Roma.— Este lunes reanudan sus sesiones de trabajo las Congregaciones Generales, también llamadas precónclave. Hasta ahora suman tres, la primera de ellas desde el 22 de abril, un día después del .

Se trata de reuniones a puertas cerradas en las que participan todos los miembros del Colegio Cardenalicio (252 entre electores y purpurados mayores de 80 años) con objeto de discutir acerca de las cuestiones relevantes relacionadas con la Iglesia católica a partir de la muerte de un Papa. Todos los cardenales están obligados a participar en ellas, salvo aquellos mayores de 80 años, por estar exentos de esta obligación, y aquellos legítima y materialmente imposibilitados a estar en Roma.

Otro de los objetivos de estas reuniones es hacer que los cardenales electores puedan conocerse y que, sobre esta base, puedan comenzar a delinear tanto el perfil de los posibles papables como las prioridades doctrinales y materiales que este tendrá que afrontar al momento de ascender al.

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Cardenales visitan la tumba de Francisco, en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, a la vez que rezan por el fallecido Pontífice. Foto: EFE
Cardenales visitan la tumba de Francisco, en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, a la vez que rezan por el fallecido Pontífice. Foto: EFE

Las congregaciones o “estados generales de la Iglesia” son asambleas plenarias en las que se confrontan ideas, proyectos y visiones sobre el futuro de la Iglesia católica y, por ello, son asimismo un momento crucial que antecede el inicio del cónclave, razón por la cual son el corazón de los razonamientos que conducirán a la elección del nuevo Pontífice.

La función de las Congregaciones es, pues, doble: organizativa y de conocimiento a diversos niveles. Su objetivo es definir los aspectos logísticos y ceremoniales del cónclave, de manera profunda y completa, pero también son un lugar de discernimiento eclesial donde surgen temas, urgencias, prioridades y perfiles de los posibles candidatos que aspiran a ser Pontífice.

Tan es así que en todas y cada una de las sesiones de las congregaciones, los cardenales, incluido los no electores, pueden intervenir, expresar, reflexionar o plantear cuestiones que consideran fundamentales para el futuro de la Iglesia.

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De alguna manera se trata de un intercambio de ideas y contemporáneamente de un serio desafío para los posibles aspirantes a ocupar la cátedra de San Pedro (en esas reuniones se conocerá su visión pastoral, carisma, capacidad de síntesis y eventual liderazgo) y para los grupos de cardenales que se mueven en favor de uno de ellos.

Según se conoció, la elección de Jorge Mario Bergoglio, el fallecido papa Francisco, se “cocinó” en las Congregaciones, ya que al inicio de las mismas el cardenal argentino no era uno de los favoritos, pero su manera de hablar y su constante insistencia en subrayar la necesidad de dar vida a una Iglesia nueva, de acercarla más a los pobres, de hacerla menos autoreferencia y más misionera, impactó tanto a sus hermanos cardenales que, al parecer, fue la llave que le abrió las puertas para convertirse en Papa, relataron medios en su momento.

Ayer domingo, previo al precónclave, más de 110 cardenales acudieron a la basílica de Santa María la Mayor de Roma, donde fue enterrado Francisco, el pasado sábado, para rendirle homenaje y rezar.

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Fue el primer día que la basílica quedó abierta para visitar la tumba del jerarca argentino. Afuera del recinto se formaron largas filas de personas esperando entrar a ver la lápida y en un solo día, accesaron unas 30 mil personas.

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