Bruselas.— La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advierte que los populismos, en auge tanto en América Latina como en Europa, constituyen un “riesgo para la democracia”, y afirmó que, para no ser víctimas de los “cantos de sirena” de los populistas, América Latina debe reforzar y promover los sistemas democráticos, construir instituciones sólidas, aumentar la transparencia y ofrecer plataformas políticas fiables.
En entrevista exclusiva, por escrito, con el Grupo de Diarios América (GDA), en el marco de la cumbre Unión Europea-Celac la jefa del Ejecutivo comunitario fija como objetivos cerrar los acuerdos con México, Chile y Mercosur, al tiempo que habla sobre la lucha contra delincuencia transnacional y la competencia con Rusia y China en el mercado latinoamericano.
P. Más allá de lo que es de todos conocido, las obvias similitudes entre las regiones, ¿cuál es la razón última del intento de la Unión Europea de reactivar el diálogo político con los países de América Latina? ¿Las reservas estratégicas de América Latina? ¿La necesidad de aliados ante el deterioro del multilateralismo mundial y el riesgo de que la Unión Europea termine siendo una potencia mediana entre dos polos?
R. La Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe son socios naturales. Compartimos valores, nos enfrentamos a retos comunes y ambos priorizamos el desarrollo sostenible e integrador. Nuestras dos regiones albergan el mayor número de democracias.
Ambas defendemos el Estado de Derecho frente a la ley del más fuerte. Y la apertura y el multilateralismo frente al aislacionismo. Estas similitudes son algo que debemos cultivar, especialmente en el mundo geopolítico actual. Ya somos socios naturales, pero tenemos que convertirnos en socios preferentes. Por lo tanto, reviste la máxima importancia reforzar nuestra asociación, defender los valores que tenemos en gran estima y defender nuestra visión común de unas sociedades democráticas, libres y justas.
La Cumbre UE-CELAC marca un punto de inflexión en la relación entre nuestras dos regiones. Tenemos unos vínculos arraigados, pero queremos construir una asociación política y económica más sólida. El interés existe, en ambas partes. Esto ya quedó patente durante mi visita de junio a Brasil, Argentina, Chile y México, y sé que lo comparten muchos otros países de la región.
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Global Gateway, la estrategia de inversión de Europa para el mundo, impulsará esta asociación reforzada. La UE ya es el mayor inversor en la región y, durante mi visita de junio, anuncié que duplicaríamos, hasta alcanzar los 10 mil millones de euros, la financiación de la UE destinada a una agenda de inversiones de Global Gateway para los socios de América Latina y el Caribe. Esto se verá complementado por los Estados miembros de la UE y el sector privado.
En esta Cumbre presentaremos una lista de proyectos concretos para esta agenda de inversiones, desde la energía y el transporte limpios, el ámbito digital y la sanidad, hasta la educación y la investigación. Representan las prioridades en las que hemos decidido trabajar juntos para construir cadenas de suministro sólidas y diversas, crear puestos de trabajo de calidad a escala local y mejorar los medios de subsistencia de nuestras dos regiones.
Tampoco debemos olvidar los lazos humanos y culturales que unen a nuestras regiones. Son la base, no el techo, de lo que podemos hacer juntos. Queremos una asociación verdaderamente global, que incluya a nuestra sociedad civil.
P. Es cierto que cada país tiene su propio proceso, pero ¿por qué la UE avanza con mayor rapidez con Chile que con México? ¿Es una cuestión de voluntad política? Chile, que inició el proceso más tarde, alcanzó un acuerdo de principio en 2022, uno de los más completos y avanzados jamás negociados por la UE, en el que se abordan la igualdad de género y los sistemas alimentarios sostenibles, y que está en vías de firma. En cambio, en abril de 2018 se alcanzó un acuerdo de principio con México. Usted se encontraba en el Palacio Nacional y el presidente Andrés Manuel López Obrador no fijó una fecha precisa para la firma. Algunos diputados afirman que el acuerdo con México está obsoleto. Asimismo, siguen existiendo dudas en la UE sobre las reformas del presidente López Obrador: ¿está dispuesta la Comisión Europea a reabrir el acuerdo con México para equiparar su nivel al de Chile? ¿Espera cambios en la política mexicana? ¿Qué falta realmente?
Cada negociación lleva su propio ritmo, efectivamente. Como es habitual, la sustancia es más importante que la rapidez. Lo importante es que ambas partes muestren la voluntad política y la ambición necesarias para que las negociaciones lleguen a buen término. Chile y México fueron dos de nuestros acuerdos anteriores, de la década del 2000, y ahora estamos modernizando estos acuerdos y adaptándolos a los nuevos retos.
Ya hemos concluido nuestras negociaciones con Chile y firmaremos el Acuerdo Marco Avanzado más adelante en este año. Veo la misma voluntad por parte mexicana de concluir nuestras negociaciones, en particular tras mi reunión con el presidente López Obrador.
La Unión Europea es el tercer mayor socio comercial de México y su segundo mayor inversor. Hemos gozado de unas relaciones prósperas, especialmente desde el año 2000 con la puesta en marcha de nuestro Acuerdo Global UE-México y en 2008 con nuestra asociación estratégica. Pero podemos hacer mucho más. Por eso estamos modernizando nuestro Acuerdo, como lo hemos hecho con Chile.
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México cuenta con el marco institucional bilateral más sólido con la UE de América Latina. El Acuerdo UE-México modernizado seguirá reflejando nuestros valores compartidos: por ejemplo, la cooperación, la justicia social, el respeto de los derechos laborales, la protección del medio ambiente, la justicia social y el desarrollo sostenible.
Por lo tanto, esto es más que un acuerdo comercial: se trata de una plataforma de compromiso sobre retos futuros en el ámbito de nuestra asociación UE-México.
Cuando me reuní con el presidente López Obrador en junio, acordamos acelerar los trabajos sobre el Acuerdo modernizado UE-México, el cual queremos finalizar para finales de año. Este es nuestro objetivo común.
P. Hablemos francamente ¿ve un acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur que entre en vigor a más tardar en 2030? Desde que llegué a Bruselas como corresponsal en 1997, he tenido noticias del deseo de la Comisión Europea de llegar a un acuerdo con el Mercosur, pero la realidad es que no todos los Estados miembros comparten la visión de Bruselas; muchos no tienen interés en nuevos acuerdos de libre comercio, sobre todo con el Mercosur, al que consideran una amenaza para el sector agrícola europeo. Y desde América Latina, en cuanto Brasil asumió la presidencia del Mercosur, el gobierno brasileño criticó la desconfianza y las exigencias medioambientales de la UE. ¿En qué medida estos factores obstaculizan un acuerdo con el Mercosur?
R. Efectivamente, las negociaciones con el Mercosur llevan más de dos décadas en curso. Sin embargo, veo una clara voluntad política de ambas partes para celebrar el Acuerdo UE-Mercosur. Ahora hay una oportunidad real de llegar a la meta. El Acuerdo UE-Mercosur es, en primer lugar, un instrumento de cooperación y diálogo susceptible de sellar una alianza estratégica entre ambas regiones.
También es un poderoso motor de crecimiento económico. La UE ya es el primer socio comercial y de inversión del Mercosur, así como el mayor inversor extranjero en este mercado.
Con el Acuerdo UE-Mercosur podemos conseguir mucho más. Al eliminar los obstáculos al comercio, el Acuerdo nos ayudará a integrar y reforzar nuestras cadenas de valor. Se animará a nuestras industrias a innovar y a seguir siendo competitivas, juntas, en la escena mundial. La diversificación refuerza nuestra resiliencia, lo que nos fortalece a ambos para resistir las perturbaciones y evitar dependencias económicas perjudiciales. Fomentará un mejor entorno empresarial y facilitará la atracción de más inversión extranjera directa, creando más y mejores puestos de trabajo y ofreciendo prosperidad a nuestros ciudadanos.
Y desde luego, el Acuerdo UE-Mercosur es también una plataforma para abordar los retos comunes, desde la acción por el clima o la deforestación hasta el respeto de los derechos laborales.
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Sin duda hablaremos del Acuerdo UE-Mercosur en la Cumbre. Estamos dispuestos a escuchar las preocupaciones planteadas por el Mercosur con el fin de encontrar la manera más pragmática de abordarlas. Me comprometo personalmente a sellar este acuerdo, y con rapidez.
P. Lo que una vez era un problema lejano se está convirtiendo en uno muy cercano. Europol y el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) afirman que las organizaciones de delincuencia organizada de América Latina, como los cárteles mexicanos, suponen una amenaza para la seguridad de la UE. ¿Cómo hacer frente al reto? ¿Una estrategia «de mano dura» como la de Bukele en El Salvador podría ser la respuesta, o empujaría a los países latinoamericanos hacia regímenes autoritarios y nuevas violaciones de los derechos humanos? ¿Existe una falta de cooperación de México y América Latina en la lucha contra los cárteles y el tráfico de drogas desde la región a Europa?
R. La delincuencia organizada es solo un ejemplo de reto común en el que podemos ser mucho más eficaces afrontándolo juntos. Por lo tanto, nos comprometemos a intensificar nuestra cooperación con los socios de América Latina y el Caribe en la lucha contra la delincuencia organizada y el tráfico de drogas. Ya hemos tomado una serie de medidas importantes.
En primer lugar, mantenemos diálogos sobre estas cuestiones, de forma bilateral con Colombia o Perú, por ejemplo, o en un formato regional. La próxima reunión entre la UE y el Comité Latinoamericano de Seguridad Interior en otoño también permitirá intensificar el diálogo al respecto.
En segundo lugar, la UE ya está trabajando en términos operativos con los países de América Latina en diversos formatos entre los organismos policiales y las instituciones de justicia penal para luchar contra el tráfico de drogas, en particular con operaciones exitosas coordinadas a nivel internacional por Europol y Eurojust. Y esperamos que nuestra nueva Agencia de la Unión Europea sobre Drogas también desempeñe un papel internacional más importante.
Nuestras propuestas de celebrar acuerdos internacionales con Ecuador, Brasil, Bolivia, Perú y México para permitir el intercambio de datos personales con Europol también constituyen un avance hacia una mayor cooperación.
El refuerzo de la justicia y la seguridad, aunque respetando plenamente el Estado de Derecho, seguirá siendo un tema central de nuestra cooperación entre las dos regiones.
P. Ambas regiones se enfrentan al peligroso aumento del populismo, pero los contextos son diferentes. América Latina es la región más desigual del mundo, que sufre corrupción, violaciones de las libertades fundamentales, delincuencia, inseguridad y falta de acceso a la justicia, lo que es munición para las fuerzas autoritarias. ¿Está preocupada la UE por el auge de los gobiernos populistas en la región?
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R. Como usted ha señalado acertadamente, el populismo va en aumento en nuestras dos regiones, lo que supone un riesgo de deterioro de nuestras democracias. Y aunque los contextos son diferentes, los líderes democráticos a ambos lados del Atlántico tienen el deber de reforzar y proteger la democracia, construir instituciones sólidas, aumentar la transparencia y la rendición de cuentas y ofrecer plataformas políticas fiables a nuestros ciudadanos, de modo que no sean víctimas de los “cantos de sirena” de los populistas, que solo vuelven la vista atrás, rechazan el cambio y sacan provecho de los temores.
Se está produciendo un cambio. El cambio climático, el cambio tecnológico, todo esto está sucediendo y con rapidez. No podemos quedarnos sentados sin actuar. Podemos y debemos convertir estos cambios en oportunidades, sin dejar a nadie atrás. Así es como el mundo democrático produce resultados.
Necesitamos trabajar para garantizar que estas transiciones sean justas e inclusivas. Esto significa proteger a los ciudadanos de sus posibles impactos negativos proponiendo políticas sociales sólidas para reducir las disparidades socioeconómicas, promover la creación de empleo y garantizar el acceso a una educación y una asistencia sanitaria de calidad. Este esfuerzo constituye el núcleo de nuestra asociación con los países de América Latina y el Caribe y, sin duda, será sobre lo que conversaremos ampliamente durante nuestra Cumbre. Estudiaremos cómo Global Gateway puede apoyar mejor estos esfuerzos.
La segunda parte de nuestra respuesta debe ser mostrar que la democracia puede garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos. Esto significa reforzar nuestra lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción. Pero también es fundamental salvaguardar nuestro orden mundial y defender los principios del Derecho internacional, la soberanía y la integridad territorial, que están directamente relacionados con nuestra seguridad. Por esta razón la respuesta europea a la guerra de agresión de Rusia a Ucrania ha sido tan enérgica. La invasión rusa violó principios básicos del Derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, que los países europeos, latinoamericanos y caribeños tienen en gran estima.
P. ¿Y qué piensa de la creciente presencia de Rusia y China en América Latina? Han firmado acuerdos por valor de millones de dólares con varios países; con Bolivia acaban de firmar un acuerdo de cientos de miles de dólares a cambio de litio. ¿La UE se ha quedado rezagada?
R. No buscamos una relación exclusiva con nuestros socios. Entendemos su interés por diversificar las relaciones. Es una forma de aumentar la resiliencia y promover la seguridad económica. Corresponde a los países de América Latina y el Caribe evaluar qué es lo mejor para ellos y qué asociaciones están más en consonancia con sus valores, preferencias, intereses económicos y modelos de sociedad.
En un escenario de feroz competencia internacional y batalla de ofertas, debe prestarse especial atención a las consecuencias a largo plazo de determinadas propuestas, ya sea en el ámbito medioambiental, financiero o social, que pueden dar lugar a dependencias económicas potencialmente perjudiciales.
Por esta razón la oferta de Europa, a través de Global Gateway, es diferente. Se basa en la confianza, la transparencia y una asociación entre iguales.
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Las inversiones de Global Gateway van acompañadas de las normas medioambientales y sociales más exigentes, y con la máxima transparencia, sin condiciones.
También van acompañadas de cooperación no solo en proyectos, sino también en la puesta en común de tecnología y conocimientos. En la formación de los trabajadores locales para los puestos de trabajo del futuro. Y en el intercambio de buenas prácticas en la elaboración de políticas.
Por último, las inversiones de Global Gateway están diseñadas para beneficiar a las comunidades locales y crear cadenas de valor locales. Por ejemplo, en el ámbito de las materias primas fundamentales, realizaremos inversiones en toda la cadena de valor. Por lo tanto, no solo en la extracción, sino también en el desarrollo de capacidades locales para la transformación y la fabricación. Así es cómo se desarrollan industrias estratégicas sobre el terreno y se crean buenos puestos de trabajo a escala local.
En resumen, así es como Europa hace negocios. Por ejemplo, durante mi reciente visita de junio a la región, anuncié un fondo Global Gateway de 2 000 millones de euros para la producción de hidrógeno verde y la eficiencia energética en Brasil, un acuerdo sobre materias primas fundamentales en Argentina, un Fondo para el Hidrógeno Verde en Chile... y hay mucho, mucho más que anunciar en la Cumbre UE-Celac.
Nuestra oferta para la asociación entre las dos regiones respeta a las personas y al planeta y refuerza la paz y la prosperidad.