El líder del Partido Conservador de Canadá, Pierre Poilievre, fue expulsado de su propio escaño en el Parlamento mientras, que el Partido Liberal del primer ministro Mark Carney ganó las elecciones federales de Canadá, según estimaciones publicadas el lunes por la Canadian Broadcasting Corporation.
La pérdida de su escaño por su distrito de Ottawa durante las elecciones del lunes culminó un sorprendente declive en la fortuna de Poilievre, quien hace solo unos meses parecía ser el favorito para convertirse en el próximo primer ministro de Canadá y llevar a los conservadores de regreso al poder por primera vez en una década antes de que la guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump con Canadá y las sugerencias de que debería convertirse en el estado 51 indignaran a los votantes y trastocaran la elección.
Poilievre, un político de carrera, hizo campaña con la misma actitud fanfarrona que Trump, incluso adoptando el lema "Canadá primero", inspirado en "Estados Unidos Primero" del mandatario estadounidense. Pero sus similitudes con Trump podrían haberle costado a él y a su partido las elecciones del lunes.
Después del cierre de las urnas, se pronosticaba que los progresistas ganarían más escaños que el Partido Conservador en el Parlamento de 343 bancas, aunque de momento se desconoce si obtendrían una mayoría absoluta —al menos 172—, o si necesitarían depender de uno o más partidos menores para formar un gobierno y poder aprobar proyectos de ley.
Los progresistas parecían encaminarse a una derrota aplastante hasta que el presidente estadounidense comenzó a atacar la economía de Canadá y amenazar su soberanía, insinuando que debería convertirse en el estado 51 de Estados Unidos. Las acciones de Trump enfurecieron a los canadienses y avivaron un incremento del nacionalismo que ayudó a los progresistas a cambiar el discurso de la campaña electoral y ganar un cuarto mandato consecutivo.
Carney destaca la importancia de la unidad de los ciudadanos canadienses ante amenazas de EU
En un discurso de victoria ante sus seguidores en Ottawa, Carney destacó la importancia de la unidad canadiense frente a las amenazas de Washington. También dijo que el sistema mutuamente beneficioso que Canadá y Estados Unidos habían compartido desde la II Guerra Mundial había terminado.
"Estamos superando el shock de la traición estadounidense, pero nunca debemos olvidar las lecciones", dijo.
"Como llevo advirtiendo durante meses, Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país", dijo Carney. "Estas no son amenazas vacías. El presidente Trump está tratando de quebrarnos para que Estados Unidos pueda poseernos. Eso nunca... jamás sucederá. Pero también debemos reconocer la realidad de que nuestro mundo ha cambiado fundamentalmente".

Una derrota para los conservadores
Poilievre esperaba convertir la elección en un referéndum sobre el gobierno del ex primer ministro Justin Trudeau, cuya popularidad disminuyó hacia el final de su década en el poder a medida que los precios de los alimentos y la vivienda aumentaban.
Pero Trump atacó, Trudeau renunció y Carney —que fue presidente del Banco Central de Canadá y del de Inglaterra— se convirtió en el líder del progresista Partido Liberal y primer ministro.
En un discurso concediendo la derrota y con su propio escaño en la Cámara de los Comunes aún en duda, Poilievre prometió seguir luchando por los canadienses.
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"Somos conscientes de que aún no hemos cruzado la línea de meta", dijo Poilievre a sus seguidores en Ottawa. "Sabemos que se necesita un cambio, pero el cambio es difícil de lograr. Toma tiempo. Requiere trabajo. Y por eso tenemos que aprender las lecciones de esta noche, para que podamos tener un resultado aún mejor la próxima vez que los canadienses decidan el futuro del país".
Incluso mientras los canadienses lidiaban con las secuelas de un ataque mortal en una feria callejera de Vancouver el fin de semana, Trump los provocó en su jornada electoral, insinuando en redes sociales que el nombre de él estaba en la papeleta y repitiendo que Canadá debería convertirse en el estado 51 del país. También afirmó erróneamente que Estados Unidos subsidia a los canadienses cuando escribió: "¡No tiene sentido a menos que Canadá sea un estado!".
La beligerancia de Trump ha enfurecido a los canadienses, por lo que muchos cancelaron sus vacaciones en Estados Unidos, se niegan a comprar productos estadounidenses y muchos de ellos incluso emitieron su voto antes de la jornada electoral. Una cifra sin precedentes de 7,3 millones de canadienses lo hicieron así.
Mientras Poilievre y su esposa depositaban su voto en su distrito de Ottawa, el aspirante conservador les rogó a los electores: “Salgan a votar... por un cambio”. Sin embargo, después de llevar a cabo una campaña al estilo de Trump durante semanas, sus similitudes con el gobernante estadounidense podrían haberle costado caro.
Reid Warren, un residente de Toronto, indicó que votó por los liberales porque Poilievre "me suena como un mini-Trump". Y dijo que los aranceles de Trump le preocupan.
"Es genial que los canadienses se unan ante todos los ataques que se nos han lanzado desde Estados Unidos, pero (dichos ataques) definitivamente han creado algo de turbulencia, eso seguro", declaró.
El historiador canadiense Robert Bothwell observó que Poilievre apeló al "mismo sentido de agravio" que Trump, pero a la larga ello le salió caro ante los votantes.
"Los progresistas deberían pagarle", añadió Bothwell, refiriéndose al presidente estadounidense. “El hablar al estilo de Trump no es bueno para los conservadores”.

Progresistas lideran un cuarto mandato consecutivo
Con el triunfo de Carney, el partido en el gobierno superó un gran obstáculo al ganar un cuarto mandato consecutivo, pero le espera una tarea intimidante.
Si no logra una mayoría en el Parlamento, podría necesitar depender del partido que ocupó el tercer sitio, el Bloc Québécois, para permanecer en el poder y aprobar proyectos de ley. El Bloc es un partido separatista de la provincia francófona de Quebec que intenta que esta se independice de Canadá. El partido de Trudeau se apoyó en los Nuevos Demócratas para permanecer en el poder durante cuatro años, pero el partido progresista perdió escaños en esta elección y su líder, Jagmeet Singh, dijo que renunciaba después de ocho años al mando.
"Este es un regreso dramático, pero si los progresistas no pueden ganar una mayoría de escaños, la incertidumbre política en un nuevo Parlamento minoritario podría complicarles las cosas", dijo Daniel Béland, profesor de ciencias políticas de la Universidad McGill.
La política exterior no había sido un tema tan importante en los comicios de Canadá desde 1988, cuando, irónicamente, el libre comercio con Estados Unidos era el tema predominante.
Además de la guerra comercial con Washington y la fría relación con Trump, Canadá está lidiando con una crisis en el costo de la vida. Y más del 75% de sus exportaciones van a los estadounidenses, por lo que la amenaza arancelaria de Trump y su deseo de que las automotrices norteamericanas trasladen su producción desde Canadá a Estados Unidos podría ser un duro golpe para la economía canadiense.
Durante la campaña, Carney prometió que cada dólar que el gobierno recaude de los aranceles de represalia a productos estadounidenses se destinará a los trabajadores canadienses que se vean afectados negativamente por la guerra comercial. También dijo que planea mantener la atención médica dental, ofrecer un recorte de impuestos a la clase media, volver a hacer que la inmigración esté a niveles sostenibles y aumentar la financiación a la emisora pública de Canadá, la Canadian Broadcasting Corporation.
sg/mcc