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En total cohesión y disciplina, la plana mayor de Morena se unió en torno a su nueva líder, Claudia Sheinbaum, convirtiendo el Teatro Metropólitan en un escenario de abrazos, besos, saludos efusivos y porras en torno a la presidenta electa.
Incluso, las llamadas corcholatas, es decir, quienes compitieron contra la futura presidenta por la candidatura guinda dejaron cualquier rencilla para sumarse al festejo.
Marcelo Ebrard, el excanciller y futuro secretario de Economía, se sentó en primera fila, aunque no en el centro, junto al diputado Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López, tres de los oponentes de la próxima titular del Ejecutivo federal en el proceso para elegir al candidato presidencial de Morena.
A un lado del exsecretario de Gobernación se sentó la actual titular de la dependencia, Luisa María Alcalde, quien no dejaba de aplaudir y recibió con un beso a la nueva Mandataria nacional.
En el otro extremo de la primera fila se sentaron juntos Ricardo Mon- real y Manuel Velasco, sus otros dos contrincantes, quienes observaban de lejos mientras Sheinbaum Pardo saludaba a los asistentes, entre ellos al secretario de Defensa Nacional, Cresencio Sandoval, y al de Marina, Rafael Ojeda, antes de subir al escenario para dar su primer mensaje como presidenta electa.
Al acto festivo acudieron funcionarios del gobierno federal, entre ellos la titular de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, así como diputados y senadores (electos y en funciones), gobernadores (en funciones y electos), presidentes municipales y consejeros y militantes de Morena.
También, simpatizantes de López Obrador fueron a apoyar a Sheinbaum Pardo, quienes gritaron a coro: “¡la primera, la primera!”, para después lanzar vivas para el presidente con el consabido estribillo: “es un honor…”.
Afuera del céntrico teatro el ánimo era similar, simpatizantes morenistas pintaron de guinda el Metropólitan para festejar que, de forma histórica, Sheinbaum Pardo recibió de manera oficial la constancia que la acredita como la primera mujer presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos.
“¡Es un honor estar con Claudia hoy!”, gritaban los asistentes, que tres horas antes del acto se congregaron en las calles de Independencia y Revillagigedo, así como en avenida Balderas, para acompañar a la exmandataria capitalina y demostrarle que no llegó sola a su nueva investidura, sino con el apoyo de los mexicanos, tal como ella lo manifestó en su discurso.
Frente a la entrada del recinto se instaló una pantalla con la que los simpatizantes de la virtual presidenta pudieron seguir minuto a minuto la entrega de la constancia que la acredita como tal, y mientras Claudia Sheinbaum recibía su contancia de manos de Mónica Soto, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sus simpatizantes aplaudieron y corearon arengas.
Al tiempo que esto ocurría, algunos gobernadores de Morena llegaron al recinto. “¡Que siga la Cuarta Transformación!”, gritaban asistentes para cobijar a la fuerza guinda que arribó unos minutos antes que Sheinbaum Pardo.