50% corresponden a jaguares, es el felino más traficado.
Asimismo, la Profepa documentó en 2019 que un jaguar macho fue encontrado mutilado de cabeza, garras y genitales en Chiapas; posiblemente se trató de un acto de caza furtiva con fines de tráfico