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San Francisco, California.- Dijo que no se retrataría con la presidenta Perú Dina Boluarte, pero lo hizo, que no iría los foros internacionales porque no les tiene confianza y asistió a la Cumbre de Líderes de la APEC 2023, a petición de su amigo el presidente de Estados Unidos Joe Biden.
Es de sabios cambiar de opinión, pero el presidente López Obrador viajó a San Francisco y no “usó flores en su cabello” como reza la canción de folkrock de los 60 “If you are going to San Francisco”.
Como parte de los eventos oficiales encabezados por el presidente Biden, el Mandatario mexicano no pudo negarse a salir en la fotografía oficial junto a los líderes de las 21 economías más importantes del mundo e invitadas, como de Perú.
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López Obrador y Boluarte mantienen serias diferencias desde que 2022 cuando fue depuesto el presidente Pedro Castillo, por presuntos delitos de rebelión y conspiración.
El Moscone Center fue el lugar de ese inédito encuentro, que es aquel San Francisco de calles perfectas, “gente gentil” donde “el verano fue amor”.
Las calles aledañas a la sede de la APEC literalmente fueron amurallas, con cercos policiacos en cada esquina, estrictas revisiones y con “limpias” para que no se acercaran decenas y decenas de personas que deambulan, hablando consigo mismas o entre olores fétidos de escarmentó, orín, comida echada a perder piden un dólar pues están en la garras de la pandemia del fentanilo, de la marihuana o cualquier otro opioide.
Pero en el Moscone Center el presidente López Obrador, y su comitiva estuvieron apartados de esas imágenes desgarradoras, llegaron arropados en seis camionetas del Servicio Secreto, cuerpo élite encargado de la integridad del mandatario mexicano en territorio estadounidense, que en nada se compara con los 40 camionetas de decenas de motocicletas a cargo de la protección del presidente Biden.
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A las 12:00 horas no había marcha atrás. El presidente Biden entró al salón para la foto oficial. Detrás apareció sonriente la presidenta Boluarte, con un vestido rosa, la única mujer, el presidente de Chile Gabriel Boric, entre otros líderes para ubicarse en la primera línea.
López Obrador, estuvo en segunda filas, no vio a los ojos no saludó a la mandataria peruana a la que llamó “espuria”, lo más cerca que estuvieron fue a un metro de distancia.
El presidente López Obrador se veía serio. Primera y segunda fila salieron en sentidos contrarios, todo bien planeado para no generar ningún disgusto para ningún mandatario.
Al término de la foto oficial, el presidente Boric “el heredero de los ideales del presidente Salvador Allende”, saludó de mano y le dio un caluroso abrazo al mandatario mexicano.
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El pasado 9 de noviembre en la “mañanera”, el Jefe del Ejecutivo expresó:
"Ojalá y no tenga yo que tomarme la foto, no lo deseo, se lo digo así con todo mi cariño, digo, con mi buena fe, no quiero tomarme una foto con la presidenta del Perú, o sea, no, yo no voy a ir a buscarla para tomarme una foto. Pero no se rompieron las relaciones, sin embargo, el trato que le dieron a nuestro embajador, pues fue grosero, humillante".
En febrero pasado, López Obrador llamó “presidenta espuria” a Boluarte elegida por el Congreso peruano tras la destitución de Pedro Castillo, a quien refrendó su apoyo y a quien pidió que se le libere al afirmar que es una injusticia que permanezca en la cárcel.
López Obrador no olvida y ha criticado que Perú no permitió a México cruzar su espacio aéreo en la misión de rescate del expresidente de Bolivia Evo Morales.
Así fue la foto que no quiso, y su segundo día en San Francisco donde “no uso flores en pelo” como en los años 60, y ahora es una ciudad castigada por los adictos del fentanilo que deambulan entre sus calles…
tjm/rmlgv