La noche del 23 de abril de 1968, Daniel David Kennedy, de 41 años, se registró en el Hotel San Carlos, en Caborca, Sonora. El veterano estadounidense de la Segunda Guerra Mundial tenía intención de emprender una caminata por los paisajes del estado.

Al día siguiente, por la tarde, salió al pueblo y entró a un café. Sin embargo, su merienda fue interrumpida por agentes de la policía judicial mexicana, quienes lo detuvieron como sospechoso de un crimen que había sucedido a más de 20 mil kilómetros de ahí: el asesinato de Martin Luther King Jr.

revisó entre los más de 6 mil archivos desclasificados por el gobierno de Donald Trump sobre el asesinato del histórico activista afroamericano, los cuales permitieron reconstruir la curiosa historia de Daniel David, pero también dan cuenta del paso del verdadero asesino de Luther King Jr. por México, quien visitó el país apenas unos meses antes de cometer el crimen.

Los archivos revisados para la siguiente historia pueden consultarse en esta de PinPoint.

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Doce horas de interrogatorio

De acuerdo con reportes de inteligencia del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés), después de que Daniel Kennedy fue arrestado en el café de Caborca por un grupo de agentes de la policía judicial mexicana, liderados por el teniente Roberto Fletcher, el viajero fue llevado de regreso a la habitación de su hotel e interrogado por 12 horas.

Las autoridades mexicanas realizaron la detención debido a que el gerente del Hotel San Carlos, un tal Carlos Valencia, denunció que una persona que se parecía a James Earl Ray, el principal sospechoso de asesinar a Martin Luther King Jr., se había hospedado en su hotel.

Tras ser interrogado por los agentes, Kennedy fue trasladado a la jefatura de la policía mexicana en Hermosillo. No está claro como es que Valencia estableció la similitud de su huésped con el asesino de Luther King, sin embargo, los archivos desclasificados del caso indican que la policía de Caborca había estado buscando sospechosos con base en un retrato hablado realizado por un policía de la Ciudad de México que se basó en información del FBI.

Retrato de James Earl Ray realizado por la policía mexicana. Foto: Archivos desclasificados del caso Martin Luther King.
Retrato de James Earl Ray realizado por la policía mexicana. Foto: Archivos desclasificados del caso Martin Luther King.

Ya en Hermosillo, Kennedy fue liberado después de que un agente del FBI, identificado en los archivos desclasificados como “Sr. Smith”, determinó que el viajero estadounidense no tenía ninguna relación con el crimen contra el activista afroamericano. No obstante, para ese momento, el incidente ya había trascendido a la prensa de ambos lados de la frontera.

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Pearl Kennedy, madre del estadounidense detenido en México, fue entrevistada por la United Press Internacional unas horas después del arresto. La mujer de 68 años dijo que era imposible que su hijo fuera el asesino, pues él era “una cosa flacucha y vieja”, y que “sólo un “ciego” confundiría a ambos hombres. Además, aseguró que David era un veterano herido de la Segunda Guerra Mundial, que recibía una pensión mensual del gobierno y que a causa de sus heridas de guerra no podía mantener un trabajo estable.

La policía mexicana se disculpó con Kennedy tras dejarlo en libertad y, pese a las 24 horas que estuvo en custodia, dijo que no tenía ningún resentimiento. “Sólo estaban haciendo su trabajo”, comentó. Además, dijo que esperaba que los estadounidenses no pensaran que México era un mal lugar para ir después de esto, y que nunca había conocido gente tan sincera. Finalmente, agregó que tenía muchos amigos en Caborca y que quería que supieran que él no era el hombre que mató a Martin Luther King Jr.

Aunque el asunto quedó en un malentendido, días después, un abogado de nombre Thomas C. Heaton, en Boston, anunció su intención de demandar al gobierno mexicano y al FBI por medio millón de dólares debido al arresto de Kennedy. Sin embargo, se desconoce si esta demanda se llevó a cabo.

“Una novela policiaca”: la búsqueda del FBI en México

La historia que ya se conoce. Eran las 6:01 de la tarde, del 4 de abril de 1968, cuando un ex convicto, haciéndose llamar John Willard, se hospedó en una casa de huéspedes cerca del Hotel Lorraine en Memphis, Tennessee. Desde el balcón, disparó a Martin Luther King Jr, líder del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. El asesino, cuyo nombre real era James Earl Ray, había estado al menos tres meses antes en México.

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Después de cometer el homicidio, huyó de Memphis, en un automóvil Mustang blanco modelo 1966, el cual tenía pegados stickers que evidenciaban su paso por tierras mexicanas. El FBI era consiente de este hecho, por lo que extendió su búsqueda a México y alertó a las autoridades locales de la búsqueda del sospechoso.

Los archivos desclasificados del caso de Luther King, entre transcripciones de entrevistas, informes del FBI y notas de periódicos mexicanos y estadounidenses (que describen el suceso como “una novela policiaca”) registran el paso de James Earl Ray por México bajo el alias de Eric Starvo Galt.

Según consta en los archivos desclasificados, el estadounidense fue visto en múltiples hoteles y establecimientos de Puerto Vallarta, Jalisco; Mazatlán, Sinaloa y Veracruz durante 1967.

James Earl Ray en México en 1967. Foto: Archivos desclasificados del caso Martin Luther King.
James Earl Ray en México en 1967. Foto: Archivos desclasificados del caso Martin Luther King.

Para 1967, Ray ya contaba con un historial delictivo. El 23 de abril de aquel año, escapó de la Penitenciaría Estatal de Missouri, donde se encontraba recluido por varios cargos de robo. Tras fugarse de la cárcel, contrabandeó narcóticos de Canadá a los Estados Unidos, además de joyas desde México.

Un informe del FBI de la época detalla una entrevista a Irma Morales, una trabajadora sexual que asegura haber conocido a Ray en 1967, en Puerto Vallarta, Jalisco. Recordó que en una ocasión él insultó y amenazó de muerte a un grupo de hombres afroamericanos.

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Se tiene registro de que el 30 de agosto de 1967, Ray, bajó el seudónimo de Eric Starvo Galt, ingresó a México por Nuevo Laredo, Tamaulipas, después de comprar el vehículo Mustang con el que meses después huyó tras asesinar a Martin Luther King Jr. Según investigaciones del FBI, Ray cruzó la frontera para realizar varias actividades de contrabando. Quienes se toparon con él, lo describían como una persona que hablaba poco español y que no gastaba mucho dinero.

Ray permaneció en México hasta principios de 1968, con un perfil bajo hasta que regresó a Estados Unidos, donde poco después cometió el crimen que le costaría una condena en prisión de 99 años. Tras el asesinato de Martin Luther King Jr. hubo múltiples reportes y confusiones sobre su presencia en México, pero ninguna evidencia definitiva de su paradero. Al final, fue capturado en junio de 1968 en el aeropuerto de Heathrow, Londres.

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