Roma.— “El llamado Tercer Mundo debe determinar las prioridades del nuevo pontificado”, señala, en entrevista con EL UNIVERSAL, el padre Sergio Tapia Velasco, sacerdote mexicano del Opus Dei, docente de la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y profesor asociado de Retórica, Antropología, Oratoria y Dialéctica.

Tapia admite que “se requiere una renovación, pero no una revolución” en la Iglesia. Más allá de la región de la que provenga el Papa que saldrá electo del cónclave que inicia este miércoles en el , el mexicano considera que tendrá “que prestar atención a los lugares donde la fe está creciendo”, como Asia o África, y “reafirmar la unidad de la Iglesia católica”. El actual rector del Colegio Eclesiástico Internacional, que prepara a 80 seminaristas de 25 países y 54 diócesis, dice que “no sería una sorpresa que el nuevo Pontífice pueda provenir de Asia o África”.

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¿Qué espera la Iglesia católica y, en particular, la mexicana del nuevo Papa?

—Lo que esperamos ahora es tener un pastor que confirme la unidad de la Iglesia en su conjunto. No creo que la mexicana tenga una esperanza distinta a la del resto del mundo. Creo que después de 12 años de un Papa latinoamericano, a los mexicanos nos gustaría volver a sentir un Papa tan cercano al país como lo estuvo Francisco, que, así como Benedicto XVI y Juan Pablo II, también nos visitó.

Los llamados progresistas parecen ser la mayoría en este cónclave. ¿Esto podría significar la continuidad de la línea pastoral y diplomática del papa Francisco?

—Esta división es claramente política y, en mi opinión, no refleja los planteamientos de la Iglesia, pero también cabría decir que este cónclave es muy particular: los electores son 133, 108 de ellos los nombró cardenales Francisco y la gran mayoría nunca antes habían asistido a un cónclave. Me parecería muy, pero muy extraño que pudieran darle la espalda a la línea pastoral y diplomática del Papa argentino o bien que propusieran un cambio radical o detuvieran el proceso de apertura de la Iglesia, obra, en gran parte, de Francisco.

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El ala conservadora pide una renovación, pero no una revolución.

—Estoy totalmente de acuerdo. Son palabras justas en el sentido de que la revolución es un cambio total que niega el pasado y esto no es posible en una Iglesia fundada por Jesucristo hace más de 2 mil años. Por lo que toca a la doctrina que transmitió a los apóstoles, sigue siendo la misma, pero la manera de explicarla debe cambiar, se debe adaptar el lenguaje y los modos de transmitirla.

La comunión a los divorciados y la bendición que otorgó Francisco a la comunidad gay, católicos siempre marginados, son temas que siguen creando problemas, sobre todo en el ala conservadora. ¿Qué nos puede decir al respecto?

—Pienso que algunas de las dificultades en este terreno son causadas por malas interpretaciones y exageraciones. no sólo de los conservadores. Hay personas que pretenden que la Iglesia bendiga cualquier cosa, aunque no tenga nada que ver con la doctrina, lo cual es imposible. También es una exageración y completamente injusto decir que estas personas están completamente fuera de la Iglesia. El mensaje de salvación de Cristo es para todos, hasta para las personas más pecadoras.

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En su opinión, ¿sería positivo para la Iglesia el regreso de un papa italiano? El cardenal Parolin parece ser el candidato a vencer.

—El bloque de los cardenales italianos es muy fuerte; son 19 entre 133. No me extrañaría que ellos buscaran el regreso de un Papa italiano. A mí no me parece un problema o un paso hacia atrás que pueda elegirse un Papa italiano; lo vería más bien como una sana alternancia después de tres Papas de otros países. Sin embargo, el papa Francisco quiso nombrar cardenales a prelados de tierras periféricas, donde la Iglesia está creciendo, particularmente en Asia y África. Ello podría comportar que el Papa pudiera llegar de alguno de esos continentes.

¿A usted en lo personal qué cardenal le gustaría que fuera elegido Papa?

—A mí me gustaría mucho, de manera personal y sin hacer previsiones, el cardenal Pierbattista Pizzaballa (italiano y actual patriarca latino de Jerusalén), porque en mi opinión cuenta con las características para ser un buen Papa, pero es muy joven, tiene 60 años, y esto plantea problemas. Sin embargo, no hay que olvidar que Juan Pablo II fue elegido con 58 años, creo. Su pontificado fue lógicamente muy largo y esto comporta riesgos, pero un Papa joven podría renunciar como lo hizo Benedicto XVI.

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La Iglesia europea pesa mucho menos en este cónclave; esto puede determinar que la Iglesia del llamado Tercer Mundo pueda diseñar el perfil del nuevo Papa y sus prioridades

—Ese llamado Tercer Mundo debe determinar las prioridades del nuevo pontificado, porque es donde está la mayoría de los católicos. No perdamos de vista que los dos países con más católicos en el mundo siguen siendo Brasil y México, con atrás las Filipinas y EU, por tanto latino que vive en ese país. Las Iglesias de América, Asia y África son las Iglesias mayoritarias y por ello el Papa, venga de donde venga, tiene que prestar atención a lugares donde la fe crece, sin olvidar que hoy la tierra de misión es Europa.

Después del pontificado del papa Bergoglio, ¿cómo entrará la Iglesia latinoamericana en este cónclave, más fuerte o debilitada?

—Pienso que entra con debilidad, porque ni los gestos ni el modo de hablar del papa Francisco extrañaron a los latinoamericanos, pero no todos son así en la Iglesia. Hay personas que están muy ligadas a las formas y en ese sentido creo que sería muy difícil que se volviera a elegir a un Papa latinoamericano. En esta ocasión el Papa podría venir de Asia o Europa.

Trump propuso al cardenal de Nueva York, que es estadounidense. Y que yo sepa, nunca en la historia del Vaticano ha habido un Papa de ese país. ¿Qué piensa al respecto?

—El cardenal Timothy Dolan es un gran pastor, pero de inmediato se distanció de Trump. De hecho, le llamó la atención diciéndole “no se juega con estos símbolos” [cuando se publicó la imagen de Trump como Papa]. Siempre ha habido influjo del imperio, llamémoslo así, en la elección de los Papas. Siempre se han movido en favor de alguien, pero no creo que los cardenales pudieran elegir al cardenal Dolan porque Trump lo sugirió. Si lo eligen sería porque ha sido un hombre que desde que fue rector del seminario norteamericano de Roma demostró ser un gran pastor abierto y un gran comunicador.

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