Bruselas. Los miembros del Colegio Cardenalicio, progresistas y conservadores, tendrán que formar alianzas a fin de elegir al sucesor del Papa Francisco, ya que está descartada la posibilidad del voto en bloque debido a que cada uno pone el acento en aspectos diferentes.
Esto a pesar de que Jorge Mario Bergoglio nombró a la mayoría de los cardenales que elegirán a su sustituto y entre ellos existen ciertos puntos de coincidencia independientemente del lugar de origen.
Estudiosos consultados por EL UNIVERSAL señalan para el “Habemus papam”, no solo las distintas corrientes serán determinantes, también la agenda en el cónclave y los temas que allí emerjan.
“Francisco nombró a una mayoría muy amplia. La cuestión es si podrán aglutinarse en torno a un candidato que pueda continuar el legado de Francisco o prevalecerán otras consideraciones”, dice Massimo Faggioli, Profesor de Teología Histórica de la Universidad Villanova.
“Todo dependerá de la agenda. Si es la agenda de Francisco en general, la sinodalidad, o la situación internacional de la Iglesia. Todas estas agendas diferentes tienen en teoría mayorías diferentes en el Colegio Cardenalicio”.
Insiste en que la agenda que llegue a colocarse en el centro del debate será determinante en la formación de las alianzas.
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“En estos últimos días, hemos visto múltiples intentos de dirigir la agenda por parte de los conservadores en una dirección anti-Francisco”.
La profesora irlandesa Fáinche Ryan, vicepresidenta de la Sociedad Europea de Teología Católica (ESCT), también identifica la formación de agrupaciones al interior del cónclave que iniciará el 7 de mayo y durará hasta la aparición de la fumata blanca.
“El papa Francisco y su pontificado trajeron grandes esperanzas a muchos y molestaron y perturbaron a algunos. Esto también se refleja entre los cardenales, como representantes de todos nosotros”.
“La práctica de la sinodalidad, como forma de ser de la Iglesia, es quizá su mayor legado. Sospecho que, aunque a muchos les gustaría que esto avanzara, algunos preferirían ralentizar un poco este proceso y esto creo que ya lo estamos viendo en algunos informes de Roma sobre lo que se está diciendo”.
El catedrático de la Universidad de Gante, Tom Zwaenepoel, saca su calculadora para vaticinar que el próximo Pontífice procederá de la “escuela de Bergoglio”, un progresista y reformista.
Explica: de los 133 cardenales con derecho a voto, cinco fueron creados por Juan Pablo II (4%), 22 por Benedicto XVI (16%) y el 80% por el Papa argentino.
“Los pontificados de los papas polaco y alemán son ampliamente descritos como ‘conservadores’, especialmente en lo que se refiere a sus posiciones sobre cuestiones éticas. Aunque Francisco apenas cambió la doctrina de la Iglesia, aportó innovación con el enfoque pastoral; de allí que fuera calificado como ‘bastante progresista’, por su énfasis en la ecología, la migración y la pobreza”.
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“Si 80% de los cardenales con derecho a voto fueron creados por Francisco, parece lógico que su sucesor también siga su línea”.
La probabilidad de que este bloque progresista avance aumenta debido a que hay ciertos puntos de coincidencia entre ellos.
Entre las constantes identificadas por Zwaenepoel está “la vena social”, la atención en las personas de la periferia; es decir, refugiados, pobres y sin techo. Están enterados de que el clericalismo es la causa de muchos males, como los abusos sexuales y escándalos financieros en la Curia, y ven un vínculo entre la pobreza y el calentamiento global.
Además, aplauden las reformas que Francisco puso en marcha en la Curia Romana, desde la transparencia financiera hasta la presencia de la mujer en la administración, así como son conscientes de que un Papa debe poseer un fuerte carisma y contribuir a la paz mundial por la vía del diálogo.
De prevalecer esta corriente al interior del Colegio Cardenalicio, “casi queda descartada la posibilidad de que el nuevo Papa dé marcha atrás en las reformas y opte por un rumbo predominantemente conservador, en el que se borren nociones como ‘misericordia’, ‘ternura’, ‘Iglesia sinodal’, ‘Iglesia inclusiva’.
“Revertir las reformas podría considerarse una especie de traición. Por lo tanto, es probable que el legado de Francisco se asegure y se construya a partir de este 80%”.
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Subraya que esto no significa que su sucesor deba ser una copia. “No todos sus cardenales son como él. Hay diferencias, si nos fijamos en la personalidad, el carácter, los métodos o las prioridades. Un nuevo pontificado es a menudo una corrección del anterior. Se retoman los caminos existentes, pero también se indican nuevos caminos”.
Aunque en los cónclaves nada está escrito, desde siempre han sido impredecibles, por lo que Zwaenepoel tampoco da por descartada la batalla de los conservadores, a pesar de que los números no les favorecen.
La fracción que aboga por la estricta adhesión a la doctrina de la Iglesia y por trabajar con tarjeta verde o roja, tiene su motor en Estados Unidos, que se presenta a la elección con 10 votos, cuatro creados por Benedicto XVI.
Entre las figuras más prominentes se encuentra el conservador Timothy Michael Dolan, arzobispo de Nueva York y aliado del presidente Donald Trump, y Raymond Leo Burke, uno de los críticos más acérrimos de Francisco, considerado el héroe de los católicos ultraconservadores estadounidenses.
El experto asegura que desde que Francisco asumió el cargo, en Estados Unidos no han parado las críticas a sus políticas. Incluso llegaron a acusarlo de “hereje”, “antipapa” y “Anticristo”.
Fue en esa parte del mundo en donde quedaron sepultadas propuestas para resolver temas como la readmisión de los divorciados en la comunión y la ordenación de mujeres diáconos.
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“Los estadounidenses no se atreven a presentar un candidato, porque hay una regla no escrita de que un estadounidense no puede convertirse en Papa. Porque en este caso no solo el hombre más poderoso del mundo sería un estadounidense, sino también el hombre más poderoso de la Iglesia católica”.
“Lo que sí está haciendo el grupo conservador es lobby entre los cardenales y las redes sociales están jugando un papel importante en la resistencia contra Francisco”.
Zwaenepoel le pone nombre y apellido a los 'papabile' y a las probables figuras de compromiso en el ala conservadora: el guineano arqui-conservador Robert Sarah, cuya desventaja es la edad, 79 años; el alemán Gerhard Ludwig Müller, el neerlandés Willem Jacobus Eijk, visto como quien podría llevar a la Iglesia en una dirección conservadora sin polarizar, y el húngaro Péter Erdo, el favorito indiscutible y la alternativa para construir puentes entre conservadores y progresistas.
Si bien el cónclave arrancará con los cardenales nombrados por Francisco formando una mayoría absoluta, el problema radica en que estos no se conocen entre sí y vienen de todas las partes del mundo, 72 países, de los cuales 55 cuentan con solo un voto. En el cónclave de 2013, los cardenales con derecho a voto provenían de 45 países.
“No se trata solo de si el nuevo Papa proviene del ala conservadora o progresista, sino también de si pertenece a la Iglesia de América del Norte, América del Sur, Europa, África o Asia, cada una con sus prioridades”.
“La comunicación entre los cardenales presentes no es evidente. Los ‘nuevos’ tampoco se han visto mucho entre ellos, en parte por la pandemia. Por eso no son evidentes las alianzas, ni los grupos para presentar a un candidato. Deben conocerse primero”.
Señala que, para muchos, el cónclave que comienza el miércoles es "el momento para Asia". Mientras la proporción de italianos se redujo a la mitad durante el último pontificado, la de los asiáticos aumentó de 10 a 23 cardenales.
Entre ellos destacan Charles Maung Bo de Birmania, los filipinos Luis Antonio Tagle y Pablo David; el surcoreano Lazarus You Heung-sik y el japonés Tarcisio Isao Kikuchi.
Después de un Papa argentino, la posibilidad de otro sudamericano es muy pequeña, en tanto que Europa es el único continente cuyo número de papables es menor al número de cardenales que no pueden participar por tener más de 80 años.
Otro elemento a considerar en el cónclave es si hay o no la necesidad de traer un poco de calma después del “intenso” pontificado de Francisco. Este elemento abre la puerta a un “papa de transición”, que podría tener nacionalidad italiana, edad avanzada y gozar de popularidad por su enfoque pastoral.
“En el colegio de cardenales se escucha la voz de que es hora de elegir nuevamente a un italiano después de un Papa polaco, alemán y argentino”, dice Zwaenepoel. El cardenal italiano Pietro Parolin figura como el sucesor lógico si la Iglesia quiere continuar la línea de Francisco.
Puede ser muy probable que el próximo Papa venga del grupo de cardenales que estuvieron involucrados en los sínodos de 2023 y 2024. Reflexionaron durante un mes en el Vaticano sobre el futuro de la iglesia. Representan 44% de los cardenales con derecho a voto, 60 en total. Entre ellos aparece el maltés Mario Grech, que tiene aparentes similitudes con el Papa San Juan XXIII.
La posibilidad de que el nuevo Papa provenga de la Curia Romana es baja. Este bloque está compuesto por 24 candidatos. El que tendría algún potencial es Robert Prevost, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, pero tiene la desventaja de haber nacido en Chicago.
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“Si la elección de un nuevo Papa se demora mucho, porque no hay una mayoría de dos tercios, se puede buscar un candidato de compromiso, uno aceptable tanto para el ala conservadora como para la progresista.
“La mayoría de los cardenales desean un cónclave de dos, como máximo tres días, para que el mundo exterior no tenga la sensación de que hay tensiones internas, o incluso divisiones entre los cardenales. En este caso, se presenta un candidato de compromiso, con el que tanto el ala conservadora como la progresista pueden avanzar”. En esta lista, aparece en lo alto Matteo Zuppi, llamado también el Bergoglio italiano.
Para Zwaenepoel, la participación de los cardenales italianos es menor en comparación con los cónclaves anteriores, asistirán 17, pero su influencia es notoria.
“La pregunta es,si están de acuerdo y apoyarán a un candidato, o si competirán entre ellos, socavando la oportunidad del otro. Es muy probable que haya una división”, apunta el investigador belga.
aov