Madres buscadoras y colectivos siguen bajando pendientes peligrosas y escarbando entre la tierra para encontrar algún indicio de personas desaparecidas; ahora fue en una zona del Mirador de Topilejo, en la alcaldía Tlalpan. Foto: Fernanda Rojas / EL UNIVERSAL
Madres buscadoras y colectivos siguen bajando pendientes peligrosas y escarbando entre la tierra para encontrar algún indicio de personas desaparecidas; ahora fue en una zona del Mirador de Topilejo, en la alcaldía Tlalpan. Foto: Fernanda Rojas / EL UNIVERSAL

En dos intensas y peligrosas jornadas de búsqueda, madres y familiares de encontraron seis elementos óseos y siete indicios adicionales en un perímetro del Mirador de Topilejo, ubicado en la alcaldía Tlalpan, Ciudad de México.

“Esperamos que podamos darle una identidad y que pronto pueda regresar a su casa. Le pedimos a instituciones y autoridades que estén comprometidas buscando a personas, buscando a nuestros hijos, a nuestros familiares. Deben tomar el compromiso de lo que nos trajo aquí”, considera Daniela González, .

Para encontrar los restos, descendieron 120 metros en una pendiente pronunciada con tres líneas de vida. Usaron arneses, cascos, rodilleras y guantes, todo para acercarse a sus hijos e hijas que desaparecieron en la zona.

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Este miércoles, revisaron minuciosamente 500 metros cuadrados y hoy regresarán para indagar en los espacios donde encontraron dos peronés y cordales de mandíbula, los cuales serán analizados por autoridades, aunque el tiempo para conocer los resultados es incierto y puede tardar meses.

“Todo depende de la carga de trabajo. Ellos [servicios periciales] son los que traen los tiempos para que hagan los llamados a las instituciones y se haga su procesamiento, en este caso para los compañeros de antropología, medicina y a las áreas pertinentes. Dependemos mucho de los tiempos del Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses [INCIFO]”, exponen antropólogos criminalistas a este medio.

Todos los resultados que emiten, son notificados al Ministerio Público y se realiza la verificación a familiares, quienes buscan hasta el cansancio a sus seres queridos en barrancas, carreteras federales, basureros clandestinos y zonas montañosas.

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“Son sentimientos encontrados, llevo casi tres años buscando a mi pequeño Axel Daniel y no ha sido localizado. Encontrarlo en estas condiciones, yo creo que ninguna madre y ningún familiar debería de buscar así a sus hijos, en este tipo de lugares, desafortunadamente, cuando hablamos de desaparición, no sabemos en qué condiciones estén, por eso es que los buscamos en vida y en campo”, comenta Daniela.

Al presentarse todas las autoridades —Comisión de Búsqueda de la Ciudad de México, cuerpo de bomberos, Guardia Nacional, elementos del grupo Zorros y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM)—, reiteraron los múltiples riesgos de descender en un terreno debilitado por las lluvias de los últimos días.

Como en todas las búsquedas, se inicia la jornada con una oración y palabras para todos los participantes, quienes disponen de horas para desmontar, limpiar y escarbar los perímetros de interés para las familias.

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“Cada uno cumplimos un rol importante para hallar e identificar y devolver a casa a quienes nos hacen falta. Cada uno, cada una sabe sus responsabilidades, sus compromisos, sus capacidades. Así que quisiera animarnos a todos y a todos a que sea el amor nuestro motor y que sean nuestras manos, nuestros ojos, nuestras capacidades, nuestro ser pleno, lo que pongamos como una ofrenda, como una ofrenda de acompañamiento, de entrega, de solidaridad para encontrar a quienes nos hacen falta”, dice uno de los tantos solidarios que acompañan la lucha de buscadoras.

Desde las 9:00 horas, familiares y activistas se colocaron equipo de protección y bajaron poco a poco por un sendero lleno de vidrios, basura, ropa, ramas y hasta autopartes, indicios de los accidentes registrados en la carretera federal 95, los cuales cayeron hasta mil metros. Ahí, en medio de la tragedia, las buscadoras vislumbraron la esperanza al encontrar positivos y pistas que las acercan a sus tesoros.

“Derivado de varias investigaciones de las familias buscadoras, en específico el colectivo Una Luz en el Camino, logramos dar con este punto. El año pasado colocamos Buzones de Paz con la intención de recolectar mensajes de parte de la comunidad y poder llegar a este tipo de lugares y uno de los buzones nos trajo aquí”, agrega la buscadora.

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Bomberos, criminalistas y policías de investigación encabezaron el descenso al punto de interés, cuidando y protegiendo a más de 20 personas que bajaron sin miedo por varios minutos. A unos les costó más entender la mecánica de la cuerda que sostiene sus vidas y cómo coordinar todos sus sentidos para lograr el descenso. Otros, experimentados por el número de jornadas a las que han asistido, bajaron sin esfuerzos por el sendero fangoso y lleno de obstáculos.

Sin miedo y con energía, comenzaron a picar, separar restos y basura, cortar ramas para encontrar ropa, zapatos y credenciales de personas que desaparecieron desde hace años, o tal vez, décadas.

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