Bruselas.— Faltando sólo cinco años para hacer realidad “un mundo en el que todas las personas, en todas partes y a todas las edades, se beneficien plenamente de las para su salud y bienestar”, la ambiciosa visión no sólo sigue como una meta distante, sino que existe la duda sobre la capacidad para mantener los avances alcanzados.

La alerta fue emitida durante la última reunión del Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE por sus siglas en inglés), celebrada en formato híbrido en el cuartel general de la Organización Mundial de la Salud (), en Ginebra, Suiza, del 10 al 13 de marzo.

El evento fue inaugurado por Bruce Aylward, subdirector general de la unidad sobre Cobertura Sanitaria Universal de la OMS, y estuvo dividido en ocho grandes sesiones de trabajo dirigidas a desmenuzar los parámetros clave para medir los avances de la Agenda de Inmunización 2030 (AI2030).

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El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que avances en la lucha contra la tuberculosis están ahora en peligro por los recortes. Foto: EFE
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que avances en la lucha contra la tuberculosis están ahora en peligro por los recortes. Foto: EFE

De acuerdo con el acta preliminar de la reunión, las discusiones concluyeron alertando que “los actuales acontecimientos políticos y sociales ponen en peligro la salud mundial, incluidos los programas de vacunación en todo el mundo”.

La agenda de inmunización en el decenio 2021-2030 sigue enfrentando contratiempos generados por una serie de cambios que han afectado a los sectores de la salud y del desarrollo.

Luego de la pandemia de Covid-19, emergieron otras adversidades, como el aumento de los precios de productos básicos y de los energéticos, los recortes en los presupuestos nacionales, el estallido de un número sin precedente de conflictos armados, impactos asociados al cambio climático, ataques cibernéticos y la pérdida de confianza en los gobiernos y los organismos multilaterales.

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El secretario de Salud y Servicios Humanos de EU, Robert F. Kennedy Jr. Foto: Stephanie Scarbrough / AP
El secretario de Salud y Servicios Humanos de EU, Robert F. Kennedy Jr. Foto: Stephanie Scarbrough / AP

A todo esto, se agrega una nueva crisis mundial, la crisis del financiamiento de la asistencia humanitaria, la cual afecta a programas contra enfermedades prevenibles mediante la vacunación.

La nueva crisis no es exclusivamente resultado de la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de interrumpir el apoyo financiero exterior; el fin de la generosidad de Washington ocurre en un panorama generalizado de disminución de la asistencia global.

Sin fondos suficientes, la capacidad de respuesta de muchos Estados partes, la OMS y las agencias asociadas que operan sobre el terreno, se verá comprometida, como en el caso de la viruela símica (mpox), cuya respuesta a escala mundial depende de Estados Unidos, que aportaba un tercio de los fondos para hacer frente a la emergencia.

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De acuerdo con el SAGE, desde la puesta en marcha del Programa Ampliado de Inmunización hace cinco décadas, las actividades de protección a través de la aplicación de biológicos han salvado a escala global 154 millones de vidas frente a 14 enfermedades prevenibles, es decir, seis vidas por minuto desde 1974; una de cada seis corresponde a la protección contra el sarampión, el resto a programas de vacunación infantil, entre otras acciones. Los antígenos existentes ayudan a proteger contra más de 30 enfermedades potencialmente letales. Los programas de inmunización han resultado en una mejora de 40% de la supervivencia de los lactantes, con lo cual, en ningún momento de la historia de la humanidad, tantos niños habían tenido la posibilidad de celebrar su primer cumpleaños.

En lo que va del milenio en curso, las muertes infantiles han disminuido en más de la mitad y las muertes fetales en más de un tercio como resultado de las acciones de supervivencia infantil realizadas en todo el mundo.

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El Unicef destaca que en 2022 se alcanzó un hito histórico mundial cuando las muertes infantiles descendieron ligeramente por debajo de los 5 millones anuales. En 2023, siguieron disminuyendo hasta situarse en 4.8 millones.

Sin embargo, los avances alcanzados a lo largo de varias décadas están en peligro, debido a que los principales donantes han anunciado o están realizado considerables recortes en la financiación de la ayuda, alerta el Grupo Interinstitucional de Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil (IGME).

En un comunicado divulgado el 25 de marzo, asegura que los programas de supervivencia infantil ya están reflejando los impactos, a través de recortes en la planilla de trabajadores sanitarios, el cierre de clínicas, la interrupción de programas de vacunación y la falta de suministros esenciales para tratar enfermedades como el paludismo.

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El retroceso observado en la solidaridad global está golpeando particularmente a regiones sumidas en crisis humanitarias, a los países endeudados y a los que ya registraban altas tasas de mortalidad infantil. La reducción en el financiamiento, además podría socavar los esfuerzos de monitoreo y seguimiento, agrega el IGME.

“Reducir la mortalidad infantil evitable a un mínimo histórico es un logro extraordinario, pero sin las decisiones políticas adecuadas y la suficiente inversión, corremos el riesgo de revertir este conjunto de avances que tanto esfuerzo ha costado conseguir”, afirma Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF: “Como consecuencia, millones de niños más podrían morir por causas evitables, y esto es algo que no podemos permitir”, precisa.

Son múltiples los pendientes que figuran en la agenda sanitaria global, por ejemplo, América ha logrado restablecer la cobertura de inmunización tras la pandemia de Covid, incluso supera los niveles de 2019, pero todavía hay 1.7 millones de niños sin vacunar, la mayor parte en Argentina, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, México, Perú y Venezuela.

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A la demora en la cobertura global en edad temprana, se añaden las emergencias emergentes. Hay un resurgimiento del sarampión resultado de retrasos en la cobertura. En 2024, el suministro de la primera dosis de la vacuna contra esa enfermedad en el mundo seguía siendo inferior a la existente antes de la pandemia, 83% frente a 86%; como resultado, en 2023 y 2024 hubo brotes importantes en 57 países. En 2023 se produjeron 107 mil 500 muertes por sarampión, la mayoría entre niños menores de 5 años no vacunados.

La viruela también gana terreno, particularmente en África, en parte como resultado de la escasez de suministros y recortes en los programas contra el VIH. Inquieta particularmente la viruela símica (mpox), clasificada como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Del 1 de enero de 2022 al 31 de enero de 2025, casi 130 mil casos fueron notificados, incluyendo 280 muertes, en 130 países. La región de África es el foco de una transmisión comunitaria sostenida, concentra 61% de los casos y 72% de las muertes en los últimos 12 meses.

La polio se resiste a desaparecer, no sólo es un reto en Pakistán y Afganistán, también en Europa, mientras que la situación relativa al sarampión y la rubéola sigue siendo complicada, señala el SAGE. La poliomielitis afecta principalmente a niños menores de 5 años y en uno de cada 200 casos provoca parálisis irreversible. Entre los paralíticos, entre 5% y 10% muere al inmovilizarse los músculos respiratorios.

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La tuberculosis igualmente inquieta, al ser la enfermedad infecciosa más mortífera en el mundo, que causa más de un millón de muertes al año.

“Los enormes avances que el mundo ha logrado en la lucha contra la tuberculosis a lo largo de los últimos 20 años están ahora en peligro a medida que los recortes en la financiación comienzan a perturbar el acceso de las personas con tuberculosis a servicios de prevención, detección y tratamiento”, insiste Tedros Adhanom, secretario general de la OMS.

La falta de financiamiento ya está afectando a África, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental. La OMS afirma que en 27 países la respuesta a la tuberculosis se ha desmoronado de manera abrumadora y nueve países han comunicado problemas para adquirir medicamentos.

La máxima autoridad sanitaria del planeta afirma que el déficit fiscal es un reto que viene de atrás. En 2023, sólo se disponía de 26% de los 22 mil millones de dólares que se necesitan anualmente en prevención y atención de la tuberculosis.

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