Una en la que fingía desaprobar la detención del papa Pío VII, que él mismo ordenó, se vendió por 26 mil 360 euros [USD 30 mil] en una subasta celebrada el domingo en Fontainebleau, cerca de, anunció la casa de subastas Osenat.

La misiva, fechada el 23 de julio de 1809 y con tachones, está firmada por "Napole", el probable diminutivo de Napoleone.

El valor de la carta estaba estimado entre 12 mil y 15 mil euros, declaró a AFP Jean-Christophe Chataignier, director del departamento Imperio de la casa de subastas.

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La detención de Pío VII "fue uno de los acontecimientos que marcaron el reinado de Napoleón en términos políticos y religiosos. Napoleón sabía que esta carta iba a circular y que estaba destinada a todas las autoridades", afirma el especialista.

La misiva es una verdadera "", añadió, y está dirigida al archicanciller Jean-Jacques-Régis Cambacérès.

"Fue sin mis órdenes y contra mi voluntad que el fue sacado de ; fue de nuevo sin mis órdenes y contra mi voluntad que fue traído a Francia. Pero no se me informa de esto hasta diez o doce días después de que se haya llevado a cabo. En cuanto sepa que el papa está estacionado en alguna parte, y que mis intenciones pueden ser conocidas a tiempo (sic) y llevadas a cabo, veré qué medidas tendré que tomar...", escribió Napoleón.

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Chataignier, el especialista, explica que el emperador buscaba "mostrar su autoridad sin ser desautorizado". "No debía ser visto como el que hizo detener al papa, es histórico e hiperestratégico", añade.

Ante la negativa de Pío VII a sumarse a la política de bloqueo continental, Napoleón I lanzó una serie de "golpes de fuerza".

El emperador se apoderó de la autoridad del papa al ocupar parte de los Estados Pontificios, en particular los puertos, envió sus tropas a Roma el 2 de febrero de 1808 e hizo expulsar a los cardenales extranjeros en marzo.

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El papa fue finalmente arrestado en el a finales de julio de 1809, detenido en la ciudad francesa de Grenoble y enviado a Italia el 1 de agosto, para ser puesto bajo arresto domiciliario en Savona y después en Fontainebleau a petición de Napoleón.

"De este modo, el emperador pretendía afirmar aún más su dominio sobre la religión católica, que había orquestado desde su coronación en , donde se coronó a sí mismo, tarea normalmente reservada al soberano pontífice", señala el especialista.

Las subastas napoleónicas tienen cierto éxito, más de dos siglos después de la muerte del "Emperador de los franceses", que murió en el exilio en 1821, a los 51 años, tras dominar.

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