Roma. El dijo el domingo a más de un millón de jóvenes católicos en una misa de clausura de un encuentro de una semana con la próxima generación de fieles que ellos son “la señal de que un mundo diferente es posible” donde los conflictos pueden resolverse con diálogo, no con armas.

En su bendición de clausura del Jubileo de la Juventud, León recordó a los jóvenes de , y otros países en guerra que no pudieron unirse a su celebración.

“Estamos más cerca que nunca de los jóvenes que sufren los males más graves, causados por otros seres humanos”, dijo Leo. “Estamos con los jóvenes de Gaza. Estamos con los jóvenes de Ucrania, con los de todas las tierras ensangrentadas por la guerra”.

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Jóvenes hermanos y hermanas, ustedes son la señal de que un mundo diferente es posible. Un mundo de fraternidad y amistad, donde los conflictos no se resuelven con armas, sino con diálogo.

Los jóvenes acamparon en extensos campos al sureste de durante la noche tras asistir a una vigilia, también presidida por León XVI, quien fue trasladado en helicóptero desde la Ciudad del Vaticano. La celebración especial del Jubileo forma parte del Año Santo, que se espera que atraiga a 32 millones de personas al Vaticano para la centenaria peregrinación a la sede del catolicismo.

El dijo que estuvieron presentes más de un millón de jóvenes, junto con 7 mil sacerdotes y 450 obispos.

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Durante la homilía del domingo, Leo instó a los participantes a “difundir su entusiasmo y el testimonio de su fe” cuando regresen a sus hogares en unos 150 países.

"Aspiren a lo grande, a la santidad, dondequiera que estén", instó León a los jóvenes fieles. "No se conformen con menos. Entonces verán crecer la luz del Evangelio cada día, en ustedes y a su alrededor".

Leo recordó a la multitud que su próximo encuentro será durante la Jornada Mundial de la Juventud, programada del 3 al 8 de agosto de 2027, en Seúl, Corea del Sur.

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La semana ha sido una reunión alegre marcada por bandas de jóvenes cantando himnos mientras caminaban por calles adoquinadas, rezando el Rosario en las plazas y permaneciendo durante horas en el Circo Máximo para confesar sus pecados a que ofrecían el sacramento en una docena de idiomas.

Leo también compartió una noticia trágica el sábado: dos jóvenes que habían hecho la peregrinación a Roma habían muerto, uno al parecer de un paro cardíaco, mientras que un tercero estaba hospitalizado.

La lluvia caída durante la noche despertó a los fieles, pero no disminuyó su ánimo.

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“Al menos estábamos un poco abrigados, pero aun así nos mojamos un poco. Nos quedamos un poco afónicos. Hacía frío, pero nos despertamos con un sol y unas vistas preciosas”, dijo Soemil Ríos, de 20 años, de Puerto Rico. “A pesar de las dificultades, fue muy bonito y muy especial haber sido parte de este momento histórico”.

Sor Giulia De Luca, de Roma, reconoció que “despertar fue un poco duro”, pero que esperaba volver a ver al Papa.

Será muy bonito concluir una semana muy intensa juntos. Sin duda, muy divertida, pero también muy desafiante en muchos sentidos —dijo—.

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