Haití está hundido en el caos, con el primer ministro en Puerto Rico y las pandillas controlándolo todo. Los líderes pandilleros han sembrado el terror y, entre ellos, hay uno que resalta por su crueldad y su afición al protagonismo. Se trata de Jimmy Chérizier, mejor conocido como Barbecue, y quien amenazó con desatar una guerra civil en el país.
"O Haití se convierte en un paraíso para todos o en un infierno para todos", amenazó el martes, tras exigir la renuncia del primer ministro Ariel Henry, de quien, dice, "carece de legitimidad". O se va, o "habrá guerra civil".
Chérizier es jefe de la federación de pandillas G-9 y Familia y Aliados, una alianza de algunas de las bandas más peligrosas del país. Desde el asesinato del primer ministro Jovenel Moïse, el líder pandillero asumió un rol protagónico, llamando a una "revolución contra las élites corruptas".
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Expolicía, nacido en Puerto Príncipe, difícilmente se le ve sin su arma. En entrevistas, afirma que su apodo Barbecue se debe a que su madre tenía un negocio de carne a las brasas.
Sin embargo, otras personas afirman que el apodo tiene un origen más siniestro: su costumbre de quemar casas y los cadáveres de sus víctimas.
En 2017, siendo aún policía, Chérizier habría participado en la muerte de nueve civiles, en lo que se presentó de manera oficial como una operación contra las mafias en Grand Ravine, un barrio de Puerto Príncipe. Ya fuera de la policía, la primera pandilla que encabezó fue Delmas 6, que se hizo con el control de varias zonas de Puerto Príncipe.
El asesinato de Moïse, el 7 de julio de 2021, fue un duro golpe para Barbecue, quien se benefició de los tratos que hizo con el gobierno y que le permitieron ganar poder e influencia.
De acuerdo con InSight Crime, antes del asesinato del presidente Moïse, la federación de pandillas de Chérizier obtenía la mitad de su dinero del propio gobierno, otro 30% de los secuestros y 20% a través de extorsiones. La muerte del primer ministro redujo así los recursos con los que contaba Barbecue.
A este hombre se le atribuye haber sido partícipe de una serie de matanzas perpetradas en los últimos años en la capital haitiana y que dejaron cientos de muertos. Por ejemplo, la masacre de La Saline, un barrio de Puerto Príncipe en la que murieron al menos 71 personas. Según el Departamento del Tesoro, el objetivo de estos asesinatos era "reprimir a la disidencia política".
Estados Unidos lo acusó de graves violaciones a los derechos civiles y le impuso sanciones en 2018. En octubre de 2022, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hizo lo propio, señalando a Chérizier de cometer “abusos graves contra los derechos humanos”. Sobre él pesa un embargo de armas, la congelación de sus activos y la prohibición de viajar.
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Fan de las redes sociales, en las que suele subir videos para mostrar sus acciones, pero también atraer jóvenes a las pandillas, Chérizier rechaza ser el "gángster" que Estados Unidos dice que es.
En entrevista con la agencia Associated Press, se describió como un "revolucionario" que lucha contra un gobierno corrupto.
“No soy un ladrón. No estoy implicado en secuestros. No soy un violador. Sólo estoy llevando a cabo una lucha social”, aseguró. “Soy una amenaza para el sistema”, agregó.
En otra entrevista con Al Jazeera, dijo que: "No soy un gángster, jamás seré un gángster". En cambio, afirmó estar luchando "por otra sociedad".
mcc