El , otras sustancias adictivas decomisadas por la Fiscalía General de la República () e instituciones de seguridad y los precursores químicos para su elaboración deben destruirse bajo un estricto protocolo de incineración debido a su alto nivel tóxico capaz de contaminar el suelo y mantos freáticos, así como poner en riesgo la vida de los encargados de desecharlos.

La tarea que tiene la fiscalía para desechar en 2025 más de mil toneladas de sustancias nocivas para la salud, según la contratación LA-49-830-049000975-N-161- 2024, es enorme, pues debe hacerlas inutilizables y descontaminar sus áreas de producción para evitar que las sustancias tóxicas volátiles provoquen efectos dañinos, consideró el doctor en química Miguel A. Méndez-Rojas.

Según el documento, del que EL UNIVERSAL posee una copia, en 2024 hubo valores de referencia de destrucción de sustancias hasta por un millón 209 mil kilos, entre ellas fentanilo, 54 precursores químicos para la elaboración del mismo y otros estupefacientes, narcóticos y objetos que fueron incautados al crimen organizado.

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Para los ejercicios fiscales que abarcan desde el 13 de noviembre de 2024 hasta el 31 de diciembre de 2025, la FGR desembolsó 167 millones 544 mil 405 pesos a la empresa Waste Services, especialista en manejo de residuos industriales peligrosos y no peligrosos, por este servicio en las fiscalías de 13 estados y en la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO).

La licitación incluye recolección, traslado, almacenamiento y disposición final y, en su caso, remediación de superficies o suelos contaminados con residuos peligrosos o tóxicos para evitar riesgos que se generen por su aseguramiento.

Las sustancias enlistadas son 1-fenil-2-propanona, 3,4-metilenodioxifenil-2-propanona, 3,4-metilenodioxifenilacetona, MDP-2-P, piperonil metil cetona, acetona, ácido clorhídrico, ácido fenilacético, ácido lisérgico, ácido sulfúrico, alfa-fenilacetoacetonitrilo, anhídrido acético, benzaldehído, cloruro de metileno, efedrina, éter etílico, fenilpropanolamina, metilamina, metilcetona, nitroetano, perfuma ato de potasio, piperonal, seudoefedrina, acetato de etilo, ácido acético, amoniaco anhidro/amoniaco disolución acuosa, benceno, carbonato de potasio, carbonato de sodio, hexano, hidróxido de potasio, hidróxido de sodio e isopropilacetona.

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También, piperidina, sulfato de sodio, tolueno, xilenos, acetato isopropilico, ácido yodhídrico, alcohol etílico, alcohol isobutílico, alcohol metilico, cianuro de bencilo, cianuro de bromobencilo, ciclohexanona, cloruro de acetilo, cloruro de amonio, cloruro de bencilo, dietilamina, formamida, hidróxido de calcio, óxido de calcio, yodo, hipoclorito de sodio, fentanilo, B-bromoetil benceno, N-fenetil-4-piperidona (NPP) y 4-anilino-N-fenetilpiperidina (ANPP), precursores para producir estupefacientes como LSD, tachas y otras drogas químicas.

El proceso, de acuerdo con información de la FGR, comienza tras el decomiso de los estupefacientes o de los precursores químicos, pues, primero, las instituciones de seguridad los etiquetan, identifican sus componentes y los resguardan hasta que se genere la autorización para el desechamiento.

Destruir estas sustancias requiere una autorización judicial, especialmente si es evidencia en algún caso, y una vez aprobado el procedimiento, se programa la destrucción de manera oficial o bajo neutralización química, proceso que, de acuerdo con Méndez-Rojas, no es recomendable, puesto que podría resultar más contaminante.

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El también profesor de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) explicó que “la destrucción de sustancias tóxicas, no sólo fentanilo, se debe hacer con temperaturas superiores a mil grados, en hornos industriales diseñados para residuos peligrosos como los de la industria química o farmacéutica, a fin de garantizar que no queden sustancias activas.

“El personal debe usar equipo de protección especializado debido al riesgo por exposición, inhalación o contacto dérmico que pueden causar mareos, desvanecimientos, pérdida del conocimiento, daño cerebral, adicciones e intoxicaciones severas o mortales”, detalló.

Los hornos de incineración deben contar con sistemas de contención que no emitan los humos de la quema al ambiente, sino que los filtren para frenar la dispersión de los químicos descompuestos hacia la atmósfera.

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El servicio de desechamiento de estupefacientes citado se aplicará en las fiscalías de Baja California, Chiapas, Colima, Durango, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y la FEMDO, de acuerdo con la licitación.

Según las referencias para cotización e incidencia del servicio, en 2024 Sinaloa se llevó el primer lugar en incautaciones, con 107 mil 368 kilogramos de precursores químicos y 459 mil 940 pastillas, seguido por Baja California, con 37 mil 17 kilos de precursores y 115 mil 583 pastillas y, en tercer lugar, Michoacán, con 32 mil 44 kilos de precursores y mil 146 pastillas.

Les siguen el estado de Guerrero; en quinto lugar, Durango; en sexto, Nuevo León; en séptimo, Colima; en octavo, Zacatecas; en noveno, Chiapas, y en décimo, Jalisco; luego, Estado de México, Morelos y, finalmente, Sonora.

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